Los partidos políticos son necesarios para la buena salud de la República, pero están podridos, justamente por eso es que la República marcha mal. ¿Por qué se pudrieron? Porque el régimen que emergió del 88 y se potenció en el 97 se corrompió; la división de poderes no pudo rendir los frutos que se esperaban y la cámara de diputados, con sus Barones, terminó corrompiendo el presupuesto público de los estados y municipios.
A partir del 2006, cargados de culpa por una elección en la que los poderes fácticos y el dinero privado definió al nuevo presidente, el régimen decidió irresponsable y tramposamente trasladar cantidades enormes de recursos públicos a los partidos políticos, empoderando a una casta de enanos que terminaron de podrir todo.
Los gobernadores en su mayoría no supieron, o no quisieron, aprovechar positivamente la autonomía y libertad que obtuvieron sin esfuerzo en el 2000, y más bien, se convirtieron en la 5ta esencia de la corrupción, casos que lo ejemplifican sobran en estos días y en nuestro estado tenemos en Kiko a un referente típico de esta penosa situación. Por eso tenemos la urgencia de un cambio de régimen que construyamos los ciudadanos aprovechando este re-empoderamiento, bajo esta premisa, debemos actuar a nivel local, no se puede hacer desde los partidos porque están deslegitimados y son inoperantes para ello, se tiene que hacer desde la organización ciudadana.
Tenemos que construir la plataforma de aterrizaje que permita a este despertar ciudadano establecer una nueva forma de gobierno, en la que el poder sea fiscalizable y esté limitado por conductas éticas, que de violarse, exista castigo posible y ejemplar. Que construya un estado de derecho que permita la igualdad en cuanto al acceso pronto y expedito del ciudadano a la justicia. Una nueva forma de gobierno que rompa de tajo las relaciones corruptas entre empresarios sexenales y gobernantes ávidos de lujos y riqueza. Una nueva forma de gobernar marcada por la frugalidad y el celo en el control presupuestal, que empodere al mérito y las conductas probas, no a la complicidad y la corrupción.
En 1989 esa plataforma la constituyo el PAN, y tuvo 9 años de glorias democráticas y administrativas: la nueva credencial con fotografía; la fundación del IEE ciudadanizado; una reforma política que potenciaba la deliberación democrática en la cámara; la creación de la comisión estatal de los derechos humanos; la exitosa reestructuración económica y administrativa de la comisión estatal del agua; la automatización del pago de los derechos y servicios.
Solo 9 años duro el sueño democrático, insuficientes para consolidarnos como ejemplo nacional. A la muerte de Don Héctor Terán todo se fue a la mierda. Al poder estatal llegó González Alcocer, panista de cepa que presumía de una pureza que resultó más falsa que la que se vivía en el castillo de la pureza de Ripstein, y terminó en moches y diezmos que alcanzaron al mismo gobernador. Aún con esas, y sin competencia legitimada, repitieron con otro panista de la vieja guardia, Elorduy, sin prosapia azul, pero con credenciales incuestionables, un rebelde temprano del Priismo familiar, un exitoso heredero de empresas cachanillas, pero la descomposición siguió profundizándose. Aquel sexenio terminó con el narco sentado en la oficina del procurador; con un gobernador asociado con transnacionales como Sempra en su asentamiento bajacaliforniano; tomando por asalto a la entonces contaduría mayor de Hacienda para asegurar la opacidad en la fiscalización de sus cuentas por parte de un congreso rebelde; enjuiciando con el contubernio priista al poder judicial del estado, para intentar apropiárselo. Después llegó un burócrata del neo panismo, tan gris, tan gris, que no hay nada que criticarle ni festejarle, si acaso, el seguir alimentando a una nueva clase empresarial alineada a los intereses panistas como contraprestación a los negocios otorgados al amparo del poder.
Ése es el estado de las cosas que tiene a los bajacalifornianos marchando. ¿Qué es lo que vamos a construir con ese malestar ciudadano? Depende de nosotros después de la marcha.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com