El Parlamento de Corea del Sur votó este viernes, con más de dos tercios de los votos, a favor someter a la presidenta del país, Park Geun-hye, a un “impeachment” o juicio político por un escándalo de corrupción, con lo que suspendió sus poderes.
La moción salió adelante con el voto a favor de 234 legisladores -incluyendo algunos del partido gobernante Saenuri, que votaron en contra de la mandataria-, por encima de los 200 que eran necesarios para abrir formalmente el proceso, según la agencia de noticias local Yonhap.
El “sí” al proceso de destitución ganó con 234 papeletas a favor, 56 en contra, 7 votos nulos y 2 abstenciones, poco más de una hora después de comenzar la sesión en la que votaron 299 de los 300 representantes de la cámara baja.
La aprobación del texto implica que el primer ministro, Hwang Kyo Ahn, pasa a asumir la Presidencia en funciones. Además, el Tribunal Constitucional tiene ahora seis meses para revisar la legalidad del “impeachment”.
Hwang, un antiguo fiscal, nunca ha sido elegido en las urnas, pero deberá afrontar desafíos como el programa militar norcoreano, la presión china contra el escudo antimisiles estadounidense THAAD que Corea del Sur tiene previsto desplegar en su territorio o el auge mundial del proteccionismo.
La presidenta presuntamente era influida en asuntos oficiales por una amiga ajena a su administración, de nombre Choi Soon Sil, y ya imputada por tráfico de influencias.
Soon Sil obtuvo cerca de 70 millones de dólares en “donaciones” de algunas de los principales conglomerados del país. Aunque ese dinero tenía en teoría como destino dos fundaciones sin ánimo de lucro que ella dirigía, Choi está acusada de haberse quedado una parte.
En una declaración inmediata después de la votación, Park pidió disculpas por haber “creado este caos nacional con mis descuidos”, pero no reconoció haber cometido falta alguna.
Durante los últimos fines de semana, desde hace dos meses, los ciudadanos se han lanzado a las calles en manifestaciones masivas para exigir la marcha de la jefa de Estado. El pasado sábado en Seúl, según los organizadores, participaron en la concentración 1,7 millones de personas, que llegaron hasta pocos metros de la Casa Azul, la residencia presidencial.