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martes, octubre 8, 2024
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“No vine a ser servido, vine a servir”: Arzobispo Francisco Moreno Barrón

En Tijuana, dijo, pugnará por una Arquidiócesis migrante y una Iglesia de puertas abiertas. Del robo que fue objeto a los días de su llegada, le sirvió de reflexión: “pensé en tanta gente que sufre asaltos, robos; me enfoqué más bien en ellos, pensando si yo podría hacer algo durante mi estancia en esta Arquidiócesis para contribuir que esto pudiera disminuir”. Sobre la actualidad pública, sentenció, “a los gobernantes corruptos hay que pedirles cuentas”

Proveniente de Tlaxcala, uno de los cinco estados “más pacíficos de acuerdo al Índice de Paz en México 2016”, el Arzobispo Francisco Moreno Barrón arribó a tierras tijuanenses el 14 de agosto. A los seis días fue víctima de la violencia en una ciudad donde se contabilizan más de 820 crímenes este año.

Después de ello, al Arzobispo le ofrecieron escoltarlo. Lo rechazó y fue tajante: “la seguridad me la da la gente. No me gusta tener ningún obstáculo para que ellos se acerquen a mí”.

Monseñor Moreno Barrón reflexiona en entrevista para ZETA: “no vine a ser servido, vine a servir. Para mí será siempre una alegría dar mi aporte para la construcción de una mejor arquidiócesis y una mejor sociedad en Tijuana”.

Dice que como Obispo está abierto a todos, incluso a los que piensan diferente, tanto en sus relaciones personales como en su sexualidad, pero advirtió: “No quieran que nos callemos porque no vamos a dejar de anunciar lo que dice el evangelio”.

Reconoce que ser un “discípulo de Jesús” no es una posición cómoda y añade: “los sacerdotes tienen un gran compromiso. La gente en general nos quiere ver más al alcance, nos quiere gente sencilla, de servicio, que inspire confianza para que estén dispuestos a recibir el mensaje que nosotros queremos comunicar del evangelio”.

Añade que en Tijuana luchará por una Arquidiócesis migrante y una Iglesia de puertas abiertas.

 

Inseguridad, descomposición social en México 

A cuatro meses de su estancia en Tijuana, Moreno Barrón señaló haber encontrado mucha gente con una actitud abierta, sencilla, con expectativas, anhelos y dispuestas a colaborar.

Monseñor Francisco Moreno Barron.- Arzobispo de la Arquidiocesis de Tijuana

“Estoy muy contento. Dispuesto a servir desde el día de mi llegada”, dijo.

Aunque la felicidad se empañó con el hurto en su residencia en Lomas de Agua Caliente, sin embargo, el Arzobispo apuntó: “No le quise dar demasiada importancia, pero sí me hizo reflexionar sobre lo que estaba sucediendo en esta ciudad, es decir, pensé en tanta gente que sufre asaltos, robos; me enfoque más bien en ellos, pensando si yo podría hacer algo durante mi estancia en esta arquidiócesis para contribuir que esto pudiera disminuir”.

Señaló que cuando arribó a Tijuana, autoridades le ofrecieron dispositivos de seguridad, pero que rechazó en ese momento. “Nunca he traído escoltas, cuando llegué anduvieron conmigo unas personas, pero yo no me daba cuenta. En algún momento me las ofrecieron, pero yo les manifesté que me siento más cómodo de moverme con completa libertad, sin que me condicionen, y eso me permite estar en medio del pueblo y de la comunidad como uno más en el sentido de cercanía y disposición para servir. Más bien lamento que haya grupos que quisieran tener un contacto más cercano, una oportunidad de estar conmigo, pero por la dinámica, el horario, no se ha podido; pero desde mi corazón sacerdotal estoy para todos sin excepción”.

De entrada el Arzobispo desconocía los índices de inseguridad por los que atraviesa Tijuana, dice que se entera de las malas noticias, tanto por los medios de comunicación como por sus feligreses.

“He recibido algunas experiencias directas de personas que se han visto afectadas, sobre todo familiares cercanos a la víctimas, esto me ha permitido acercarme a esta realidad de Tijuana; en otro aspecto me parece que sí está muy acentuada la violencia, pero veo también que hay muchos signos de esperanza. Sería muy importante preguntarnos cuál es la causa, la raíz profunda de la delincuencia para entonces dar respuestas objetivas y hacer lo conducente. La violencia condiciona mucho la vida de la gente, porque necesitan desplazarse a distintas horas, necesitamos que se den las condiciones de seguridad para que todos puedan disfrutar de la ciudad, necesitamos quitarle los aspectos negativos porque también hay que resaltar”.

El Arzobispo Moreno Barrón señala que en México hay una descomposición social que se acentúa en algunos lugares, sin embargo, no se justifica, por lo que incita a las autoridades a darle una solución. “En el fondo es una expresión de egoísmo porque el hombre moderno se busca a asimismo. Hemos perdido la conciencia de que somos seres en camino y que vamos de paso en el mundo, incluso más allá de la muerte. La familia, si se ve dañada hacia adentro, no puede cultivar esos valores que contrarresten estas expresiones de violencia que vivimos”, expresó.

El representante de la iglesia católica señaló que la muerte de una persona es causa de indignación, y ante la ola delictiva en todo país da la impresión de que “a veces nos acostumbramos y eso nos puede llevar a una sociedad en decadencia”.

“No nos podemos acostumbrar a la desgracia de nuestros hermanos y mucho menos a que mueran con o sin causa. Cada persona somos nosotros, en realidad nos estamos matando a nosotros mismos, éste no es el camino para salir adelante en las necesidades más urgentes”.

 

“Somos una arquidiócesis migrante”

De los primeros actos que realizó Monseñor Moreno Barrón fue frente al muro que divide México y Estados, se le denominó “El Arzobispo de los Migrantes”.

“Esto significa para mí una gran responsabilidad porque más allá de discursos tenemos que dar paso a acciones solidarias con ellos. Estamos promoviendo en la arquidiócesis de la toma de conciencia de que Tijuana como pueblo es una comunidad migrante, somos una arquidiócesis migrante, esto tiene que ser motivo de orgullo, no es algo que debamos ocultar o disfrazar, es la oportunidad para afirmar nuestra identidad.

Monseñor Francisco Moreno Barron.- Arzobispo de la Arquidiocesis de Tijuana

Sobre el fenómeno de migrantes extranjeros, el Arzobispo de Tijuana señaló que el problema se ha desbordado, por lo que incitó a autoridades, instituciones y comunidad en general a “organizarnos de manera más eficaz”.

“Tijuana es un pueblo acogedor que no le gusta ver el sufrimiento a los demás. Somos migrantes, ser migrantes es hacernos ricos con identidad”.

 

Sacerdotes acusados de abuso, en la mira

Antes de la llegada de Moreno Barrón siete sacerdotes fueron suspendidos y separados de sus iglesias por investigaciones de abuso sexual a menores, al ser cuestionado sobre los hechos el Arzobispo respondió:

“A mi llegada me encontré con esta realidad conocida en la comunidad. En realidad yo hago en este sentido lo que me pide la congregación de la Doctrina de la Fe en Roma o del Clero. No me ha tocado una participación directa en los hechos, sin embargo, yo asumo mi responsabilidad porque estoy al frente de toda la arquidiócesis y estoy dando el cauce en lo que me compete”.

Sobre el caso del padre Jeffrey David Newell, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Encarnación en Camino Verde, denunciado también por abuso sexual en Los Ángeles, California, mencionó que el caso fue resuelto por la Doctrina de la Fe, quien decidió que continuara ejerciendo el ministerio.

“Pero ese caso es muy singular porque él no está incardinado a la Arquidiócesis de Tijuana, sino a la Arquidiócesis de Los Ángeles”.

Monseñor Moreno Barrón mencionó que con las víctimas de los presuntos sacerdotes pederastas ha habido acercamiento, por lo que no será un tema olvidado y repite “asumo mi responsabilidad”.

 

“Una Iglesia cercana sin etiquetar a nadie”

El Segundo Arzobispo de Tijuana señala que para recuperar a los feligreses hay que crear una iglesia de puertas abiertas “para que muchos puedan entrar en ella, para ir al encuentro de muchos hermanos y esto tiene una clave: la cercanía, la actitud de servicio; pues eso es muy valorado en la comunidad”.

Sin embargo, el 10 de septiembre, el representante de la Iglesia Católica se unió a los organizadores de la marcha “México Unido por la Familia Tijuana”, quienes manifestaban su inconformidad por el matrimonio igualitario.

Cuando se le cuestiona lo anterior, se acomoda en su silla y dice:

“La Arquidiócesis de Tijuana quiere ser una iglesia abierta sin etiquetar a nadie, de manera que se sientan muy cómodos en ella, independiente de su situación particular; claro que la Iglesia siempre tendrá que anunciar el evangelio, siempre tendrá que ser fiel a su doctrina y principio, pero eso no implica que rechace a una persona o un grupo que piensa de manera diferente

Monseñor Francisco Moreno Barron.- Arzobispo de la Arquidiocesis de Tijuana

“La Iglesia en este sentido tiene el derecho y el deber y anunciar el evangelio y valores al hombre de hoy, si no los acoge o no los recibe no los condenamos de ninguna manera, hay que partir de la dignidad de cada persona, todos somos valiosos, tenemos la misma dignidad por haber salido de las manos de Dios, y en ese sentido tenemos que cuidar la propia dignidad. Fuimos creados como personas libres, la Iglesia enseña lo que Dios tiene en su plan de amor y salvación para nosotros, pero si alguien no quiere acoger las palabras, no tenemos derecho de imponerle, exigirle. Por otro lado tampoco es bueno que a la Iglesia se le quiera tapar la boca. Que la Iglesia se le limite en su enseñanza, doctrina, valores. No las debemos rechazar de ninguna manera, pero si estas personas quieren vivir de otra forma, la Iglesia les seguirá insistiendo cuál es el plan de Dios a que están llamadas a ellas y prepáralas en su decisión que tomen”.

Monseñor Moreno Barrón incitó a que la autoridad escuche las voces de “quienes piensan distinto”

“Que la autoridad los escuche, que legisle a la condición de ellos, que legisle para ellos de acuerdo a su condición particular, no necesariamente tenemos que hablar de la palabra matrimonio cuando la ley muy bien puede  hacerlos que gocen de sus derechos, que puedan hacer sus contratos, que tengan los beneficios sociales que requieren, y el termino no necesariamente tiene que ser matrimonio, yo creo que en el fondo de todo lo que se ha suscitado es eso, llamarle o no llamarle matrimonio a estas formas de contrato y de  convivencia, tampoco tengo un nombre que aportar o decir; no me toca.

“Yo les respeto, aunque piensen de manera distinta, hoy es tiempo para tender puentes para unirnos y contribuir junto a la construcción una mejor sociedad, la religión por lo tanto, lejos de confrontarnos tiene que ser un punto de encuentro para ver cómo vamos a colaborar en la edificación de una mejor sociedad, y todos los grupos también se tienen que sumar”, puntualizó.

 

“A los gobernantes corruptos hay que pedirles cuentas”

En política, Moreno Barrón no se inmiscuye y es parco en sus declaraciones, aunque manifiesta que a los gobernadores corruptos “hay que pedirles cuentas”.

“El poder es un servicio y ellos fueron llamados a ser servidores de su pueblo, no a servirse del pueblo, por lo tanto deben tener un pago proporcionando a su trabajo político, pero esos sueldos jamás permitirán hacer patrimonios tan jugosos. Es bueno que cada vez la comunidad manifieste su deseo y su exigencia de tener servidores públicos políticos con sentido de servicio y que puedan pedirles cuentas a cada uno”.

Sobre los ataques a la libertad de expresión en México, tanto en campañas negras incitadas por los gobiernos o ser víctimas de la violencia por grupos delictivos, el clérigo opinó:

“Creo que los medios de comunicación deben tener la libertad de publicar su información, sus noticias y deben tener las garantías que permitan desempeñar este noble trabajo. Necesitamos comunicadores que hablen con la verdad, que no vean como un negocio la comunicación, que vean su trabajo como una manera de contribuir a una mejor sociedad. Tenemos que llegar al equilibrio, que el comunicador viva muy profesionalmente de su trabajo y que la comunidad social y las instituciones respalden este servicio honesto fundado en la verdad”, culminó.

Autor(a)

Patricia Tamayo Meléndez
Patricia Tamayo Meléndez
Egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Regiomontana. Colaboradora de Semanario ZETA desde 1997. Se ha desempeñado como reportera y editora web.
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