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martes, octubre 1, 2024
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¿En manos de quien debe estar la seguridad pública?

Uno de los temas del debate nacional sigue siendo si deben las fuerzas armadas hacerse cargo de la seguridad pública del país. El tema lo resolvió el propio secretario de la Defensa, en su entrevista a varios reporteros, cuando dijo que, ¡ellos, los militares, no estudiaron para combatir narcos! Tiene razón.

La capacitación a los soldados no tiene nada que ver con la seguridad pública y la que reciben los oficiales en cualquiera de los planteles militares, se versa en otras materias, porque no estudian para policía; porque no tienen las habilidades para perseguir delincuentes; porque desconocen las leyes civiles; porque en su filosofía la tropa es totalmente disciplinada a las órdenes de sus oficiales y no discuten éstas; porque desconocen los trabajos de  investigación y sobre todo, porque están capacitados para disparar a matar si no se les obedece.

Por mi anterior articulo recibí muchas opiniones a favor del ejército, básicamente por el repudio que hay en contra de los políticos. Tienen razón en lo que critican y tienen razón en reconocer el esfuerzo de las fuerzas armadas. Yo reconozco y alabo esa participación. Pero ése no es el punto. El tema es de diseño constitucional. ¿Queremos ser un estado militarizado, donde los que manden sean las fuerzas armadas; donde las libertades no importen y sean violadas en aras de la seguridad del estado? Ése es el punto.

Yo reconozco que se debe trabajar una legislación de transición que evite que nuestros soldados se sientan desprotegidos en su actividad extraordinaria como policía. Pero no que les dé toda la responsabilidad. Dice el Secretario de la Defensa que otros de los problemas del país es el nuevo sistema penal, ya que debido a él dejan los jueces libres a los delincuentes. Yo siempre estuve en contra, pero, a pesar de las protestas, el PRI y PAN impulsaron este modelo que nos impusieron los norteamericanos, sin importar que se les demostró cómo fallo en Chile, en Guatemala y en el Salvador.

Sin embargo, es ley vigente y hay que respetarla. Cierto requiere mucha capacitación a los policías, para que cuando detengan a una persona no lo hagan violando sus derechos. Pero si los policías que están siendo capacitados para ello, no la aplican, ¿si lo podrán hacer los militares que la desconocen? Por eso los jueces dejan libres a los delincuentes, porque los detienen sin orden de aprehensión, porque entran a sus casas sin orden de cateo, porque cuando los detiene no les explican sus derechos y no le permiten tener un abogado desde su primera declaración y porque no investigan y quieren a través de la tortura obtener información para demostrar que es culpable.

Si es una lata observar estos procedimientos, pero ¿son la base de un sistema democrático? Así funciona el sistema de pesos y contrapesos Mi General, que una autoridad juzgue la constitucionalidad de los actos de otra. Así es el sistema del estado de derecho. Yo no quiero vivir en un estado que no respete la ley o las garantías, por hacer más eficiente el combate al narco.

Hay otro punto que quiero tratar. Todos están equivocados, las fuerzas armadas y los cuerpos policiacos, porque han descansado el combate a la delincuencia en acciones de fuerza, militar o policiaca o combinados y ése no es el camino. Podremos llenar el país de bases mixtas y retenes en todas las carreteras y caminos y no abatiremos el problema. Necesitamos más trabajo de inteligencia. Aquí en México nunca hemos detenido a toda una organización. Siempre son golpes espectaculares, mediante los cuales detenemos a los cabecillas y no a toda la red criminal, ésta queda intacta. Un día después de detenido el cabecilla, ya hay varios queriendo sustituirlo.

Se requiere un cambio de estrategia, 70% inteligencia y 30% acción policiaca y militar. El trabajo de las fuerzas armadas combatiendo a los narcos debe ser eventual y transitorio. Se debe continuar con la formación y capacitación de policías federales. La carrera policial debe estar basada en el honor, la lealtad y en la carrera policiaca. Un cadete debe tener siempre la posibilidad de, a través del trabajo, la capacitación, la lealtad y la entrega, ser el jefe algún día; pero si las cabezas policiacas son siempre nombradas a través de compadrazgo y no promoción y reconocimiento, el problema siempre seguirá y nunca tendremos cuerpos policiacos eficientes, preparados y honestos. En suma, la presencia de las fuerzas armadas en contra del narco, debe ser eventual y nunca definitiva.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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