A propósito de Fidel y los cubanos
Fidel muere y llega al cielo pero no estaba en la lista, así que San Pedro lo manda al infierno. Cuando llega al infierno Satanás lo recibe y le dice:
“¡Hola, Fidel! Te estaba esperando, pasa, que acá estarás como en casa”.
Fidel le responde:
— Gracias, Satanás, pero estuve primero en el cielo y dejé olvidadas mis maletas allá.
“No te preocupes, voy a enviar a dos diablitos a recoger tus cosas”.
Así es como dos diablitos llegan a las puertas del cielo pero las encuentran cerradas, pues San Pedro estaba almorzando.
“No importa – le dice uno al otro -, trepamos la puerta y sacamos las maletas sin molestar a nadie”.
Empiezan a subir la puerta cuando dos angelitos que pasaban por allí los ven y un angelito le dice al otro:
“No hace ni diez minutos que Fidel está en el infierno ¡y ya tenemos refugiados!”.
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Un cubano quería escaparse de la isla y se le ocurrió irse con el circo de Moscú, que visitaba la mencionada isla. Para realizar su plan se disfrazó de mono y se metió en la jaula de los animales.
Estaba ya por salir de la isla con el circo, cuando llega el domador y mete a los leones ¡en la misma jaula del mono!
El tipo, desesperado, comienza a gritar “¡AUXILIO, AUXILIO!”.
Y luego trata desesperadamente de quitarse el traje de mono, cuando uno de los leones le dice:
“Loco, ¡quédate callado o nos arruinas la salida de la isla a todos!”.
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Vladimir Putin recientemente visitó Cuba y, fijándose en que todos los cubanos tenían zapatos rotos, le preguntó a Fidel cómo era posible que después de 40 años de “mejoras” los cubanos anduvieran con zapatos rotos. Fidel le contestó:
“Y en Rusia qué, ¿están mejor?”.
Putin le contestó que sí, que si quería podía ir a Rusia, y si veía una persona con zapatos rotos, tenía permiso para matarlo.
Entonces se subieron al avión de Putin y se fueron a Rusia. En cuanto Fidel salió del avión lo primero que vio fue una persona con zapatos rotos, así que sacó su pistola y lo mató. Al otro día los periódicos de Moscú sacaron el siguiente titular:
“BARBUDO LOCO MATA AL EMBAJADOR DE CUBA EN EL AEROPUERTO”.
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Un europeo aborda a un cubano:
— ¿Cómo andan en Cuba?
“Mira, no nos podemos quejar”.
— ¡Ah! Ni bien ni mal, ¿no?
“No, no… ¡que no nos podemos quejar!”.
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En una isla inhabitada después de un naufragio, quedaron seis mujeres y un hombre. Ellas van a ver al tipo y le dicen:
“Mire chico, nos hemos puesto de acuerdo que hoy me toca a mí, mañana a mi amiga y así seis días, y el domingo tú tienes día de descanso”.
Claro que el tipo contentísimo cada día otra mujer. Así pasaron dos semanas y, ya con el cassette casi gastado, va para la costa del mar pensando sobre la situación. En ese momento ve a otro hombre nadando. Empieza a gritarle y le explica la situación: seis mujeres y solo un día para descansar. Entonces el tipo, saliendo del mar, dice:
“Uy, ¡ya se te amoló el domingo!”.
Autor: Anónimo de Miami.
Nueva empresa
Dos chamacos mexicanos, hartos de la crisis de Peña Nieto, deciden poner una zapatería, y les dicen por ahí que los mejores zapatos son los de cocodrilo. Entonces, alquilan un enorme lanchón y se van a cazar cocodrilos. Después de haber cazado más de 50, uno de los atlantes, muy molesto, le dice al otro:
“Mira, Pedro, si el próximo cocodrilo que nos echamos no tiene zapatos, ¡se acabó la cacería para mí!”.
Autor: Anónimo de la SEDECO.
La prisión
Llega el jefe de la cárcel y pregunta:
“¿Quién tiene quejas?”.
Todos se quedan callados, nadie dice nada, pero una persona que levanta la mano y dice:
— Yo sí tengo una queja.
“¿Cuál es la queja?”.
— Es que es poco segura la instalación, pues no hay ni una sola salida de emergencia.
Autor: Un tal “Chapo”.
Ebrio olvidadizo
Un niño le pregunta a un borracho:
— ¿Para qué toma?
“Para olvidar”.
— ¿Y qué vas a olvidar?
“Ya no me acuerdo”.
Autor: Conocida residente de Rosarito.
Posición favorita
— ¿Cuál es tu posición favorita en la cama?
“Junto a la pared… para seguir usando mi celular mientras se carga”.
Autor: Conocida residente de Playas… otra vez.
Vaya identificación
En Massachusetts, una mujer trató de entrar al Monkey Bar -un bar, claro- utilizando ¡EN ZERIO! una rebanada de pizza como identificación.
Siendo muy joven, la chica no logró convencer al personal del negocio de su mayoría de edad, aunque pretendió hacerse pasar como mayor de edad y para ello le mostró al bouncer la pizza que había sido capaz de comprar “como chica grande”.
Según reporta el propietario del Monkey Bar, de nombre Rasif Rafiq, la muchacha se puso agresiva, por lo que fue necesario llamar a la Policía, que terminó por prohibirle la entrada al establecimiento. Y según las cosas, no estaba bajo el influjo de nada más que una aparente sobredosis de pepperoni.