Y tú con tu acusación,
que soy un atrabancado,
un cafre mal educado,
manejo sin precaución.
Los altos no los respetas,
al peatón, ya ni se diga,
el carro me echas encima
invadiendo las banquetas.
Una mano en el volante,
la otra en el celular,
no hay quien logre rebasar
a tanto loco ignorante.
Yo me las daba de atento,
cediendo paso al peatón,
fue falsa mi apreciación,
soy cafre muy desatento.
Mas sépalo, señorita,
mi carro no vuelvo a echar,
de volvernos a encontrar,
¿qué quiere que le eche ahorita?
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B. C.