Hay rastros y testigos, pero a poco más de dos meses de los asesinatos de Gabriela Gatica y Cynthia Calderón, jovencitas de 17 y 19 años de edad, las autoridades investigadoras no dan con los responsables. La falta de más evidencias científicas que sostenga las sospechas son las limitantes, expone la Procuraduría General de Justicia del Estado
Si en algo encontró tranquilidad Arcelia Verduzco cuando asesinaron a su hija Cynthia Calderón, fue en las respuestas de los agentes encargados de la investigación del crimen. Como ella lo pensó, le dijeron que todo apuntaba a que el responsable fue su novio, Omar Sánchez Puente, con quien desde hacía 11 años tenía una relación enfermiza y violenta.
El jueves 15 de septiembre, después de que agentes y peritos de la Procuraduría General de Justicia (PGJE) indagaron en la vivienda ubicada dentro del Fraccionamiento Villa del Campo, y le dijeron que nadie forzó la puerta para ingresar, inmediatamente pensó que solo ella, sus dos hijas y Omar tenían llaves de la casa. Además, vecinos declararon que lo vieron entrar y salir instantes previos.
Y aunque Arcelia lo denunció directamente, las autoridades no han solicitado la orden de aprehensión para detener a Omar; en su momento solo lo cuestionaron, y adjuntaron sus respuestas como parte de la investigación.
El martes 15 de noviembre se cumplieron dos meses del homicidio y del inicio de la investigación.
La situación no es distinta en el homicidio de Gabriela Vázquez Gatica –que en su último día de vida tenía 17 años–, aunque el propio coordinador de la Subprocuraduría Especializada en Investigaciones Especiales, Miguel Ángel Guerrero, ha insistido en destacar esta investigación.
Del cuerpo de la menor encontrada a lado de un camino vecinal de la colonia El Chicote –delegación Sánchez Taboada– el viernes 16 de septiembre, se recogió el semen de quien es el principal sospechoso, no obstante la muestra no ha podido ser relacionado con algún hombre.
Madre de Cynthia: teme que el caso quede en el archivo
“Llegué y ya estaba la policía, estaban esperando a que llegaran los peritos y no me dejaron entrar. Ya cuando salieron me dijeron que mi casa no había sido forzada, que habían entrado con llaves. Entonces de la casa nada más tenían llave mis dos hijas, yo, y el que era mi novio. Entonces dimos por hecho que fue él”, explica la madre de Cynthia Calderón, Arcelia Verduzco.
De acuerdo a la información que existe, la jovencita de 19 años de edad fue asesinada el jueves 15 de septiembre, la mañana que su madre la dejó sola y dormida para irse a trabajar a una maquiladora del parque industrial El Florido. Fue la hermana de Cynthia quien la encontró ensangrentada y pegada a la cabecera de la cama a la 1:30 de la tarde.
Pero la sospecha de que fue Omar quien entró hasta el cuarto en el Fraccionamiento Villa del Campo, y tomó un cuchillo que estaba sobre la jaula del conejo de Cynthia para clavárselo en el cuerpo, no es solo por la facilidad que tenía Omar para entrar, ni porque durante esas horas testigos lo vieron en la casa, también 11 años de noviazgo que tuvo con Arcelia Verduzco, teñidos por el hostigamiento y los golpes.
Una de las historias que Arcelia compartió fue del mes de julio del año 2015. Esa noche, fue con sus amigas a un espectáculo para mujeres en un centro nocturno de la ciudad, adonde llegó él para intentar llevársela. No se fue, pero más tarde llegó a la casa de Omar para recoger prendas que ahí tenía.
“Me golpeó muy feo, todo en mi cara hasta que casi me desmayé. Desperté. Me llevó al doctor”, y ella le dio otra oportunidad.
“Después, un día que fui a su casa para cocinar, no encontré cuchillos, le pregunté ‘oye, viejo, ¿y los cuchillos?’. Se levantó, salió y regresó con uno. Me dijo ‘es que ese día –del baile– yo sabía que ibas a venir y los escondí porque temía hacerte daño’”.
Menciona que también era común que revisará su celular, incluso que llamara a números telefónicos de hombres para cuestionar sobre su relación con Arcelia.
Una semana antes del homicidio, Arcelia terminó su relación con Omar, quien diariamente insistía en volverla a ver. Incluso, un día antes, el miércoles 14, le llamó para invitarla a la feria.
“A lo mejor fue a la casa por el rotundo no que le di. Además yo siempre le ponía a mi hija de pretexto: ‘es que Cynthia no quiere que me junte contigo, es que Cynthia me dijo que si yo me voy contigo, ella se va a ir con su papá. Él no le caía bien a mi hija porque veía que me hacía mucho daño, porque se enteró que me golpeó y que pasaba checándome constantemente”.
Según lo que se confió a ZETA, para los investigadores ya no hay mucho que hacer en este caso, pues las evidencias son prácticamente las mismas que se recogieron el día del delito: un ataque con un cuchillo, una mujer muerta, testigos que vieron entrar a Omar y los antecedentes violentos de éste. No obstante, la responsabilidad recae en el fiscal, es él quien debe decidir si solicita la orden de aprehensión o no. A la madre de Cynthia le dicen que faltan pruebas.
El caso Atípico de Gabriela
El caso de Gabriela Vázquez Gatica de 16 años, es completamente diferente a los que se recuerden en la PGJE en un pasado inmediato en la ciudad. El hecho no se vincula a un conflicto previo, una relación amorosa o con la delincuencia. La línea de investigación que se sigue es que la menor fue víctima de un agresor sexual, que la asesinó y la dejó atada de manos a unos metros de su casa.
La teoría es que el miércoles 14 de septiembre, cuando caminaba –para ir a la escuela– por una calle de terracería que desemboca en la colonia El Chicote hacia la avenida Barcelona en la delegación Sánchez Taboada, fue llevada a la fuerza, para aparecer en un terreno cercano al día siguiente: desnuda, golpeada, estrangulada y atada de manos de un árbol.
De su área genital se recogieron muestras de semen, cuyo ADN no ha sido posible relacionar con algún hombre. En lo que va de la investigación, se averiguó sobre un sujeto con el que supuestamente Gabriela tuvo una relación sentimental, pero cuando éste se sometió a las pruebas genéticas salió negativo.
El protocolo ha sido establecer una coordinación con la Agencia de Delitos Sexuales de la PGJE e identificar agresores en la zona. De ese análisis han salido casos cercanos, cuyos sospechosos tienen que ser localizados y sometidos a las pruebas pertinentes.