La sonrisa
se disipó con la brisa,
las primeras palabras
nomás las hablas.
La criatura que poco vivió
algún día también lloró,
brincó, corrió
y su voz no más se oyó.
La inocencia que partió ya
toda voz humana calla
la sensible humanidad de niño
que su mente ya nomás soñó.
Se va el cuerpo infantil,
quizá en un abril,
queda la imagen en la mente
y así to tendrás siempre presente.
Es triste cuando un infante
no era justo aún partir,
eso hace mucho sufrir
a sus familiares y gente.
Todo niño quiere vivir,
mas jamás debían morir,
desde Jordania
hasta la Patagonia.
Descansen sus frágiles cuerpos,
más debían vivir entre besos,
las enfermedades matan
y los que contra ellos atentan.
Almas que viajan al cielo,
en ellos no existe maldad,
solo una voz de consuelo
para mitigar su soledad.
En paz descansen las criaturas
que de Dios son hechuras,
no debían haber fallecido,
pues muchos han partido.
Leopoldo Durán R.
Tijuana, B. C.