Con olor a café recuerdo el ayer, recuerdo el terruño allá en la bella Guadalajara. Luna, atardeceres y bellos ocasos. Y llorábamos, no sé por qué.
Pasaron los años, no han borrado los jacales con sus jacarandas en la entrada del portón. El Río Lerma cubierto con sus bellas orquídeas silvestres. Con ellas tejían bellas coronas, para ornamentar las frentes de las entonces adolescentes.
A la orilla del río, grandes y hermosos sauzales llorones, que nuestras lágrimas se unían al caudal de agua. Los adolescentes cantaban “Morenita Mía” y “Pensamiento”. Los abuelos cavaban una zanja grande, le prendían fuego, la llenaban de elotes, calabazas, sin faltar la deliciosa birria tapatía.
Con esos recuerdos pregunto: ¿Cómo olvidar el terruño? Dan ganas de volver a ese hermoso lugar. Cada etapa tiene su belleza.
Hoy, mi bendita y querida Tijuana me tiene totalmente enamorada. Para mí, mi familia, como Tijuana ningún otro lugar. Ojalá Usted esté de acuerdo. Toda su gente buena y generosa.
Cuidemos nuestra bella ciudad, de mil maneras lo podemos hacer. Usted tiene la palabra. Yo trato de cuidar el agua, la luz y no tirar basura en la calle, así amo Tijuana y en ella deseo morir.
Con gratitud a mi bella Tijuana.
Atentamente,
Oropel.
P.D. Llegue hasta la bella hacienda “La Chiripa”, ubicada entre León, Guanajuato y Lagos de Moreno, Jalisco. Tampoco olvido a nuestra querida Licenciada Adela Navarro, Sub-Directora de ZETA. Siempre atenta y dispuesta a escuchar, como toda buena periodista que toda su vida ha sido. ¡Gracias, Adela, por permitirme seguir escribiendo en ZETA! Un cordial y fuerte abrazo para ti, para tu familia y todo el personal de ZETA. Pregunto: ¿Se distribuye ZETA en Durango?