Política Breve y de Emergencia
El resultado de las elecciones de los Estados Unidos de América del pasado 8 de noviembre donde el candidato republicano Donald Trump se convirtió en el próximo presidente de nuestro país vecino, definitivamente cimbró al mundo entero. Con la atención literalmente de todas las naciones de la Tierra puesta en lo que está por venir, nadie se siente verdaderamente tranquilo, como tampoco debe estarlo el propio Trump.
La participación del electorado norteamericano que se volcó a las urnas para depositar en persona su voto o que se hizo contar vía correo y aun los que presencialmente utilizaron las opciones de voto anticipado, estarán registrando al finalizar legalmente el proceso, un porcentaje superior al 60%, considerando que para éstas de 2016 el número de lectores registrado superó la cifra récord de los 200 millones de registros (50 millones más que en el proceso de 2008), éstas habrán sido las más copiosas y participadas elecciones en la historia de EUA.
Para la historia quedan ya las campañas de la republicana Hillary Clinton y del ganador Donald Trump, transformadas en lo que seguramente podrá ser llamada como “La Elección del Resentimiento”, porque si bien los pronosticadores y la mayoría de las encuestas fallaron al indicar el resultado final del proceso, en lo que nadie se equivocó y mucho menos Trump, fue en advertir que si se lograba despertar a la participación al electorado blanco de clase media y media baja, el resultado medido estadísticamente diametralmente sería otro.
Sin embargo la estrategia de Trump fue mucho más allá; al lograr identificar el segmento electoral adecuado y suficiente para obtener el triunfo y comprender clara y concretamente los argumentos de fuerza para convencer al voto, se mantuvo firme hasta la exageración, con su narrativa antiinmigrante, el regreso de los empleos fugados, la disminución de impuestos, la desregulación a la economía, la crítica agresiva hacia la clase política y la exacerbación de la actitud supremacista de un país pujante, orgulloso y muy bélico, su campaña dividió al país y su resultado electoral habla por sí solo.
Trump reventó el andamiaje institucional norteamericano, aunque fuera solo en el discurso campañero, lo mismo criticó de ineficientes a los dirigentes partidistas que lo postularon que a los generales de las fuerzas armadas norteamericanas, hizo pedazos los resultados de los gobiernos de los últimos 30 años y acusó a la clase política de beneficiar a otras naciones por encima de ellos mismos, acusó a todos en fallar en la defensa de la soberanía y la protección de su territorio; y a todos sus argumentos Donald Trump logró construirles un chivo expiatorio y literalmente plantarles cara. Así conquistó a su electorado.
Cuando nadie en EUA creía que Trump pudiera convertirse tan siquiera en el candidato republicano él lo logró, cuando nadie creía que con este tipo de estrategia de campaña podría ganar una elección él lo logró, durante toda su campaña consistentemente dijo de su capacidad para lograr las cosas que ofrecía y proponía a los electores aun sin la comprensión plena de lo que significa el poder de la Presidencia, ¿por qué dudar ahora que intentará con el mismo entusiasmo transformar las instituciones que criticó?
En su discurso al mundo como próximo presidente de EUA, Trump hizo un llamado a la unidad nacional invitando a todos los que no votaron por él a sumarse en el esfuerzo de transformación de la nación, advirtiendo que a todos habrá de tratarles con justicia. Reconociendo el gesto de su adversaria Hillary Clinton quien le felicitó telefónicamente por el triunfo, inició en el camino a querer o no, de su nueva vida de poder y de institucionalidad democrática.
Confiemos en que precisamente esa, la institucionalidad democrática de los EUA se mantenga sólida, tanto como para que las decisiones por venir traigan prosperidad y desarrollo para nuestros vecinos y también, el acuerdo y entendimiento necesario para la convivencia de dos naciones muy diferentes, pero de muchas maneras dependientes una de otra. México y Estados Unidos como naciones son mucho más que cada uno de sus ciudadanos, todos tenemos que aprender a defenderlo.
Que la historia lo registre.- Trump será el 45 presidente de los Estados Unidos y también el más poderoso de la era moderna de esa nación; el futuro comandante en jefe de las fuerzas armadas norteamericanas, tendrá mayoría en el senado y en la cámara de representantes y con ello la capacidad de nombrar la vacante de la Suprema Corte de Justicia.
Botón rojo.- México como nación y cada uno de los estados de la frontera norte, deben preparar un plan estratégico tan solo para atender las reacciones voluntarias derivadas del triunfo de Trump y más aún para después del 20 de enero de 2017.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas.