Estaba Enrique Peña Nieto
subiendo el precio a la gasolina,
en eso escuchó un estruendo
y se le apareció la catrina.
La catrina le dijo:
“Hoy te llevo a mi tierra,
puedes llevar un juguete,
ve preparando tus chivas
y péinate bien el copete”.
Enrique le contestó:
“Pero yo nada he hecho,
hay gente peor a mí
y solo por mí estás al acecho”.
“A mí no me has hecho nada,
en eso tienes razón,
no te llevo por mi gusto
sino por una petición”.
“¿Quién te encargó llevarme?
Si yo soy buen presidente,
parece que estás mal informada,
mejor ya ponte al corriente”.
La catrina empezó a reír:
“¿Tú, buen presidente?
Endeudaste a tu país, vendiste
tu petróleo, ¿aun así te defiendes?
“México aún no olvida
lo que pasó en Ayotzinapa,
cada día hay más pobreza,
cada día hay más inseguridad,
y aun así el ‘Mover a México’
sigue siendo tu prioridad”.
“Has inflado el dólar,
has devaluado el peso,
te tengo bien checadito,
¿estás consciente de eso?”
Ellos me postularon,
los culpables son los priistas
que por mí votaron.
¿Te cuento cómo le hicimos?
Con quinientos pesos y una torta,
convencimos a unos cuantos”.
“Ya llevo cuatro años de promesas
falsas, mentiras, y otros engaños,
con el dinero de los mexicanos
he dado el siguiente paso,
una vida llena de lujos
sin contar un avionazo.”
La catrina al ver que
por él votaron los mexicanos
no le quedó más opción
que quedarse cruzada de brazos.
Ya se fue la huesuda
muy triste y desconsolada,
pues aunque vino muy decidida
a Enrique no le pudo hacer nada.
Alumno: Juan Manuel Valencia García
Secundaria General No. 102
Tijuana, B.C.