Fue la semana pasada cuando el Gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens Carstens, en reunión con legisladores panistas advirtió que “se avecina una tormenta perfecta en cualquiera de los dos casos, una de mayor intensidad que la otra”, lo anterior en referencia a un triunfo de Donald Trump o Hillary Clinton en la elección presidencial de Estados Unidos.
La preocupación de Carstens Carstens no es para menos, pues la economía mexicana pasa por una situación de gradual debilitamiento de sus fundamentos macroeconómicos, esto es: débil crecimiento, fuerte dependencia del sector externo como motor del crecimiento, deuda pública y privada creciente, déficit fiscal y una credibilidad erosionada del estado de derecho; estos elementos aunados a los acontecimientos externos, que sitúan al país en una posición relativamente endeble frente a cuatro eventos, expuso el economista Rubén Roa.
“La decisión de la reserva federal de los Estados Unidos de gradualmente abandonar su modelo de Flexibilidad Cuantitativa, se observa con la intención de varios de sus miembros de elevar las tasas de interés de referencia, lo que de manera lateral disminuye el atractivo por adquirir acciones o deuda del sector privado”, explicó.
Además, en cuanto al proceso electoral en Estados Unidos agregó que “una eventual victoria del Partido Republicano pondría en un serio predicamento al mercado de valores de México, y una relativa fuga de liquidez; sería un factor importante de inestabilidad financiera en el corto plazo”.
Por otro lado, si el precio del petróleo cambia la tendencia actual de gradual crecimiento, igual afectaría la percepción de debilitamiento de los ingresos públicos de nuestro país.
Pero la cereza del pastel es un mercado interno deprimido. Valga mencionar que el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ha visto muy afectado por los acontecimientos mencionados, en el mes de septiembre tuvo una baja de 6.8% anualizado, lo que implica la poca disposición para las familias para gastar, lo que a la postre impactará en las expectativas de crecimiento para el presente año.
“En fin, me parece que la combinación de estos factores, entre otros de carácter internacional, son los que podrían asestar un severo golpe a la credibilidad en la economía mexicana, lo que tendría un efecto inmediato en la paridad cambiaría del dólar con respecto al peso mexicano…con los efectos que los habitantes de la frontera norte ya conocemos de sobra”, finalizó.