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lunes, septiembre 30, 2024
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Mandos de la PF y la Marina pelearon por atribuirse recaptura de “El Chapo”: Proceso

Aunque ya transcurrieron 9 meses, la última recaptura del narcotraficante sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, continúa generando información que resulta contradictoria con la versión oficial de lo que sucedió ese día: que fueron los policías federales quienes capturaron al capo. La primera versión dice que sí, la segunda señala que fueron los policías municipales de Los Mochis, con ayuda de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar).

El semanario Proceso, por ejemplo, publicó ayer un reportaje especial en el que funcionarios de inteligencia federales le aseguraron que la captura del líder del Cártel de Sinaloa ocurrió “por casualidad” y que esto provocó un enfrentamiento verbal, que casi llega a los golpes, entre marinos y policías federales, justo en el avión que llevó al capo de Los Mochis a la Ciudad de México, porque fueron estos últimos, quienes en realidad lo aprehendieron.

Por su parte, la mañana de este lunes, el abogado de “El Chapo”, José Refugio Rodríguez, negó que el ataque contra elementos militares que sucedió en fechas recientes en Culiacán, haya sido una represalia por la detención de su cliente el 8 de enero pasado, al afirmar que quienes detuvieron a Joaquín Guzmán fueron elementos de la policía municipal de Los Mochis y no la Policía Federal, como se señaló en la versión oficial, al tiempo que apuntó que los marinos participaron en el operativo de la detención del capo, y no los uniformados de la Policía Federal (PF).

La versión del litigante difiere por completo de la de los cinco informantes del semanario, quienes sostienen que todo lo ocurrido hasta la captura de “El Chapo” está registrado, casi minuto a minuto, en el protocolo que se aplicó aquel día y que está en manos de la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Gobernación (Segob) y la PF.

Desde días antes de aquel viernes, las agencias de inteligencia mexicanas ya habían detectado en Los Mochis “movimientos sospechosos” de varios automóviles que presuntamente pertenecían a criminales. En una vivienda de aquella ciudad, los sistemas de inteligencia de la Marina, descubrieron la presencia de Iván Gastélum Cruz “El Cholo Iván” y fueron por él.

Como consecuencia de ello, la mañana del citado 8 de enero se registró una balacera en el inmueble, una casa de seguridad del Cártel de Sinaloa, entre marinos y pistoleros de la organización del narcotráfico. Nadie lo sabía en ese momento, dice Proceso, pero adentro se refugiaba “El Chapo”, quien logró huir por túneles y cañerías.

El tiroteo activó varios sistemas de alerta del gobierno federal. “Ese día, el [entonces] comisionado general de la PF, Enrique Francisco Galindo Ceballos, llamó a Nicolás González Perrín, quien era el coordinador de la corporación en Sinaloa, para indagar sobre lo que estaba ocurriendo”, explicó una de las fuentes al semanario.

González Perrín “ordenó a uno de sus mandos que se encontraba en Los Mochis que aplicara operativos de control en las carreteras de salida de esa ciudad”. El hombre que recibió la orden, instaló filtros con seis patrullas y 12 agentes a las salidas de la población.

El mando de la PF en Sinaloa se puso a disposición, “en caso de ser requerido el apoyo”, del contralmirante del Sector Naval de Topolobampo, Salvador Miranda Orendain, y del general Rogelio Terán Contreras, jefe de la Novena Zona Militar, en Culiacán. En la llamada también les notificó de los filtros de la PF en Los Mochis.

Pocos minutos después de las nueve de la mañana de ese 8 de enero, el Centro de Comando, Cómputo y Control (C4) del gobierno sinaloense, encargado de canalizar las llamadas de emergencia, recibió una alerta de robo en la ciudad, la de un Ford Focus rojo. Por radio, el Centro difundió el reporte, que escucharon todas las patrullas de la PF, la Policía Municipal, la Estatal y otras agencias policiales.

A las 9:10 horas, uno de los policías federales que estaba en el kilómetro 8.5 llamó por teléfono a su jefe de grupo y le dijo: “Tenemos detenido al vehículo reportado, pero vente, jefe, vente rápido. Te lo pido por favor”, señala Proceso. En dichas conversaciones, que están en el registro de hechos de ese día, y en posesión del gobierno federal, aseguran los entrevistados, el agente que detuvo el Focus rojo nunca dijo por teléfono ni radio quiénes iban en el auto.

Siempre de acuerdo con lo dicho por los cinco funcionarios de inteligencia al semanario, a las 9:13 de la mañana llegaron al sitio otras tres patrullas de la PF, con dos elementos cada una. Y a las 9:15 arribó el jefe de grupo. En cuanto llegó, sus subalternos le informaron: “Jefe, aquí tenemos al ‘Chapo’ y al ‘Cholo Iván’. Venían en el carro robado”.

El mando se acercó a la patrulla donde ya estaban esposados los dos narcos, en el asiento de atrás y llamó a su jefe, González Perrín para decirle que tenían “al más buscado”. El mando de la PF en Sinaloa le pidió una confirmación, y el elemento le pidió apoyo “lo más pronto posible”, al tiempo que tomó una foto donde aparecían “El Chapo” y “El Cholo Iván” y se la mandó a su superior.

De inmediato, dice Proceso, éste la transmitió a Galindo Ceballos, a Raúl Castillejos Solís, comisario general de la PF, y a Renato Sales Heredia, comisionado nacional de Seguridad. Y esa imagen, de hecho, fue la primera que el gobierno de Peña Nieto filtró a los medios de comunicación.

Con “El Chapo” y “El Cholo Iván” bajo su custodia, el jefe de grupo que tomó el control de la situación a las afueras de Los Mochis decidió separar a los narcos y los colocó en una patrulla diferente a cada uno. La idea inicial fue llevarlos a un cuartel militar que se encontraba a 10 kilómetros de ahí, ante la posibilidad de que el Cártel de Sinaloa desplegara un ejército de sicarios para intentar rescatar a su líder. Con esa idea, los 12 policías federales y el jefe de grupo se encaminaron de regreso a Los Mochis.

Sin embargo, ante la presencia de camionetas sospechosas, el jefe de grupo decidió abortar el traslado al distante cuartel. Al pasar por el motel Doux, ubicado en el kilómetro 6 de la carretera Los Mochis-Nogales, en la zona de Angostura, ordenó ingresar al inmueble y atrincherarse en espera de refuerzos.

“Al llegar los soldados y luego de que se acercaron a la patrulla para ver al detenido, los policías federales aseguran que al ‘Chapo’ le cambió el semblante. Que se le notó que ya se daba por perdido y ya no dijo absolutamente nada”, expresó otro de los informantes.

Después de unos 45 minutos después de haber salido de Mazatlán, González Perrín llegó al motel Doux. El jefe de la PF en Sinaloa habló con sus subalternos y se acercó a la patrulla para verificar que el capturado era Guzmán Loera. Luego hizo lo mismo con “El Cholo Iván”.

Unos 20 o 25 minutos después arribó un grupo de marinos, pero no del Sector Naval de Topolobampo, sino del Grupo Especial que había tenido el enfrentamiento esa mañana en la casa de seguridad en Los Mochis. Al frente de los marinos estaba el vicealmirante Marco Antonio Ortega Siu.

Estos últimos elementos sacaron a “El Chapo” de la patrulla y lo metieron a la habitación. Y fue en el cuarto, con Ortega Siu como testigo, cuando se le tomó al capo la famosa fotografía donde aparece delante de un póster con una mujer en traje de baño. Al “Cholo Iván” siempre lo dejaron afuera, en las zonas de tránsito del motel, dentro de la patrulla.

Ya con todo el resguardo militar, naval y federal, González Perrín coordinó con sus jefes el traslado de los narcotraficantes a la Ciudad de México. El semanario indica que desde la captura hasta la llegada al aeropuerto pasaron más de dos horas y media. Eso les dio tiempo de llegar a los 70 elementos especiales de la PF que salieron de Culiacán.

Al llegar al aeropuerto, el avión de la Marina ya estaba listo. González Perrín, el jefe de grupo y otro elemento de la PF subieron al “Chapo” y al “Cholo Iván” a la aeronave. Al avión también ascendió el vicealmirante Ortega Siu y tres marinos más, dos de éstos vestidos de civil. A bordo, en total, iban el piloto y el copiloto, seis marinos armados, tres policías federales, incluido González Perrín, quien iba desarmado, y los dos narcotraficantes.

En el avión, al “Chapo” y al “Cholo Iván”, todavía cubiertos con las toallas y esposados, los sentaron frente a González Perrín y al vicealmirante, respectivamente. Cuando ya se preparaban para despegar, Ortega Siu ordenó al jefe de la PF y a sus agentes que se bajaran.

Sin embargo González Perrín se negó: “Es nuestro detenido y no lo voy a dejar”, dijo el mando de la PF en Sinaloa.
“¡Hijos de su puta madre. Se van a bajar porque yo lo ordeno!”, le reviró el vicealmirante. Así, ambos mandos empezaron a discutir a groserías y jaloneos dentro del avión, enfrente de ambos narcotraficantes, asegura Proceso.

“Entre manotazos, mentadas de madre y gritos, los elementos de la PF resistieron ante la exigencia de Ortega Siu. A González Perrín sus jefes en la Ciudad de México le habían ordenado que no soltara bajo ningún motivo la custodia del ‘Chapo”, dice el reportaje.

La situación no se calmó sino hasta que el vicealmirante le dijo a González que “estaba bien”, que se quedara en el avión, “y que sólo le permitiera unos minutos en privado con su gente en la aeronave y que luego se podría volver a subir”, apunta una de las fuentes.

Se acordó paralelamente que el jefe de grupo de la PF que capturó a los narcotraficantes se bajara del avión, y que sólo González y otro de sus elementos viajaran a la Ciudad de México. “Se bajó el jefe de grupo y otro policía federal, pero cuando González Perrín se acercó a la puerta del avión, Ortega Siu ordenó que la cerraran. Reaccionó el jefe de la PF, quien apenas tuvo tiempo de quedarse dentro del avión”, relató una de las fuentes de inteligencia.

“Ante la sorpresa por la trampa que le quiso poner Ortega Siu a González Perrín, y que dio lugar a otro forcejeo con mentadas de madre, abajo los más de 80 elementos de la PF que había en el lugar portando armas de alto poder, pero sin cortar cartucho, rodearon el avión y quedaron frente a frente con marinos”, sostuvo otro de los funcionarios, situación por la cual, Ortega Siu y su gente, permitieron que el mando de la PF también custodiara al narcotraficante.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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