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viernes, febrero 16, 2024
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La política, la frivolidad y el golf del Presidente

No siento que soy una persona mojigata. Me gusta como a todas las personas, la diversión, el deporte y el entretenimiento. La verdad que mis hijos me cambiaron. Yo me formé con políticos que pensaban que el hombre público, el estadista, no debería mostrarse en público, riendo, tomando licor y menos con mujeres. Ésa fue mi formación. Tal vez equivocada, pero ésa fue la que me tocó vivir.

El hombre público debería ser serio, vestir formal y no tener las debilidades de la mayoría de las personas. Si querías dirigir el país, debería demostrarlo con hechos que estabas preparado para ello, que tenías emoción social, capacidad y autoridad moral. Digo que mis hijos me cambiaron, porque me llevaron a Disneylandia, al zoológico y me hicieron normal, más humano.


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Me obligaron a aprender reír, a ser simple y gozar de una buena broma. Comprendí, a través de ellos, que podía divertirte, ser bromista, gozar de un buen tequila o de una buena comida y seguir siendo un servidor público comprometido con el cambio y la justicia social. Siempre me gustó el deporte, artes marciales, basquetbol, nadar, etcétera, pero hasta ya grande aprendí a jugar golf.

Lo consideraba un deporte elitista, para ricos, los sigo considerando. Además, no comprendía las reglas. Pero por presión de mis amigos empecé a jugarlo. Realmente es un gran deporte, que requiere un alto grado de concentración mental, más que física. Es además un deporte muy celoso, tienes que practicar varias veces a la semana, si quieres ser un jugador mediano.

El campo de golf tiene 18 hoyos y cada hoyo tienes que tratar de meter la bola en el hoyo, mediante distintos golpes. Hay hoyos que lo debes meter en tres intentos, otros en cuatro y los menos en cinco. Quien lo hace en esos estándares es un muy buen jugador, casi la mayoría requiere más golpes, o veces que usa los bastones para meter la bola en cada hoyo.


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Se llama jugar par de campo, cuando lo haces en los 72 golpes que establece la regla, más de eso estás arriba de par y menos de eso juegas bajo par. Por poner un ejemplo, yo debo hacer casi 100 golpes, en un campo de 72, quiere decir que soy 28 de hándicap. En otras palabras, bastante malo. Jajajaja.

¿Por qué toda esta larga introducción?, dirán ustedes, ¿a dónde quiere llegar Amador? Lo digo, porque hace unos días me enteré por unos amigos golfistas, que se dedican a viajar por el país a jugar golf, en los distintos campos que se han construido en todo el país. Por cierto, quizá pocos sepan que hay un turismo golfista, muy caro, que deja mucho dinero a los lugares a los que visita.

Pues bien, estos amigos míos me contaron que estaban a punto de empezar a jugar en un campo de golf nuevo y muy exclusivo en Mazatlán, cuando de repente llegaron, guaruras, militares, agentes de seguridad y los sacaron del campo, les dijeron, una disculpa, pero el Presidente Peña va a jugar en este campo.

Mis amigos molestos tuvieron que irse a otro campo a una hora de distancia. En ese episodio se enteraron lo que yo ya había oído, el Presidente es golfista y tiene 8 de hándicap, ¿cómo?, exclamé asombrado, para tener ese hándicap debes jugar cuando menos tres veces a la semana. Si así es, si quieres tener ese grado de destreza, debes practicar bastante.

Un juego de golf normal, dura como 4 a 5 horas, eso quiere decir casi toda una mañana. Y si tomas la copita significa casi todo el día, lo que podría significar que el Presidente pasa el mismo tiempo practicando golf, que gobernando. Sí, aunque no lo parezca. Cuando menos tres días a la semana el golf es más o igual de importante que los temas nacionales.

Me enteré también que su compañero habitual de juego es el Secretario, ahora, de SEDESOL, su paisano Miranda y que éste es 6 de hándicap. Es decir, mejor que el Presidente. Lo que me lleva también a deducir, que le dedica mucho tiempo a la práctica del Golf.

Yo no me escandalizo por la práctica del deporte, sino porque un país como el nuestro, con tantos problemas, requiere no solo tiempo para resolverlos, sino sobre todo, dedicación y concentración. Las tareas del país son tan delicadas, que no pueden distraerse con la frivolidad, aun cuando sea para un deporte como el golf. Tal vez por eso son tantas equivocaciones y errores, porque no hay total concentración en los deberes presidenciales.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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