Desde hace 16 años, en México y Baja California las muertes por cáncer de mama van en aumento, lo que de entrada denota un fracaso en las estrategias de prevención de una enfermedad que puede evitarse con un estilo de vida sano, y a la que se puede sobrevivir acudiendo a tiempo a un médico. Asociaciones civiles responden a esa necesidad, motivadas por casos como los de Idania, quien murió a los 29 años, ignorada por especialistas
La vida de Idania Beltrán Ramírez es un retrato de la realidad del cáncer de mama en Baja California; matizada por lo que debe y no suceder en la detección y atención de la enfermedad.
En vida siempre pensó que el avance del cáncer en su cuerpo pudo evitarse si los médicos hubieran hecho la parte que les tocaba, y las palabras, ahora que está muerta, adquieren otro significado: “Siempre estaba con esa duda, pero fui y le pregunté a un médico. Solo quería saber si el diagnóstico erróneo que la doctora me dio, la doctora María Zavalza, había desencadenado todo. Ella cometió una negligencia. Llego con ella, tengo seis meses de embarazo, traigo una tumoración, y si ella hubiese corroborado que tenía esa tumoración, a mí a los siete meses de embarazo pudo hacerme cesárea y sacan a mi bebé. Si es cáncer inicio tratamiento, y si no, simplemente me quitan la bolita. Tal vez no hubiese desencadenado toda esta historia, por la cual estoy frente a ti”, dijo a este reportero en vida.
En Baja California, solo el 30 por ciento de las mujeres con cáncer de mama acuden al médico en una etapa temprana, lo que aumenta considerablemente la posibilidad de sobrevivir. Irónicamente, Idania estuvo dentro de esa estadística, pero también es una de las 60 mujeres que han muerto este año por ese padecimiento.
El 15 de febrero de 2013, cuando tenía 13 semanas de embarazo de su tercer hijo, Idania palpó algo extraño en su seno izquierdo y por iniciativa se hizo un ultrasonido con el médico radiólogo Roberto Milanez. Se le detectó una lesión tumoral de 18 milímetros de longitud y 12 milímetros de diámetro, y se recomendó un estudio completo para el que se le dio nueva cita, pero hasta el mes de mayo.
Tres meses antes de dar a luz fue atendida por la médico María Concepción Zavalza en el Hospital General de Tijuana, quien le aseguró que la bolita se debía a su embarazo, y en su diagnóstico firmó “mamas normales”. Aunque la molestia seguía ahí, Idania confió en la doctora.
El 5 de agosto nació su hijo, y cuando se negó a amamantarlo, fue que las enfermeras pusieron atención a su molestia. Ordenaron una mamografía que colocó su estado en la clasificación BI-RADS 4, es decir, con sospecha de cáncer.
Siguió una biopsia -examen de rigor cuando existen los resultados mencionados en la mamografía-, cuyo resultado, dado por el oncólogo Jesús Portillo Reyes, fue negativo a malignidad, presumiendo una posible mastitis.
Pero el tumor -hasta esa fecha ignorado por los médicos- seguía creciendo, por lo que Idania regresa al Hospital General en enero de 2014, fecha en que se le asignó cita hasta el 29 de mayo. En su momento relató que al percibir el tamaño de la protuberancia en su seno el doctor Portillo se puso “nervioso y con una actitud extraña”. Y ahí sí, solicitó otra biopsia.
“Ahora puedo entender que cuando se efectuó la revisión antes descrita, el Sr. Jesús Portillo seguramente se dio cuenta del gran error que la Dra. Zavalza y él mismo habían cometido al diagnosticar una mastitis sin la realización y valoración adecuada, lo cual me habría permitido tomar el tratamiento adecuado desde que acudí la primera vez”, asentó Idania cuando denunció a ambos médicos ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) por responsabilidad médica y técnica.
Casi dos años después de que le diagnosticaron el cáncer, tres desde que se empezó a desarrollar en su seno izquierdo, éste ya había invadido el seno derecho, la columna y la cadera.
Así murió Idania, acompañada por Alma Medina, a quien conoció dos años antes, y quien continúa una iniciativa que ambas diseñaron de concientización dentro de empresas maquiladoras. Además, Idania es de los casos que inspira el trabajo de la asociación que las unió, ProOncavi, una de las únicas instituciones que durante todo el año ejecuta proyectos que tienen como objetivo no solo la prevención y detección oportuna del cáncer de mama, sino la gestión ante las autoridades de salud.
NO HAY ENFOQUE PREVENTIVO
“Si todas las mujeres mexicanas se hicieran la autoexploración, y todas las mujeres mexicanas se hicieran la mamografía a partir de los 40 años, ¿tiene nuestro gobierno la capacidad de respuesta para atender todo eso? La respuesta es muy simple: no, no la tiene”, asegura el médico oncólogo y presiente de ProOncavi, Homero Fuentes de la Peña.
De entrada, apunta -con más de 25 años de experiencia oncológica- que el enfoque en México frente al tema no es el de la prevención y diagnóstico precoz, sino el del tratamiento, porque numéricamente son más, y porque no se ha invertido en programas preventivos que hagan diferencia.
“No se trata ni siquiera de descubrir el hilo negro. Tú voltea al primer mundo, a los Estados Unidos, Canadá, países europeos, donde 9 de cada 10 mujeres llegaron a tiempo. ¿Qué fue lo que pasó, qué se hizo diferente? ¿Qué estamos haciendo mal nosotros?”, cuestiona.
La diferencia, responde inmediatamente, es que en los países donde la enfermedad se detecta a tiempo en la mayoría de los casos, desde temprana edad las mujeres tienen conciencia de la función de sus senos (dos glándulas que en las mujeres de desarrollan por cuestiones hormonales y que se usan para amamantar), de la actividad física y los buenos hábitos alimenticios, y saben a dónde ir cuando reconocen alguna anomalía. En México, 9 de cada 10 acuden al médico cuando la enfermedad está avanzada.
Apostarle a la prevención significaría una carga más liviana para el presupuesto público. Al Seguro Popular, por ejemplo, atender a una mujer con cáncer en etapa temprana (medicamento, cirugía), le costaría alrededor de 30 mil pesos. En cambio, en el 70 por ciento de los casos en la entidad, se gastan alrededor de 500 mil pesos.
“En donde vas a gastar 30 mil pesos, 9 de 10 se van a curar. Y en las que vas a gastar medio millón de pesos, solamente 1 de 10 puede ser que la libre. Hasta por negocio es mucho más sencillo atender a mujeres en etapa temprana”, dice el especialista.
A la falta de sistemas de prevención efectivos, las organizaciones no gubernamentales tienen que incluirse en la batalla por la conciencia, y Fuentes de la Peña habla de diversas iniciativas: entre ellas está intervenir en escuelas primarias y secundarias mexicanas con la información sobre la función de los senos, la importancia de la autoexploración y los buenos hábitos -alimenticios, físicos y emocionales- que ayudan a disminuir los riesgos de desarrollar cáncer. La propuesta fue aprobada en el Consenso Nacional para el Diagnóstico y el Tratamiento de los Tumores Mamarios en México, pero aún falta para consolidarla, entre otras cosas, el apoyo de las autoridades.
La muestra de una falta de interés por la prevención en México, es el recorte de presupuesto que en Baja California se aplicó de un año para otro en la materia. Mientras que en 2015 se asignaron 10 millones de pesos, para 2016 solo existieron 6 millones, explica Bertha Cisneros, coordinadora del Programa de Cáncer en la Mujer en la Secretaría de Salud del Estado. Para tratamiento, están los 14 millones de pesos del Seguro Popular, y lo que se asigna a cada unidad de salud pública.
EL TERRENO QUE VA GANANDO EL CÁNCER EN MÉXICO Y BC
La falta de estrategias eficientes de prevención se mide -con un comportamiento similar- en Baja California y todo el país, no solo por el número de muertes, sino por las detecciones y diagnósticos hechos. Aunque no fue posible encontrar datos nacionales estandarizados, se retoma información de la Secretaría de Salud y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
De entrada, la información oficial dicta que del año 2000 a 2013, las muertes de mujeres de más de 25 años por tumor maligno de mama -sin contar mujeres con cáncer que murieron por otras complicaciones-, aumentaron año con año para llegar a un 36.75%, es decir, si en el año 2000 fallecieron 3 mil 419 mujeres, en 2013 perdieron la vida 5 mil 405 en todo el país. La cifra de 2013 -según INEGI- equivale a 14.35 muertes por cada 100 mil mujeres mayores de 20 años, tasa que para 2015 se elevó a 15.
En Baja California, el aumento del año 2000 a 2015 es de un 48%: los fallecimientos incrementaron anualmente hasta que en 2015 se registraron 188. En 2014, la entidad superaba la media nacional arriba mencionada, con 17 y 20 víctimas de la enfermedad por cada 100 mil mujeres mayores de 20 años. En lo que va de 2016, se han confirmado 60 muertes.
En los últimos años, el cáncer de mama ha encabezado la lista de tumores malignos más detectados en México (en estadística que contempla a personas de 20 años y más) con el 19% de incidencia. En ese renglón, Baja California pasó de estar bajo la media en 2013 (28.9 casos por cada 100 mil mujeres), con 25.14 casos por cada 100 mil mujeres a estar por encima en 2015 (14.8), con 25 casos por cada 100 mil mujeres.
En resumen, aumentaron las enfermas y aumentaron las muertes.
“Pero los de arriba no voltean a ver a los de abajo. Para el año 2030 –según la Organización Mundial de la Salud- está prevista una triplicación de los casos de enfermedades crónico-degenerativas en México. Imagínate este país en catorce años con tres veces más enfermos de cáncer, de diabetes, de enfermedades cardiovasculares, enfermedades reumáticas y psiquiátricas principalmente. Sí tú mismo, en México, tienes esa información, oye, pues ponte el huarache antes de espinarte, ¿no? 2030 está a la vuelta de la esquina, y qué vamos a hacer en un país con tres veces la necesidad que tenemos ahora. Pues empieza a prever desde hoy que es 40 por ciento, 50 por ciento de cánceres que pudieran ser evitados en función de las medidas preventivas, en función de los diagnósticos oportunos, no se presenten”, cuestiona el oncólogo Homero Fuentes de la Peña.
FALTA DE INFRAESTRUCTURA Y DISMINUCIÓN DE PRESUPUESTO
Actualmente, en servicios de salud públicos y privados, se atiende a alrededor de 443 pacientes en Baja California. Sin embargo, esto no significa que todos reciban la misma calidad en su tratamiento.
Uno de los principales problemas para los enfermos es que para recibir radiaciones deben trasladarse a Mexicali, lo que significa un desgaste importante, explica la coordinadora.
“Somos uno de los Estados más favorecidos porque tenemos un Acelerador Línea -que arroja la radiación directamente a la zona del tumor-. Algo están haciendo ya las organizaciones no gubernamentales, mujeres, haciendo esfuerzos para localizar un terreno y construir un albergue donde las mujeres puedan quedarse el tiempo de sus radiaciones. Es apenas un proyecto que traen, y estamos viendo qué vamos a hacer”, responde Bertha Cisneros, coordinadora de Cáncer en la Mujer de la Secretaría de Salud.
Al respecto, ya en el terreno del tratamiento, el presidente de ProOncavi indica que en Tijuana hay un Acelerador Lineal privado y otro propiedad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero que a diferencia de sistemas como ISSSTE e ISSSTECALI, el Hospital General no ha elaborado convenios con instituciones que tienen el equipo.
“Las pacientes que reciben radioterapia por parte del Hospital General en Tijuana, en vez de irse a Mexicali, pues no se tratan porque no hay convenio. Entonces para ellos (autoridades de salud) resulta más sencillo económicamente hablando mandar a la gente a Mexicali con todo lo que esto implica, porque la radiación se utiliza de lunes a viernes, implica estancia, alimentos y otra serie de cosas que la gente tiene que sufragar por sí misma. Entonces de alguna manera como que te sacudes esa responsabilidad.
Fuente de la Peña concluyó: “Los servicios oncológicos del país están abarrotados, el acceso a la tecnología de punta que hay en esto, a los medicamentos biológicos, a la terapia inmunológica, a los anticuerpos monoclonales, en donde estás hablando de tratamientos de 150 mil pesos mensuales, hay una gran deficiencia. Vamos a decir que hay lo básico y a veces ni lo básico. Falta equipo, falta medicamento, faltan hospitales; es insuficiente”.