Cifras del Secretariado Nacional de Seguridad Pública (SNSP), indican que en lo que va de la actual administración encabezada por Enrique Peña Nieto, el mes pasado se llegó a mil 974 homicidios dolosos, lo que significa un nuevo récord al rebasar en 82 casos al mes de agosto del presente año, la cifra mensual más alta en toda la guerra contra el narcotráfico, desde agosto de 2011, que entonces sumó 2 mil 009.
Julio del 2016 había impuesto la nueva marca de asesinatos en lo que va de la actual administración, cuando se registraron mil 864, aunque luego fue superada en agosto, con mil 946 homicidios dolosos. Además, Guerrero y el Estado de México siguieron como los estados que encabezan las cifras en el país, con 170 y 168, respectivamente.
En cuanto a la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, el estado de Colima ocupa el primer lugar en el País, con 58.99, muy por encima del promedio nacional, que es de 12.43.
En total los 9 meses del presente año se ha reportado un aumentó del 20 por ciento en este delito, en comparación con el mismo periodo del año pasado, ya que la cifra pasó de 12 mil 660 homicidios dolosos en 2015, a 15 mil 201 en 2016. Y si se a esta cifra se le suman los culposos, van 26 mil 283.
Las cifras del SNSP indican que la mayoría de este tipo de asesinatos se realizó con arma de fuego: mil 974; seguido de los cometidos con arma blanca, que sumaron 238, mientras que en otros 416 no se especificó la forma y de los 92 restantes no se tienen datos.
Por otra parte, septiembre también tiene ahora el mayor número de robos y de lesiones dolosas en lo que va del año, con 135 mil 536 y 12 mil 556, respectivamente. De estas últimas, 677 fueron con arma blanca; 674, con arma de fuego; otras no especificadas, 9 mil 742, y reportes sin datos, mil 463.
El robo en carreteras también va en aumento, ya que en septiembre hubo al menos 301, de los cuales 259 fueron con violencia y 42 sin ésta. Los camiones de carga son los más atacados, 142; luego los autobuses, 13, y los autos particulares con 12. Otros 27 casos se reportan como de otro tipo o sin datos.
El pasado 30 de agosto, el presidente Peña Nieto anunció una estrategia integral para reducir los homicidios dolosos en los 50 municipios más violentos del País: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Naucalpan, Iztapalapa, Cuauhtémoc, Acapulco, Chilpancingo, Iguala, Cuernavaca, Guadalajara, Manzanillo, Fresnillo, Tijuana, Ciudad Juárez, Culiacán, Mazatlán, Hermosillo, Monterrey, Matamoros, Ciudad Victoria, Nuevo Laredo y Tapachula, entre otros.
Apenas el pasado viernes, Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), compareció ante las comisiones Unidas de Gobernación y Seguridad Pública de la Cámara de Diputados.
Ahí el Secretario defendió la efectividad del Gabinete de Seguridad y dijo que se debe hacer el comparativo entre las administraciones pasadas y la actual para notar los resultados.
Un día antes de la comparecencia del funcionario federal, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walter, exigió que la Segob no sea la encargada del combate a la inseguridad y la violencia, a la vez que exigió que se cree una nueva dependencia enfocada en atender ese problema ante la falta de resultados.
“Demandamos del Ejecutivo Federal y del Congreso de la Unión que de prioridad al rediseño institucional para separar la seguridad pública de la protección política bajo una estrategia eficaz de coordinación”, dijo De Hoyos.
Un día antes, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) llamó al Gobierno federal a reconocer las fallas en la estrategia de seguridad y pidió a los tres poderes de la Federación tomar medidas al respecto.
Juan Pablo Castañón Castañón, presidente del CCE, alertó sobre los problemas de corrupción, pobreza, desigualdad, carencias de Estado de derecho y creciente inseguridad en el país, además pidió al Gobierno federal reconocer y rectificar las fallas en su estrategia contra el crimen.
Ante medios de comunicación, Castañón llamó a los tres poderes de la Federación a redoblar esfuerzos para darle celeridad a las reformas y tareas que faltan por discutirse, que aún están inconclusas.