Todo un evento de campaña fue lo que los panistas de Baja California, comandados por el gobernador Francisco Vega, le prepararon a su presidente nacional, Ricardo Anaya Cortés en su visita al Estado.
Cuando llegó a Tijuana, enardecidos militantes blanquiazules lo recibieron en un salón social de la colonia Los Alamos. Un auténtico mitin.
Lo de la campaña política no es una inferencia: el amigo de Vega y alcalde electo de Tijuana por decisión de un Tribunal, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, se atrevió a decir que “nuestro candidato en 2018 (de los panistas) será Anaya”, ante la algarabía de los presentes, desde humildes pobladores de San Quintín, Ensenada, hasta residentes de Tecate y Playas de Rosarito.
En la mesa de honor: Silvano Abarca, alcalde de Rosarito; Loreto Quintero, oficial mayor; Felipe Luévano, presidente del PAN municipal; Brenda Ruacho, Kiko, Anaya, “El Patas”, José Luis Ovando, dirigente estatal; una sonriente alcaldesa electa, Mirna Rincón, y el responsable de los dineros públicos, Antonio Valladolid.
Entre confetis blancos y azules, Ovando no reparó en entrarle a decir que el gran reto es ganar la Presidencia de la República en 2018, dejando de lado que su Estado, Baja California, enfrenta un gobierno acusado de sendos actos de corrupción, más de 800 ejecutados del crimen organizado en un año que no termina, con ciudadanos que ganan menos de mil 200 pesos semanales y un sistema de salud saturado.
Pero ese panorama no entra en la fantasía de Anaya Cortés, quien para el placer del séquito de funcionarios exclamó que “en Baja California el PAN gobierna y gobierna bien”.
Antes, Kiko había dicho muy sentimental: “me sobra corazón para gobernar” y luego se autodenominó humilde. Luego, mirando a Anaya, le dijo: “Señor Presidente en Baja California se gobierna conforme a derecho”.
Cabe destacar que para nombrar a “sus amigos”, Anaya Cortés tuvo que leer sus nombres en tarjetas que traía en la mano.
Presumió que el Tribunal de Guadalajara le haya dado el gane a Gastélum Buenrostro, bajo la premisa de que fue la voluntad popular y no el criterio de unos magistrados lo que lo convertirá en alcalde en diciembre.
Después arrancó su discurso de autopromoción. “Baja California es el Estado más azul de la República Mexicana”, exclamó, sobre los 27 años de panismo al frente del Gobierno Estatal.
Luego, cual si fuera candidato presidencial acusó al presidente de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, de abanderar un “populismo destructor, trasnochado y locuaz”.
Con el camino abierto, invocó en su voz la necesidad de sacar al Tricolor del poder federal en 2018.
Enlistó los males de la administración de Enrique Peña Nieto, en materia de seguridad y economía. Se alteró por los actos de corrupción del PRI en Veracruz, Javier Duarte, o de Humberto Moreira en Coahuila. Pero Anaya olvidó que Kiko, su amigo, le debe más de 470 millones de pesos a la Universidad Autónoma de Baja California.
Luego Anaya, como rey de su bastión panista, visitó las instalaciones del PAN municipal para escuchar los tambores del autonombrado “ejército de jóvenes” de acción juvenil, quienes le prometieron llevarlo a la Presidencia, “con su ejemplo”.
El carnaval juvenil, además de tambores, confetis y risas tuvo vídeos testimoniales para felicitar a respaldar a Anaya.
Ignorando a la otra aspirante del PAN, Margarita Zavala, esposa del ex Presidente Felipe Calderón, quien ha acusado a Anaya de darse promoción con dinero de Acción Nacional..
Los hermanos panistas se aplaudieron entre sí por logros, promesas y responsabilidades al son de tambores y silbatos en un acalorando festival político en plena noche de hoy jueves 13 de octubre.