En medio de un caluroso aplauso dándole la bienvenida de nuevo, el público de Tijuana recibió una vez más a Alberto Cortez, el cantautor argentino que con sus canciones e historias los ha conquistado.
A paso lento, acompañado de un bastón, el artista se colocó en una silla y desde ahí, dejó fluir con esa potente voz que lo caracterizan las primeras notas con “Distancia”. El reloj marcaba las 9:10 pm. del jueves 20 de octubre. A partir de ese momento el ambiente se tornó nostálgico, de grandes recuerdos y simpáticas anécdotas.
“¡Gracias por recibirnos una vez más que alegría!”, expresó Alberto, “Es una alegría muy grande estar aquí en Tijuana en donde un grupo de amigos, amantes de la poesía han declarado éste territorio Cortez, y es algo que agradezco con el corazón y me siento orgullosísimo de ello”, declararía a su público
“Quiero decirles que si estoy en este escenario sentado como me ven, y si he tenido que entrar acompañado por un bastón es porque no hace mucho he tenido que sufrir una operación quirúrgica en mi pierna izquierda y bueno aquí me tienen, pero eso sí, siempre preparado para ser un gran delantero del Real Madrid”, expuso primero sobre el porqué debía de estar sentado y luego bromeó.
Lo cierto es que, aún y cuando su cuerpo se le veía frágil, su mejor instrumento estaba en perfecto estados: Su voz.
Así, con el ímpetu de siempre, y la alegría de estar en un escenario nuevo como El Foro, Cortez, regaló una hora y 20 minutos de grandes éxitos: “A mis amigos”, “Mariana”, “Te llegará una rosa”, “Mi árbol y yo”, “Callejero”, “En un rincón del alma”, y más.
Historias de amor y desamor, teniendo como protagonistas, un perro, los amigos, una mujer y hasta la vida.
A la mitad de su recital y con el sentimiento a flor de piel, Alberto se dirige al público: “Perdón por esta travesura que voy a hacer”, y sin más preámbulo se escucharon las notas de “Ella”, del gran José Alfredo Jiménez.
“Siempre he sido un gran admirador de José Alfredo, un hombre sencillo, profundo, denso en todos los aspectos y bueno, más allá de las ideas que pudiera volcar en cada una de sus canciones, José Alfredo era un auténtico bate popular, donde esté tu alma, tu espíritu y tu corazón querido José Alfredo, que lleve respeto, mi admiración y mi cariño”.
Se dijo ser un exiliado en el mundo del disco, pero sabe que con tantos éxitos en su carrera profesional, su público no necesita más para que el artista argentino siga vigente, querido y arropado con el aplauso de la gente.
Así, entre recuerdos llenos de nostalgia, ganas de estar en Tijuana, Alberto Cortez, dejó su voz, su cariño y su alma en el escenario, estremeciendo a los presentes al cerrar su concierto con su emblemática “Cuando un amigo se va”, dejando de lado el micrófono y explotar su voz que llegó hasta la última fila del inmueble.
“Gracias Tijuana, quizás en algún otro tiempo nos volvamos a encontrar. Gracias mil, gracias por venir, a todos los amigos que han venido, infinitamente gracias”.