El fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, informó que el sacerdote y el sacristán que fueron secuestrados y luego asesinados, en Poza Rica, conocían a sus victimarios, ya que convivieron e ingirieron alcohol juntos.
“Aquí, víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo y estaban tomando licor, después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia”, aseguró el Fiscal estatal a medios locales, durante una entrevista en Córdoba, Veracruz.
Según las autoridades, los religiosos, que “no estaban vinculados” con la delincuencia organizada que opera en dicha entidad, eran el sacerdote Alejo Nabor Jiménez Juárez, de 50 años de edad, quien recibió 9 impactos de bala de arma corta, y el sacristán, José Alfredo Suárez de la Cruz, de 30 años, el cual recibió un disparo de arma corta.
“No es un tema en donde algún sacerdote haya sido objetivo de la delincuencia organizada, no es un secuestro tampoco, estaban conviviendo”, enfatizó el Fiscal veracruzano.
El funcionario estatal detalló que los presuntos asesinos robaron 5 mil pesos de limosna y dos vehículos, una camioneta pick up modelo RAM y un vehículo sedán Lancer.
El Fiscal aseguró que “estamos ya con objetivos, nombres y caras de algunas personas, nada más estamos en busca de los objetivos que son los probables autores”, además, dijo, ya tienen identificado a un sospechoso en el caso del asesinato de los dos religiosos.
La Fiscalía general del estado dijo este lunes, que espera abrir un proceso pronto, pero no reveló el nombre del sospechoso ni dijo si estaba detenido.
Por su parte, el Centro Católico Multimedial informó que 28 sacerdotes han sido asesinados en México desde el 2006, sin contar los asesinatos de esta semana, y agregó que los estados más peligrosos para el ejercicio del sacerdocio son Veracruz, Guerrero y México.