Al título del presente ensayo, inicialmente lo había nombrado “La cremación de Juan Gabriel, una estupidez”, pero omití la última palabra por razones morales de publicación, esperando que, en su interior, no sea censurado.
Cuando uno se va de este mundo, existen tres opciones principales para con un cuerpo fallecido: ser enterrado, ser cremado o ser embalsamado.
¿Qué es lo más común en nuestra idiosincrasia mexicana? Te velan el día que mueres, o un día después; cuando te creman, al día siguiente eres cenizas; cuando te embalsaman, es porque fuiste muy importante o muy famoso.
Pues bien, no me gustó que lo hayan cremado, menos en los EEUU. Él en sus canciones siempre gritaba ¡Viva México!, lo cual me indica que hubiera preferido haber sido cremado en México. ¿Dónde vamos a visitar sus restos? México es un país que maneja una fuerte cultura por sus muertos. La cremación es una práctica ajena a nosotros los mexicanos.
Lo anterior no quiere decir que esté en contra de la cremación. No, quiere decir que esa opción se la dejemos a los mortales como yo, quienes buscamos defender el medio ambiente, ocupando menos espacio en este mundo tan hacinado y evitar que nuestros familiares tengan gastos onerosos una vez que nos vayamos.
Juan Gabriel nunca debió haber sido cremado. No hubiera estado mal el hacerle homenajes, primero en Ciudad Juárez, después en México y, finalmente, Parácuaro. En ese orden. Imaginen la tumba de Juan Gabriel radicada en Parácuaro. Seguramente se hubiera levantado la economía del pueblo de manera permanente por medio del turismo: tours visitando la casa donde nació, parque donde caminó, parcela en que cosechó, lugares frecuentados, etc. Igual en ciudad Juárez: barrio en que creció, primeros cantos en el “Noa Noa” ya desaparecido, talleres en los que trabajó, instituto en donde estuvo internado y que posteriormente se fugó. No pensaron en la derrama económica que se hubiera generado en su pueblo natal y en Ciudad Juárez de manera permanente.
Lástima, ahora no sé dónde ir, quisiera llevarle unas flores.Otra opción, quizá drástica, que a muchos nos hubiera agradado: embalsamarlo, al menos por unos años. ¿Qué es embalsamar? Conservar un cuerpo humano para que no llegue a la descomposición. El tiempo lo deciden los responsables de ese cuerpo. Lenin, lleva 92 años embalsamado en la Plaza Roja de Moscú; Mao Tse Tung en China, 39 años; Ho Chi Min en Vietnam 41, aunque también existieron temporales como Evita Perón por 24 años y Hugo Chávez por 10 días.
Por eso, yo creo que, el haber cremado inmediatamente a Juan Gabriel, fue una soberana estupidez. Lo mejor era velarlo, primero en Los Ángeles, luego en Ciudad Juárez, luego en México y, finalmente, enterrarlo en Parácuaro, junto a su madre. Esta secuencia se entendería como atender al mismo Juan Gabriel, y a su canción que se convirtió en himno, no solo en el país, sino en Latinoamérica entera: “Amor Eterno”: “Tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos”…
No se fue cualquiera, se fue el mejor compositor hispano parlante de todos los tiempos. Y, era mexicano.
Yo hubiera ido a visitarlo, donde lo hubieran enterrado, mi esposa me acompaña en mi opinión.
En fin, se fue uno de nuestros grandes, pasarán muchas décadas, quizás centurias para que vuelva a existir una figura como lo fue Juan Gabriel.
Carlos Vázquez Malo
Mexicali, B.C.