La luminosidad es el reflejo
que las hace enojar cada mañana,
ya que éstas, al mirarse en el espejo,
tan feas se ven que ni abren su ventana
y su rencor se torna más añejo,
salir debieran una vez por semana.
También un teólogo andaba en esa empresa,
no recuerdo si era el Padre Ramón,
habló poco, meneando la cabeza,
la voz pausada, con el corazón,
pues estos hombres dominan con certeza,
sus sentimientos con dulce devoción.
Él dijo suavemente y sin rodeos
que en sí, el modo de ser, es algo fino,
no nada más acompleja a los feos,
ya que esto es un misterio muy divino
y los que son así deben ser reos
dentro de la lámpara de Aladino.
Mas Platón, el trascendental griego,
sabio estudioso de la filosofía,
me dijo: “¡Abre tus ojos, no seas ciego!,
si existen feas en tu alma todavía
piensa muy bien y descubrirás luego
que la belleza es: paz, es armonía.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B.C.