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miércoles, octubre 2, 2024
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Encima de todo… invitan al más odiado por los mexicanos

Hace unos días estaba bastante seguro de algo. Los agraviados, insultados y ninguneados mexicanos habíamos calificado al señor Donald Trump, como el hombre más odiado y repudiado por los mexicanos y los latinos. No nos faltaban motivos, ya que este engendro capitalista de cara anaranjada y copete pridículo, nos tildó casi de seres subhumanos sin alma, insinuando que somos prácticamente la peste bubónica inmigrante fuente de los grandes males de su vecino país, donde la resentida raza aria de neonazis anglosajones necesita un chivo expiatorio.

Trump nos llamó violadores, traficantes, flojos, aprovechados y todos los insultos que se le puedan ocurrir a un intolerante racista de amplios bolsillos. Por supuesto que los mexicanos queríamos colgarlo como piñata y aventarle vainas de chile en los ojos. Lo bueno es que creíamos tener un presidente al menos consciente de la amarga irritación de todos los mexicanos contra este pedante archimillonario. Todos amenazamos con que no se le ocurriera pisar suelo mexicano o atenerse al hecho de ser subido en calzones a la pirámide del sol para sacrificar su copete amarillento en nombre de Tezcatlipoca.

Y entonces como respuesta a todos esos mexicanos furiosos y lastimados en su orgullo, nuestro Presidente decidió invitarlo al país que tanto ha denostado en su discurso. ¿Como un gesto de…amistad? Entender esta insólita lógica es tal vez para grandes estadistas como Peña Nieto y sus asesores porque los demás mexicanos no podemos entender ni pito de esta inimaginable y estúpida decisión. Pues qué pretende nuestro vapuleado presidente, ¿llegar a cero dígitos de aprobación? ¿Irritar aún más a los mexicanos iracundos para que lo manden al paredón?

Perdóneme Usted, Señor Presidente, pero Usted, o es completo imbécil o ya no le importa un comino el sentir del pueblo que erráticamente lo eligió. Usted trajo a este remedo de aspirante republicano, lo consintió fastuosamente, lo puso ante los reflectores, lo justificó en sus ideas retrógradas, le dio luz verde para hacer su muro y todo lo cubrió como un acto de buena fe. No es un acto de buena fe traer a aquel que nos insulta tanto como raza, no hay nada de buena fe en comportarse como un agachón, cobarde e impotente ante un buleador del imperio quien sea dicho, no tenía nada que hacer aquí que no fuera venir a pedir una disculpa pública a cada mexicano que tachó de ser un pelado rufián.

En verdad que no lo entiendo, Señor Presidente. Usted parece divagar en una lógica que elude la explicación. Usted sube impuestos para bajar la pobreza, elabora un programa de austeridad donde cabe su avión de siete mil millones de pesos, combate a la corrupción desde su casa blanca patrocinada por un contratista del gobierno, elabora un gran plan de seguridad para poder obtener más muertos que en el sexenio pasado, hace una Reforma petrolera justo cundo el petróleo no vale nada y así le puedo seguir… así que viéndolo así, podría asumir que sufre Usted de dislexia de Hubris, pues Usted denota una pusilánime lógica que ningún otro ser del universo pensante comprende, así como yo no comprendo cómo lo escogieron a Usted para dirigir este país. Los millones de mexicanos jamás podrán encontrar respuesta al enigma de tantas tonterías que comete Usted siendo la más grande esta dolorosa cachetada en la cara de todo el pueblo de México.

Es usted comparsa de quien todos detestamos y que en nuestras narices se burla de Usted y yo. ¡Nosotros exigimos enorme un muro! Pero alrededor de los pinos para que ya no salga Usted a avergonzar al país una vez más. Muchas gracias

 

Álex Torres

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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