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martes, octubre 8, 2024
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El Grito de Independencia

Durante la celebración del Grito de Independencia, Peña Nieto, la Gaviota y su familia, parados frente al balcón principal del Palacio Nacional, ella feliz y risueña, orgullosa de la elegancia de su carísima vestimenta y de sentirse miembro importante de lo que considera una familia real, mirando hacia abajo a las decenas de miles de acarreados al Zócalo de la ciudad, cuya presencia fue a cambio de una torta de jamón y un refresco, excelente platillo para esa abarrotada muchedumbre cuya comida es únicamente  tortilla con chile.

Cientos de granaderos apostados  afuera del primer cuadro del Centro Histórico a la altura de Palacio de Bellas Artes, impidieron el paso a las miles de personas que marchaban desde el Ángel de la Independencia gritando: “¡Renuncia Ya!”, mientras el PRI, partido de Peña Nieto, tuvo que montar un operativo para asegurase que en el Zócalo de la Ciudad de México solo los acarreados tuvieran un lugar cercano al balcón principal de Palacio Nacional, durante la celebración de “El Grito” de independencia, un grito que pretende acallar la pobreza, los secuestros, ejecuciones y desapariciones en México.

Un grito que pretende acallar una educación pública cada día más deficiente, con profesores mal pagados (es el trabajo intelectual peor pagado), con escuelas y hospitales públicos en decadencia porque el recorte presidencial no llegó a los altos funcionarios públicos, ni a las dependencias de gobierno y empresas privadas sino a aumentar la pobreza de los trabajadores mexicanos.

La arenga de Peña Nieto sobre el Grito de la Independencia fue tan fugaz como la luz de las estrellas que se extingue en cuanto atraviesan nuestro espacio; desde la madrugada del 1 de diciembre cuando recibió la banda presidencial, ya afuera de Palacio Nacional lo esperaba una manifestación que le reclamó los acontecimientos de Atenco y le puso frente a la mirada una manta que decía “asesino”.

La multitud acarreada, acomodada desde las 16 horas frente al balcón presidencial, proveniente del Estado de México e Hidalgo, los estados gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), acarreados pues. Hombres y mujeres con brazaletes verde y blanco, faltando el rojo de los colores de la bandera nacional, emblema que utiliza el PRI, apropiado del símbolo tricolor que representa a México.

Y así concluye esa ceremonia que simboliza la fiesta mexicana, esa noche el grito del Viva México, del grito de la Independencia, grito que se escuchó hueco al ser lanzado por quien representa al mal gobierno, por quien días antes, ante el coraje y la impotencia alojados en el corazón de los mexicanos, recibió con honores a un personaje que pisotea a México. Triste celebración que terminó mucho antes del amanecer.

 

Concepción Vizcarra de Arámburo es luchadora social y reside en Tecate, B.C. Correo: concepcion_vizcarra@hotmail.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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