En la actualidad, también los refranes han evolucionado, vean los ejemplos:
* Ladrón que roba a ladrón, ¡es político el bribón!
* La suerte de la fea, a las bonitas ¡les vale un cacahuate!
* Barriga llena… Corazón, ¿qué hicimos?
* El amor es una cosa esplendorosa, ¡hasta que los sorprende su esposa!
* No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace gerente.
* Hormona mata neurona.
* Cae más pronto un hablador si es cojo.
* ¡Más vale prevenir que bautizar!
* Ojos que no ven, pies que pisan cosas aguadas y feas.
* Al que no habla, Dios lo hizo mudo.
* Cría cuervos ¡y tendrás un montón!
* Camarón que se duerme, amanece de coctel.
* De tal palo, nacen problemas.
* Toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el mío.
* Amor de lejos, felices los cuatro (por un rato).
Autor: Vieja residente de Santa Fe.
Problema con la lengua
— Mi esposa se burla de mí porque no puedo decir Ignacio.
“Pero lo dices bien”.
— Lo sé, pero en fin, para qué discuto con ella, mejor me voy a hacer ejercicio.
“¿Y en donde haces ejercicio?
— En el Ignacio.
Autor: Vieja residente de Playas… de Tijuana.
Pregunta para Pepito
El maestro pregunta en clase:
— Dime Pepito, ¿qué hacía el legendario Robin Hood en el bosque?
“Le quitaba el dinero a los ricos”.
— ¿Por qué?
“Porque a los pobres no podía quitarles nada”.
Autor: Un empresario.
Mamá…
— ¡Mamá, mamá! En la escuela me dijeron gorda.
“No les hagas caso, linda. ¿Tienes tarea?”.
— Sí, mucha.
“¡Pues no dejes para marrana lo que puedas hacer oink!”.
— ¡Mamaaaaaaaaá!
Autor: Nutrióloga sarcástica.
Reflexión
¿Se han dado cuenta que cuando se nos acaba el saldo dejamos de ser “Amigo Telcel” y pasamos a ser vilmente un “Estimado Usuario”? Definitivamente, sin dinero no hay amistad.
Autor: Cliente de Movistar.
Marido celoso
Un marido celoso llama a su esposa:
— ¿Dónde estás, amooor?
“¡En la casa, amooor!”.
— ¿Seguraaa?
“Síií”.
— Enciende la licuadora.
“Rrreeeeeeeee”.
— Okey, amor. Adiós.
Otro día:
— Amor ¿dónde estás?
“En la casa amor”.
— ¿Segura? Enciende la licuadora.
“Rrrreeeeeeeee”.
— Okey. Adiós.
Al siguiente día el marido decide ir a la casa sin avisar.
— Hijo, ¿y tu madre?
“No sé, papá. Salió y se llevó la licuadora”.
Autor: Esposa feliz.
Primerizo
— ¡Por el poder de Cristo ordeno que salgas del cuerpo de esta hija de Dios, ser maligno!
“Doctor, ¿qué hace?”
— Perdón, es mi primer parto.
Autor: Anónimo de la Escuela de Medicina.
Insomnio
Un hombre conversa con el doctor:
— Por culpa de mi déficit de atención no puedo dormir.
“La solución es obvia: cuente ovejas y listo”.
— Una oveja, dos ovejas, pato, cabra, en la granja de Pepito, ¡eeeh Macarena!
Autor: Un desvelado.
Karma
— ¡Acabo de enterarme que se ha muerto el cura que nos casó!
“Pues qué puedo decirte, ¡el que la hace la paga!”.
Autor: Un supersticioso.
Regalo
— Cariño, te traje esta lámpara de Aladino vacía.
“¡¿Y para qué demonios quiero una lámpara vacía, grandísimo idiota de pacotilla?! ¡Me enfermas!
— Para que ahí guardes el maldito genio que te cargas.
Autor: Un marido sumiso… seguramente.
Vengativo
Un británico llegó a la oficina municipal en Telford, Inglaterra, y colocó sobre el escritorio tremenda bolsa llena de monedas.
Resulta que a este sujeto le impusieron una multa de 80 dólares por llevar a su hijo a vacacionar durante el ciclo escolar.
El individuo alegó que no había una ley que prohibiera esta acción, pero las autoridades no le hicieron caso. Así que, en protesta, decidió pagar la multa con ¡EN ZERIO! monedas que equivalen a un centavo de dólar, o sea, de 1 y 2 peniques.
Por supuesto que el problema para el personal de la dependencia fue contarlas.