Deambulan por las calles de la ciudad, comen lo que pueden y duermen donde les llega la noche, difícilmente alcanzan a resguardarse del agresivo calor, y al aumentar la temperatura son los primeros en caer. Son decenas de indigentes que -como zombis- pululan en Mexicali sin que alguna autoridad se haga cargo, solo cuando mueren
A mediados de junio pasado, residentes del multifamiliar en Mexicali se quejaron de un indigente que tenía meses “asentado” en la puerta norte. Ahí dormía, comía, orinaba, defecaba, y en ocasiones se masturbaba. Se llamaba José y le apodaban “El Moreno”.
Anteriormente ese hombre trabajaba en un lavado de autos cercano al edificio departamental de 81 condominios en la colonia Nueva, a un lado de donde por años funcionaron las oficinas del ISSSTE.
Los vecinos del multifamiliar pedían el apoyo de la Policía Municipal, pero el indigente -quien era relativamente tranquilo- se escabullía y volvía al mismo lugar. Hasta la media tarde del jueves 21 de julio, cuando “El Moreno” se empezó a poner mal. Se miraba desorientado, confuso, mareado. Se desmayó en el pasillo interior. Esa tarde el termómetro subió a 47 grados centígrados, equivalentes a 116 Fahrenheit.
Los vecinos llamaron al número de Emergencia 066, acudió una patrulla y luego una ambulancia, pero “no lo encontraron”. Advirtieron a los agentes que el individuo estaba muy mal y, de seguir así, seguramente amanecería muerto, debido a que “traía golpe de calor”.
Al día siguiente, cerca de las cuatro de la tarde, los mismos vecinos lo encontraron tirado, agonizante, con espasmos y espuma en la boca, de nuevo llamaron al 066 y la ambulancia de la Cruz Roja tardó más de media hora en acudir; cuando ésta llegó, José ya estaba muerto.
De acuerdo con la versión de una de las vecinas, cuando el Servicio Médico Forense (SEMEFO) hizo su arribo en la camioneta traían otro cuerpo, también fallecido por golpe de calor y los empleados de esa dependencia comentaron que por la Avenida Justo Sierra los esperaba otro muerto, igual, por el calor. Ese día el termómetro marcó los mismos 47 grados centígrados de temperatura.
Según datos oficiales, de los 85 cuerpos recibidos en el SEMEFO de Mexicali del 25 de julio al 1 de agosto, seis murieron por golpe de calor, 15 por otros motivos: ataque cardiaco, condición renal, pulmonar, enfermedades que se agravaron por el caliente clima. Se trató de varones, adultos y en situación de calle. Indigentes, de esos que a todos incomodan pero a nadie le interesan, de los que no hay censo, ni política oficial para atenderlos.
En 2013, Sergio Tamai, director del Hotel del Migrante -parcialmente cerrado-, implementó un área para indigentes durante el verano, y llegó a aglutinar a cerca de 100 personas en la Zona Centro.
En Mexicali el único refugio contra el clima funcionando es el del DIF Municipal, en las instalaciones del CREA. Abierto en junio, ha recibido en su momento más álgido a 51 personas en un día.
En el lugar de acceso al multifamiliar donde “habitaba” José “El Moreno”, los residentes colocaron un par de veladoras. Ahora se quejan que en su lugar aparecieron tres jóvenes -también indigentes- que llegan de noche y utilizan las oficinas que fueron del ISSSTE para pernoctar.
Golpe de calor
En Mexicali, julio de 2016 cerró con un número atípico de muertes, 175 en total.
“Siempre en los meses de julio y agosto se da un incremento en el ingreso de cadáveres”, explica el nuevo coordinador del SEMEFO en Mexicali, Cesar Raúl González Vaca, e informa que en 2015 se confirmaron 12 casos de muertes por golpe de calor. Este 2016 se han confirmado seis casos -incluidos los dos excursionistas en la sierra- y al menos entre 10 y 15 muertes por enfermedades asociadas a la inclemencia del clima.
En la mayoría de los casos, se trata de indigentes no identificados, no reclamados hasta el momento, y que en 15 días serían liberados por el Ministerio Publico para ser enterrados en la fosa común.
En la semana del 23 de julio al 1 de agosto, al SEMEFO ingresaron 85 cuerpos, muertos por diferentes causas: accidentes de tránsito, causas naturales, asesinados. Esa cifra recibida en una semana, es el promedio regular de occisos que reciben en un mes, dice el doctor González.
El golpe de calor es una coagulación intravascular diseminada, se da una falla orgánica múltiple y debido a la deshidratación, los órganos empiezan a fallar, lo que deriva en una encefalopatía a nivel cerebral con falla en riñones, pulmones y corazón. Todo por el desequilibrio entre el líquido que ingresa al cuerpo y el que sale, “la persona siente confusión, mareos, vómitos”, expone el titular del SEMEFO en Mexicali.
Canícula
Rene Rosado, titular de Protección Civil en Mexicali, recuerda que en el verano de 2005, al presentarse la canícula -clima más cálido y menos lluvias-, implicó que en los planes de emergencia y como medida de prevención, se abrieran por primera vez los refugios temporales refrigerados para atender a la población civil. Ese verano las temperaturas rebasaron los 50 grados centígrados, más de 122 Fahrenheit. En aquel año murieron 29 personas por golpe de calor en menos de dos semanas.
A ello habría que agregar el cambio climático, lo que en conjunto ha implicado que las estaciones del año tengan un promedio de 40, 45 días con temperaturas que rebasan los 45 grados centígrados, y la temporada de huracanes en el Océano Pacifico que conlleva el ingreso de humedad por el Golfo de California y crea una explosiva mezcla de humedad con altas temperaturas.
Según Rosado, lo más fuerte del calor se ha presentado en el mes de julio, aunque de acuerdo con los pronósticos, para lo que resta del verano se esperan temperaturas más “amables” que las de julio.
El director de Protección Civil considera que este verano -comparado con otros- no ha habido temperaturas alarmantes, con un tardío ingreso de la estación, con calor seco y apenas en las últimas dos semanas, mayor humedad. Muestra una página de internet especializada en el clima –National Oceanic and Atmospheric Administration-, donde se marcan rangos máximos esperados para la primera quincena de agosto, de 42 grados centígrados -107 Fahrenheit- y las últimas dos semanas más bajas aún.
“La naturaleza no tiene palabra, estamos viviendo cambios climáticos muy fuertes que ya no es tan sencillo pronosticar estos veranos”, advierte.
En el caso de las muertes, considera que habría que analizar si se trata de personas migrantes provenientes de otras entidades del país. Aparte de la situación de calle menciona otros posibles elementos, como el uso de drogas o alcohol, por lo que el clima surge como un factor detonador.
Y explica un escenario singular: las personas en situación de calle, al ver una patrulla, lo primero que piensan es que serán detenidas, por lo que prefieren ocultarse, huir, esconderse. “Nunca se les puede llevar contra su voluntad”.
Cita el ejemplo del área del Ferrocarril -por donde diariamente llegan decenas de migrantes-, pero al ver llegar una patrulla lo primero que hacen es correr. El titular de Protección Civil en Mexicali expone que tienen muy focalizados en la ciudad los lugares donde hay población “de calle”, como es el caso de la Zona Centro, la Estación del Ferrocarril, el Parque Constitución y a lo largo de toda la vía del ferrocarril.
No voltean
“Hay una desatención tanto del gobierno municipal, estatal y federal, no hay fondos, no hay recursos y tiene otro tipo de problemas que hace que no volteen a ver a la gente más jodida, la más amolada”, sostiene por su parte Sergio Tamai Quintero, activista social y fundador del Hotel del Migrante en Mexicali.
Desde el año pasado el hotel está parcialmente cerrado, debido a los problemas económicos que atravesaron, aunque en su mejor momento llegaron a albergar diariamente a cerca de 300 personas.
Tamai tenía destinados los locales de abajo para personas en situación de calle, llegó a tener hasta 150 “huéspedes” entre indigentes y migrantes centroamericanos. Recuerda que también rentó un hotel en desuso -en la parte alta del bar El Cordobés-, adonde se llevó a los indigentes.
“Es una población muy complicada, tienen problemas de alcoholismo, de drogas”, indica en cuanto al perfil de ese sector. El lugar tuvo que cerrar lugar por problemas económicos.
El activista comenta que en varios momentos ha propuesto a las autoridades de los tres niveles instalar un campamento -en temporada de verano- para todo este sector de indigentes que fácilmente agrupa a 200, 300 personas, pero nadie ha tomado la batuta de la propuesta.
Piensa que podría ser con carpas, baños portátiles, regaderas y convocando a las sociedad civil para que apoye. Incluso comenta que lo ideal sería contar con un lugar cerrado -en la Zona Centro hay varios en desuso algunos ofertados para renta en montos desde 5 mil pesos-. “Yo voy a entrarle al quite”, adelanta Tamai en el tema de los indigentes.
“Es responsabilidad del gobierno estatal, federal y municipal hacer algo por ellos (los indigentes), no es posible que se estén muriendo, es una vergüenza que pasemos por aquí y este una señora ahí tirada en el suelo”, reflexiona.
Responsabilidad compartida
“Creo que es un problema de todos, del Gobierno Federal, el estatal y el municipal, tener los lugares adecuados, no estamos preparados para atender a la población que está flotando”, dice por su parte la presidenta del Patronato DIF en Mexicali, Sonia Carrillo Pérez. Menciona el caso de los deportados: “Es verdaderamente doloroso ver a jóvenes de 16, 17 años buscando comida en los botes de basura. Después se tienen que drogar para poder aguantar el calor, o los agarra algún grupo delictivo. Por cualquier puente que pasas ves gente dormida”.
Carrillo insiste en que el tema es una responsabilidad compartida entre los tres niveles de gobierno y en ciudades como Mexicali se deben tener albergues en forma, grandes y con un recurso destinado, etiquetado a espacios de ese tipo, que puedan salvar la vida de estas personas.
Por su parte, María de los Ángeles Romero -directora del DIF Municipal- argumenta que del 18 de junio a la fecha, el Refugio Temporal ha recibido cerca de 800 personas. Dos semanas antes del arranque, ese espacio se abrió por varios días debido a una ola de calor que rebasó los 47 grados centígrados.
El refugio abre sus puertas de once de la mañana a seis de la tarde, cuenta con espacio para cerca de 80 personas, tiene camastros, refrigeración y antes de ingresar deben darse un baño, registrarse y, cerca de la una de la tarde, se les brinda un alimento, sopa instantánea.
Esto último en función de que para poder darles comida, deben seguir la Norma Oficial Mexicana establecida por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), que implica una serie de protocolos relacionados con el funcionamiento de cocinas en ese tipo de lugares. Por eso la rápida opción de las sopas Maruchan.
La funcionaria municipal detalla que en caso necesario podrían abrir otro refugio en el Centro de Desarrollo Humano Integral Centenario -Zona Poniente-, o en la Zona Sur, en el Parque Juventud 2000. Este año han tenido menor afluencia que en 2015, debido a que ajustaron medidas reglamentarias por varios incidentes, desde robos hasta el ingreso de armas punzocortantes.
Por lo pronto, en los refrigeradores del SEMEFO local hay una veintena de cuerpos a la espera del vencimiento del plazo legal -15 días- para que algún familiar pueda reclamarlos, en caso contrario, van directo a la fosa común.