En siete meses del 2016, los casos de homicidios de menores de edad rebasan por cuatro los ocurridos durante el año 2015. El de Evelyn –de 3 años de edad– es el más reciente investigado por ZETA, que como la mayoría de las víctimas también sufrió abuso sexual. También el relato de una menor de 15 años diagnosticada con retraso mental que fue violada por uno de sus vecinos
Asesinados en forma violenta y con el agravante de abuso sexual en la mayoría de los casos, 10 menores de edad han sido han sido privados de la vida en Tijuana durante el 2016. De acuerdo a la estadística de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), la cifra casi duplica los 6 asesinatos de niños que se registró en todo el año 2015.
En los últimos casos de homicidio de infantes –Evelyn, Usiel y Kimberly– la anatomía de las víctimas registró signos de maltrato infantil y, en el caso de las niñas, agresión sexual.
El de Evelyn Mayoral Tiznado es el último del que se tienen conocimiento, aunque ella falleció desde el 20 de junio; por estar su caso bajo investigación de homicidio y por no encontrarse registrada por sus padres, su cuerpo permaneció durante un mes en el Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Tijuana. Derrame cerebral y agresión sexual es el resultado de la necropsia de la niña de 3 años de edad.
De acuerdo a la versión de la madre, Johana Jazmín Tiznado Medina, Evelyn se cayó de unas literas a las 11 de la mañana del lunes 20 de junio, pero no la llevó a recibir alguna atención médica.
Lejos de ello, se le vio en un café Internet y con vecinos de la colonia 3 de octubre, en donde reside. Fue precisamente una de sus vecinas, al ver el estado en que se encontraba la niña, quien la conminó a llevarla al hospital.
Entonces Johana tomó en los brazos a Evelyn, y frente a la iglesia Luz del Mundo recostó a la niña en la banqueta en espera de un aventón. Ya eran las 5 de la tarde.
La llevó al hospital de Cruz Roja, ahí trataron de reanimarla, pero Evelyn falleció. Ya era tarde. “Si hubiera llegado antes”, le dijeron a la madre.
Evelyn dejó dos hermanos, Raquel y Yohan de 4 y 2 años de edad, respectivamente. A la semana del fallecimiento de Evelyn, Johana dio a luz a su cuarto hijo.
Vecinos entrevistados por ZETA, describen una vida de descuido y maltrato hacia los menores. Hacinados en un cuarto de acaso 4 metros cuadrados, ubicado en la calle Santa María de la colonia 3 de octubre, los niños son constantemente dejados solos por sus padres. Antes del fallecimiento de Evelyn, en la vivienda era común observar reuniones hasta altas horas de la noche, “principalmente hombres, que en la colonia se les ubica como viciosos”, indican las familias de alrededor.
Aunque Johana no trabaja, recurrentemente deja a los niños con vecinas, “dice que va a un mandado y se pierde por varios días, en una ocasión me los dejó hasta 4 días diciendo que estaba trabajando de dama de compañía, pero volvió sin dinero y no me pagó ni lo que consumieron sus hijos”, se quejó una de las personas que se han hecho cargo de los infantes. Del padre, Iván Mayoral, comentan que trabaja en forma intermitente.
A pregunta expresa a los menores, éstos dicen en qué consiste su alimentación: Yogurt, cereal y sopa Maruchan. También dan cuenta de maltrato por parte del padre, tanto hacia ellos como hacia su mamá.
Hasta el fallecimiento de Evelyn, ninguno de los niños contaba con acta de nacimiento; además de serles practicados exámenes de ADN para entregarles el cuerpo de su hija, a los padres se les dio asistencia para que registraran a todos sus hijos.
Esta situación fue observada por las autoridades, por lo que el caso de esta familia se encuentra bajo la observación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), a cargo de Melba Olvera.
Fue el jueves 21 de julio cuando el cuerpo de la niña de 3 años fue entregado para ser sepultado, en tanto la PGJE sigue el caso por homicidio doloso. La fiscalía además envió un oficio a la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia del DIF estatal para que observe la situación de los hermanos de Evelyn, pero no informó a esta última dependencia que hay un proceso penal abierto. A la fecha, los menores siguen bajo la responsabilidad de los padres.
Avanza investigación en caso de violación a menor con retraso mental
Estaba a 500 metros de llegar de su casa. Eran alrededor de las cuatro de la tarde del lunes 18 de julio, y ella caminaba por debajo de un árbol que da sombra en la calle Cruz del Sur de la colonia Sánchez Taboada. Entonces Wilfrido Vázquez Urquidez –señalado por la fiscalía estatal como probable responsable– la tomó del brazo, le tapó la boca para que sus gritos no fueran escuchados y la fue jalando del cabello durante 20 metros hasta el lugar donde vive, una casa de un piso confinada por una barda cuyos cimientos fueron hechos de llanta.
Wilfrido le dijo que si contaba a alguien lo que estaba pasando mataría a su mamá, a su familia y a su perro, la metió a uno de los cuartos, la tiró en la cama y abuso de ella. Debido al retraso mental que le fue diagnosticado desde el año 2003, cuando tenía 2 años, la menor relató esto con el apoyo de psicólogos que aplicaron ejercicios especializados de interrogación. Se determinó que fue penetrada por la vagina, el ano, y que el responsable también introdujo el pene en su boca, lo que coincide con los dictámenes médicos realizados horas después de los hechos.
Cuando su agresor la dejó irse, la niña caminó por la calle Baja California Sur rumbo a su casa. Su llanto llamó la atención de dos vecinas que notaron el sangrado en la zona de sus genitales y se acercaron a auxiliarla. Minutos después, ya cuando la habían aseado, salieron a buscar al agresor, y ahí, ella misma señaló a Wilfrido Vázquez Urquidez, a quien se conoce en la colonia como “Willy”. Vecinos entrevistados por este semanario, aseguran que el hoy imputado consume drogas, y que es común verlo salir de una vivienda donde la pasa encerrado.
Pidieron apoyo de elementos del Ejército que patrullaban la zona, quienes lo retuvieron y lo entregaron a policías estatales, para luego dar aviso a la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Las versiones sobre la razón por la que la menor caminaba sola por la colonia son dos: Mientras su madre, quien supo de lo ocurrido cuando recibió una llamada a su trabajo, explica que su hija salió de su casa cuando la cuidaban sus hermanos, las vecinas mencionan que caminó desde el negocio donde ella y su madre revisaban los detalles de su vestido de 15 años –a unos 300 metros del lugar donde fue raptada– y que en ese punto se separaron, una para el trabajo y la otra para su casa.
El martes 27 de julio se desahogó la audiencia de vinculación a proceso de Wilfrido Vázquez Urquidez, llevada por el juez de control Daniel Aguilar Patiño. Durante menos de una hora, escuchó los elementos de prueba con los que en esta etapa –antes del juicio– cuenta la fiscalía estatal. Los ministerios públicos de la agencia de delitos sexuales entregaron al juzgador: inspecciones ministeriales, declaraciones de la víctima y de dos testigos, así como dictámenes médicos y psicológicos.
Por su parte, la defensa del imputado consideró que la entrada del Nuevo Sistema de Justicia Penal es para buscar la verdad, “no para señalar probables culpables sin elementos”, consideran que de fondo, no hay pruebas para afirmar una probable responsabilidad de Wilfrido, solicitando al juez que no vinculara a proceso a su defendido.
No obstante, el juez concedió a la PGJE la vinculación a proceso y estableció un término de 3 meses para que se sigan aportando más pruebas. En tanto, el imputado permanecerá preso en la Penitenciaría de La Mesa.
En su momento, durante la audiencia, vestido de anaranjado, delgado, con el rostro desgastado y con un evidente problema auditivo, dijo al juez: “soy inocente”.