En conferencia de prensa, la endocrinóloga pediatra Zenia Iveth Santana Ramírez, señaló que la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, realizada en 2012, arrojó que de los 39.2 millones de niños y adolescentes existentes en México, 5.33 millones presentaron baja estatura, es decir, el 13.6 por ciento.
Si bien la mayor parte de estos casos se concentran en el centro y sur del país, los Estados norteños –Baja California entre éstos- no son ajenos a la estadística, con el 8.9% de los niños y adolescentes registrados compartiendo esta característica, cerca de un millón de menores de edad afectados.
En edad adulta, los mexicanos siguen oscilando baja estatura, siendo el promedio en mujeres de 1.58 metros y en hombres de 1.64 metros, lo que deriva de cuestiones genéticas, nutricionales y hormonales, principalmente.
“Nuestro ambiente nos está influenciando mucho para favorecer o desfavorecer nuestra estatura, uno de ellos es nuestra nutrición, que fuera adecuada, balanceada, completa en los niños, hemos visto la influencia en los últimos tiempos de alimentos poco nutritivos que no favorecen este buen crecimiento”, declaró.
El sedentarismo y el padecer enfermedades como anemia, desnutrición, asma, alergias, reflujo gastroesofágico y desequilibrios hormonales, también tienen relación con la estatura, siendo que un crecimiento óptimo es señal de un buen estado de salud.
Buenos hábitos como ejercicio, dormir lo suficiente, alimentarse correctamente y acudir con regularidad con un médico pediatra pueden contribuir a un sano crecimiento.
En su ponencia, Santana Ramírez enunció una serie de signos de detección temprana de problemas en el desarrollo y crecimiento normal de la niñez, como lo es el crecer menos de 5 centímetros por año, permanecer en una misma talla de ropa y zapatos durante un periodo mayor a seis meses, y crecer a un ritmo menor a otros niños de su edad.
Cuando una corta estatura no puede relacionarse con una enfermedad, sino que tiene que ver con deficiencias hormonales, la alternativa el suministro de las mismas, lo que cuenta con mejores resultados si comienzan a aplicarse a edad temprana y no en una etapa tardía del crecimiento como lo es la pubertad, comentó la expositora.
Una corta estatura también repercute en la autoestima de la niñez, quienes la padecen suelen aislarse de sus compañeros en la escuela, al no poder competir a la par en actividades deportivas y ser sobreprotegidos.
Tratamientos como el de hormona del crecimiento se encuentran disponibles en los servicios públicos de salud y en seguros médicas, aunque suelen reservarse a ciertos padecimientos. El precio de dicho tratamiento varía con el tamaño de la dosis, que se determina según el peso del paciente, esto es, de 4 mil 500 hasta 20 mil pesos al mes.