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miércoles, octubre 2, 2024
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En busca del mejor conductor

Un oficial de tránsito está buscando a un buen conductor porque le han encargado dar el premio al mejor conductor del año.

Después de seguir a muchos conductores, se fija en uno que lo hace bastante bien, a una velocidad prudente y respetando todas las señales de tráfico. Contento por haberlo encontrado, va a darle la buena noticia:

— Buenos días, señor. Me complace comunicarle que ha sido usted premiado con mil pesos por ser el mejor conductor del año.  Dígame, ¿qué va a hacer usted con el premio?

“No me diga, ¡qué bien! Lo primero que haré es sacar mi licencia de conducir”.

La esposa interrumpe:

“No le haga caso, agente, está borracho”.

A lo que la suegra, que iba en el asiento de atrás, dice:

“Bien dije yo que no llegaríamos muy lejos con un carro robado”.

Autor: Anónimo de la PGJE.

 

Hay de nueras a yernos

Dos señoras se encontraron después de un buen tiempo sin verse y una le pregunta a la otra:

— ¿Cómo están tus hijos, Rosa y Francisco?

“Ay, querida, muy bien. Rosa se casó y tiene un esposo maravilloso. Se levanta de madrugada para cambiar los pañales de mi nieto, prepara el café en la mañana, lava los platos y ayuda en la cocina. Después de todo esto se va a trabajar. Un amor de yerno, gracias a Dios”.

— ¡Qué bien, querida amiga! Y tu hijo Francisco, ¿también se casó?

“También se casó, pero tuvo mala suerte. Su matrimonio anda muy mal, imagínate que él tiene que levantarse de madrugada para cambiar los pañales de mi nieto, hacer el café en la mañana, lavar los platos y ¡tiene que ayudar en la cocina! Y después de todo esto sale a trabajar para conseguir el sustento a la vaga de mi nuera, ¡es una sinvergüenza!”.

Autor: Una suegra.

 

Curas de vacaciones

Tres sacerdotes decidieron ir a Brasil de vacaciones. Estaban determinados a tomar unas auténticas vacaciones, no usando nada que pudiera identificarlos como clérigos.

Tan pronto el avión aterrizó, se dirigieron a una tienda y adquirieron bermudas, sandalias y lentes negros realmente llamativos.

A la mañana siguiente bajaron a la playa vestidos con su atuendo turístico. Estaban sentados en sus sillas de playa, bebiendo un trago y disfrutando del sol y el paisaje, cuando una rubia despampanante que mataba usando un bikini topless, pasó caminando junto a ellos, que no pudieron evitar mirarla con admiración.

Al pasar ante ellos, la mujer sonrió y saludó uno a uno:

“Buen día, Padre. Buen día, Padre. Buen día, Padre”.

Ellos quedaron atónitos. ¿Cómo diablos podía ella saber que estaba frente a sacerdotes?

De manera que al día siguiente, regresaron a la tienda y compraron prendas aún más llamativas. Una vez más, con su nuevo atuendo, se ubicaron en sus sillas para disfrutar del sol.

Luego de un momento, la misma rubia atractiva, usando un diferente y colorido bikini topless, volvió a pasar frente a ellos, y una vez más los saludó individualmente para comenzar a alejarse.

Uno de los sacerdotes no pudo más y soltó:

— Un momento, señorita.

“¿Sí, Padre?”.

— Nosotros somos sacerdotes, orgullosos de serlo, pero debo saber cómo es posible que usted sepa que somos clérigos, vestidos como estamos.

“Padre, soy yo… ¡la hermana Catalina!”.

Autor: Anónimo de alguna parroquia.

 

El dilema de un hombre

Un hombre tenía tres novias y no sabía a cuál de ellas elegir para casarse. Resolvió hacer un test para ver cuál era la más apta para ser su esposa. Extrajo 15 mil dólares de su cuenta bancaria, dio 5 mil a cada una de ellas y les dijo que lo gastaran como quisieran.

La primera fue de shopping, compró ropas, joyas, fue al salón de belleza, etcétera.

Volvió y le dijo al hombre:

“Gasté todo el dinero que me diste para estar más bonita para ti, para gustarte más. Lo hice porque te quiero”.

La segunda también fue de shopping y compró ropa para él, una consola, una televisión de pantalla plana, zapatos especiales de deporte, palos de golf. Regresó y le dijo:

“Gasté todo el dinero que me diste en regalos para ti, así te hago más feliz… lo hice porque te quiero”.

La tercera tomó el dinero y lo invirtió en bolsa. En tres días triplicó lo invertido y regresó, le devolvió los 5 mil pesos que el hombre le había dado y le dijo:

“Invertí tu dinero y gané el mío, ahora puedo hacer lo que quiera con mi propio dinero… lo hice porque te quiero”.

Entonces, el hombre pensó.

Pensó… pensó…pensó…

Pensó…pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Y siguió pensando.

Pensó… pensó…pensó…

Pensó…pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Pensó…pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Pensó…pensó…pensó…

Pensó… pensó…pensó…

Y por fin eligió a la más pechugona.

Autor: La pechugona feliz.

 

OVNI

— A ver, cuéntame, ¿cuál es el chisme?

“Pues nada, que la Carmen está bien triste”.

— ¿Y eso por qué?

“Porque su marido se fue con un OVNI”.

— ¡¿Cómo que con un OVNI?! No entiendo nada…

“Sí, Otra Vieja No Identificada”.

— Ah qué infeliz…

Autor: Especialista en OVNIs.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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