Francisco Moreno Barrón arribó a Tijuana para convertirse en el Segundo Arzobispo de la ciudad. Mientras sus mensajes en pro de los migrantes y de los desfavorecidos dictaron sus discursos, en su recibimiento estuvo acompañado de los mismos personajes de los que se rodeó Rafael Romo Muñoz durante sus 20 años como Prelado, aquellos ligados al Hipódromo de Agua Caliente
Al descender del vuelo 174 de Aeroméxico, aun en el pasaje que conecta la nave con la terminal aérea, Monseñor Francisco Moreno Barrón comenzó a vestirse para ser recibido como el nuevo Arzobispo Metropolitano de Tijuana. Auxiliado por un séquito de monjas y sacerdotes que le acompañaron desde la Ciudad de México, fue poniéndose una a una las prendas sacramentales.
Afuera de la sala de arribo número 5, ya le esperaban tres personajes. El alcalde de Tijuana, Jorge Astiazarán Orcí; el Arzobispo Emérito, Rafael Romo Muñoz; y el representante de Jorge Hank Rhon, Miguel Àngel Badiola, entre otros sacerdotes y miembros de la curia católica de Baja California.
El Arzobispo Moreno Barrón no regateó bendiciones a la tripulación del vuelo que lo trajo a Tijuana para quedarse, ni a los feligreses que lo identificaban y le tomaban fotografías. Fueron las primeras bendiciones que otorgó ya en suelo bajacaliforniano.
Llevado por Romo Muñoz, Badiola acapararía la atención de un recién llegado Arzobispo. Cedería a los designios de los hankistas.
Por lo menos desde dos horas antes, integrantes de la Iglesia Católica esperaban en la antesala del Aeropuerto Internacional “Abelardo L. Rodríguez” el arribo de Moreno Barrón. Alrededor de cien personas, en su mayoría grupos pertenecientes a comunidades católicas y parroquias de la ciudad, el vuelo 174 proveniente de la Ciudad de México, en el que aterrizó el nuevo líder de la Iglesia en Tijuana, llegó con 20 minutos de retraso, a las 10:44 de la mañana del jueves 11 de agosto.
Con cánticos, porras y carteles, los feligreses pedían la presencia del religioso. Sonriente, Moreno Barrón saludó con efusividad a quienes lo recibieron, en medio de Romo Muñoz, el representante de Hank y Astiazarán.
Después de unos minutos se abrió paso entre la multitud, salió del aeropuerto y subió a una camioneta Lincoln Navigator oscura de reciente modelo -la misma que utiliza Romo Muñoz-, para despedirse de los asistentes con una mano sobre el pecho.
Alabanzas frente al muro
El primer punto de parada del Segundo Arzobispo en la ciudad fue a poco más de dos kilómetros del aeropuerto, en un templete colocado frente al muro que divide a México y Estados Unidos a lo largo de los 3 mil 200 kilómetros de frontera.
Una alfombra roja fue tendida para señalar el camino que recorrería el ex Arzobispo de Tlaxcala, una de las entidades federativas con los índices más altos de trata de personas. Antes del evento, el área fue preparada.
Justo sobre ese punto, hace meses, un grupo de artistas pintó un mural sobre la malla metálica en la que aparecía Donald Trump, el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos con una mordaza y la leyenda “Rape Trump!” (violen a Trump) en referencia a los comentarios racistas del magnate estadounidense, quien llamó “violadores” a los migrantes mexicanos.
Más tarde, Moreno Barrón, quien confesó nunca haber estado tan cerca del muro fronterizo, pediría comprensión para Trump. “Este señor merece todo nuestro respeto porque es un ser humano. Así como todos merecemos respeto de él”, y apeló al sentido común de sus colaboradores para “reorientar sus convicciones y futuras decisiones por el bien de toda la comunidad”.
Alrededor de cien personas acudieron al evento, para el cual se desplegaron decenas de patrullas de la Policía Municipal, así como un vehículo blindado de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.
Del otro lado del muro, también se solicitó apoyo en seguridad. Un helicóptero sobrevoló la zona y unidades de la Patrulla Fronteriza -la misma que ha causado la muerte a cientos de migrantes mexicanos- se estacionaron a metros de Tijuana.
Los rituales iniciaron, con Moreno Marrón ya portando la envestidura arzobispal, sentado al centro, a su derecha Romo Muñoz y a su siniestra Astiazarán, en el otro extremo del escenario, decorado en el fondo con cruces y madera, estaban el secretario general del gobierno de Baja California, Francisco Rueda y Enrique Méndez, quien en Tijuana está al frente de la oficina de la secretaría general del gobierno estatal.
En representación de la tierra bajacaliforniana, al Arzobispo se le entregó sal de mar, tierra de desierto y olivos. También se le obsequió una figura de cerámica de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de los misioneros.
Luego vinieron las palabras de los miembros del presídium. Francisco Rueda, siempre sonriente, aseguró “nos sentimos bendecidos y privilegiados de ser Franciscos”, en clara referencia al gobernador Francisco Vega de Lamadrid -quien canceló su asistencia y envió a sus representantes-, al Papa Francisco y al Arzobispo Francisco Moreno Barrón.
Aseguró que el representante de la Iglesia Católica es recibido con “los brazos abiertos y el corazón abierto”, ya que la temática elegida para el evento eran los migrantes, el funcionario estatal también presumió de las acciones de su gobierno por apoyar a este sector.
Esto a pesar de que en junio, el gobierno estatal no había entregado los fondos de apoyo correspondientes a seis meses para las asociaciones civiles que dan albergue y comida a los miles de migrantes y repatriados que pisan Baja California.
En su turno, el alcalde Jorge Astiazarán hizo lo propio, dijo que Tijuana es una ciudad de valores, por lo que espera encontrar en el Arzobispo un aliado y que el gobierno es respetuoso de las creencias, religiones e ideologías de quienes la conforman.
Después de los discursos, frente al escenario, un grupo de hombres disfrazados como misionarios y cargando cruces de madera, otros vestidos con ropa tradicional kumiai y un grupo de bailarines hicieron una representación de la historia de Baja California, cual recital escolar.
Si bien, la Arquidiócesis se esforzó en informar que se trataría de un acercamiento a la realidad migrante, solo una familia de migrantes llegó al lugar para ser bendecida por el nuevo Arzobispo.
Una pareja y sus dos hijos menores, quienes llegaron de Chiapas el martes 9 de agosto y esperan recibir asilo político de Estados Unidos por la situación de inseguridad, fueron abrazados y bendecidos por el sacerdote, rodeados por flashes de cámaras y transmitidos en vivo por internet.
La familia llegó acompañada del Padre Patrick Murphy, director de la Casa del Migrante, operada por el Centro Scalabrini.
Al momento de responder a las preguntas de reporteros, el Arzobispo Moreno Barrón encontró varios espacios para repetir su mensaje de unión.
“Lo que más estorba a la relación son los muros y lo que más favorece es el encuentro y el diálogo, necesitamos construir más puentes”, pronunció en referencia al muro que divide a ambos países.
Bajo esa línea de pensamiento, también compartió: “Mi vocación como Obispo es construir puentes de vocación, de relación entre seres humanos. No solo entre católicos, sino entre todas las personas de buena voluntad”.
Y cuando se trató de hablar sobre la situación de inseguridad en la ciudad, con 507 homicidios cometidos en lo que va del año, hizo “un llamado a toda la comunidad para unir fuerzas e identificar esos centros, personas, grupos que pudieran querer resurgir a fin de que presentados ante la autoridad correspondiente sean intervenidos antes de que se agrave el problema”.
También aseguró que durante su periodo al frente de la Iglesia Católica en Tijuana, “ofrezco una actitud abierta hacia otros grupos que piensan o actúan de manera distinta a lo que enseña la Iglesia”.
Sin embargo, aseguró que no por dialogar con grupos, por ejemplo, que exigen se respete el derecho constitucional del matrimonio entre personas del mismo sexo, “significa condescender con ellos… no tenemos que ser enemigos ni pelearnos por estos temas”.
Recordó: “Vivimos tiempos en que hay muchas maneras de pensar y de proceder, la Iglesia seguirá enseñando la verdad que ha recibido de Dios a través de la Sagrada Escritura y la tradición misma de la Iglesia”.
Quien mostró el único rostro largo durante la ceremonia fue Rafael Romo Muñoz, quien ahora ocupará el cargo de Arzobispo Emérito, esto es desde el retiro, pero con vivienda y un sueldo aportado por la Arquidiócesis.
Romo Muñoz se desempeñó durante 20 años como el primer Arzobispo en Tijuana, célebre por intervenir a favor de Hank Rhon cuando éste fue detenido con un arsenal de armas en su domicilio en junio de 2011 y eventualmente liberado.
Antes de llegar a la misa en el Centro de la ciudad, el Arzobispo Moreno Barrón, acompañado de otros integrantes de la Iglesia e invitados, encabezó su primera comida en los terrenos de Jorge Hank Rhon, en el Hotel Pueblo Amigo de Tijuana.
Para concluir su primer día en la ciudad, se le organizó una cena en el Club Campestre, cada asistente -previamente invitado por la Arquidiócesis- aportó 500 pesos por boleto. Empresarios, funcionarios y feligreses de algunas iglesias de la ciudad asistieron para compartir el pan con el nuevo jefe de la Iglesia en la ciudad.
Gobierno al servicio del Arzobispo
Hay una unidad de puesto de control de Bomberos de aproximadamente 15 metros de altura, pocas veces vista al servicio de la comunidad. Decenas de paramédicos y sotanas en las calles aledañas a la Catedral, donde a las 5:00 pm arribará el Arzobispo Francisco Moreno Barrón a oficiar misa.
Más policías que nunca en la zona y una Plaza Bicentenario (que flanquea al templo) limpia de briagos, adictos, indigentes o personas de “mal aspecto”. La Secretaría de Seguridad Pública Municipal se encargó de hacer la barrida, horas antes.
La Policía Municipal también hizo gala de su equipo de transporte especial llevando cerca del lugar la unidad Farber Specialty Vehicles, la cual sirve para monitoreo y control, cuenta con una cámara tipo antena de 360 grados más otras de vigilancia.
A manera de francotiradores, uniformados subieron al techo del edificio del establecimiento Modatelas, justo al frente de la Catedral, exhibiendo sus armas. Lo mismo en la azotea de la Plaza de la Mujer que encajona el membrete donde el nuevo Prelado daría el seco saludo a sus seguidores.
Los internos en rehabilitación, a cargo de la Dirección Municipal contra las Adicciones, pusieron la mano de obra para acomodar sillas y vallas, personal de Protección Civil, Cruz Roja y decenas de monaguillos escucharon la música de piano de iglesia que dio antesala al evento.
La calle Segunda nunca recibió tantas caricias de una escoba como el jueves católico, el cual fue arrullado por coros en vivo y música barroca.
El micrófono que anunció la llegada de Monseñor Francisco Moreno Barrón quedó mudo frente al campaneo estruendoso de la Catedral, por más esfuerzo del presentador, sus palabras quedaron sepultadas: “Fue enviado a la tierra para guiarnos”.
Para disimular el pestilente tufo que escupe el alcantarillado de las calles de Zona Norte, un hombre roció aromatizante ambiental Glade alrededor de las alcantarillas como si las estuviera fumigando, por si fuera poco, litros de Fabuloso eran echados a lo largo de las banquetas.
Similar a un mitin político, el Arzobispo llegó de frente al templete rodeado de su pueblo y de guaruras que le abrieron paso. En el trayecto de su arribo al escenario se dio el lujo de acercarse a las personas que estiraban las manos para tocarlo y tomarle fotos. “¡Ya lo toqué!”, grita una señora al llevarse de emoción las manos a las mejillas.
Sin embargo, el poder de convocatoria no fue el que se esperaba. En un principio se habló de hasta 10 mil asistentes, el miércoles 10 de agosto por la noche, la Arquidiócesis informó al ayuntamiento que requerirían un operativo de seguridad para alrededor de 5 mil personas. Cientos y cientos de sillas vacías.
Arzobispos de todo el país, algunos con cadenas y joyas de oro, otros en huaraches y en pantalones desgastados. Sacerdotes de todas latitudes a la Catedral llevaron a revestirse. El alcalde de Rosarito, Silvano Abarca, fue confundido por uno de ellos.
Monseñor Moreno Barrón se introdujo al templo antes de ofrecer misa. Ahí el alcalde Jorge Astiazarán, rodeado de sus escoltas a la puerta de la Catedral presentó a su esposa, Elia Manjarrez, vestida con falda a la rodilla y una blusa, de blanco. Astiazarán calificó al nuevo Arzobispo como “un hombre de mucha inteligencia”.
Además de la Policía Municipal, elementos de la Gendarmería, perteneciente a la Policía Federal, se colocaron en la zona.
En primera fila para escuchar misa, se colocaron el alcalde de Tecate, César Moreno y su esposa; el primer edil de Rosarito, Silvano Abarca y su esposa; el presidente municipal de Tijuana, Jorge Astiazarán y su esposa; así como Brenda Ruacho, esposa del gobernador Francisco Vega con el subsecretario general del Gobierno del Estado, Enrique Méndez, como chambelán de la primera dama, ante la ausencia del mandatario.
En las filas detrás se encontraban otros funcionarios como Karim Chalita, delegado de la Zona Centro, así como la hija del ex alcalde Carlos Bustamante, Carolina Bustamante; Miguel Ángel Badiola, ex director del Comité de Turismo y Convenciones que propuso promover turísticamente a Tijuana a través de sus strip clubs.
Durante su mensaje de inicio como Arzobispo de Tijuana, Moreno Barrón pidió la integración y participación de grupos a la Iglesia Católica. “Hoy es el tiempo de los laicos. Son ustedes el gigante dormido que necesita despertar. Necesitamos darles el lugar que les corresponde en la Iglesia…”.
También se pronunció a favor de los más desfavorecidos: “Si hemos de privilegiar nuestra acción pastoral, les propongo que nuestros consentidos sean los pobres, los pecadores, los migrantes y los más necesitados de la misericordia de Dios”.
Acerca de la situación migrante, invitó: “Pensemos juntos qué podemos hacer para acoger y promover a estos hermanos nuestros que nos necesitan”.