Una joven sube al camión y al ver que ninguno de los hombres sentados le ofrece su lugar, se queja en voz alta:
“Caray, ¡ya no existe la caballerosidad, nadie le cede su asiento a una mujer embarazada!”.
En ese momento un señor se levanta y ofrece su asiento. Pero al verla con el estómago plano, le pregunta:
— Disculpe, ¿cuánto tiene embarazada?
“Como media hora”.
Autor: Una cínica.
Devoto y ateo
Va un hombre muy religioso, con biblia y crucifijo en mano, sentado junto a un típico vago parrandero que solo cree en el tequila y el ron.
Cuando el avión ha despegado empiezan a repartir bebidas a los pasajeros.
El pachanguero pide un whisky doble.
La azafata pregunta al religioso si quiere beber algo y éste contesta de mala gana:
“¡Prefiero ser raptado y manoseado salvajemente por una docena de prostitutas de Babilonia, antes que una gota de alcohol toque mis labios!”.
El vago devuelve el whisky a la mujer y dice:
“Yo también. No sabía que se podía escoger”.
Autor: Una azafata.
Ebrio opero culto
Un político, que estaba en plena campaña, llegó a un pueblo del interior, se subió sobre un cajón e inició su discurso:
“Compatriotas, compañeros, amigos: Nos encontramos aquí convocados, reunidos o arrejuntados, para debatir, tratar o discutir un tópico, tema o asunto trascendente, importante o de vida o muerte. El tópico, tema o asunto que hoy nos convoca, reúne o arrejunta, es mi postulación, aspiración o candidatura a la alcaldía de este municipio…”.
De pronto una persona del público interrumpe, pide la palabra y pregunta al candidato:
— ¿Por qué utiliza usted tres palabras para decir lo mismo?
“Pues mire, caballero: la primera palabra es para las personas con un nivel cultural muy alto, como poetas, escritores, filósofos, etcétera. La segunda es para personas con un nivel cultural medio, como usted y la mayoría de los que están aquí hoy. Y la tercera palabra es para las personas que tienen un nivel cultural bajo, como por ejemplo, ese borracho que está allí, tirado en la esquina”.
De inmediato, el borracho, se levanta y le dice:
“Postulante, aspirante o candidato… ¡hic! El hecho, circunstancia o razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o hasta el tobillo… ¡hic!, no implica, significa o quiere decir, que mi nivel cultural sea ínfimo, bajo o jodido…¡hic! Y con todo el respeto, estima o cariño que usted se merece, ¡hic!… puede ir agrupando, reuniendo o arrejuntando… ¡hic!, sus bártulos, efectos o cachivaches… ¡hic! y encaminarse, dirigirse o irse derechito a la amolada progenitora de sus días, a la madre que lo llevó en su seno, o la suripanta que lo engendró.
Autor: Un politólogo.
Venganza fallida
Un tipo va con su amante a un hotel y al entrar, ve el coche de su suegro aparcado.
“Mira mi suegro, ¡el muy infeliz! No sé con quién habrá venido, pero lo voy a dejar en vergüenza”.
Así se acerca al auto y le roba el estéreo. Cuando el tipo sale del hotel, va a casa de su suegro a visitarlo. Como es normal, estaba muy enfadado y le pregunta:
— ¿Qué te pasa suegro, que te veo de tan mal humor?
El suegro le contesta:
“¿Que qué me pasa? Pregúntale a la tonta de tu mujer, que le preste el carro para ir a misa y le robaron el estéreo”.
Autor: La suegra.
Denuncia
— Policía, ¡¡¡un lobo!!!
“Rápido, ¡llame al zoológico!
— No, es que están lobando el banco. ¡Jajaja!
“Maldito chino, hijo de la Chilindrina…”.
— Lo sé, soy un telible.
Autor: Un japonés.
Entre bebés
Dos bebés se encuentran en el arenero. La bebé le dice al bebé:
— Oye, ¿me regalas un chocolate?
“¡No!”.
— Ándale, si me das un chocolate, te doy un beso…
“Uy no, y con amenazas, ¡menos!”.
Autor: Un niño de kínder con tendencia misógina.