Aquí mismo se publicaron fotografías de cómo un vehículo, una camioneta de reciente modelo, con placas consulares, se estacionó en la Zona del Río Tijuana, obstaculizando un hidrante. Enviadas por un lector de ZETA, lo captado en las imágenes fue adjudicado a personal del Consulado de los Estados Unidos en Tijuana, pero en la realidad no fue así. Luego de recibir la llamada de la vocera de esa instancia, ésta aclaró que las placas no correspondían a vehículo alguno del Consulado norteamericano en esta tierra. De lo que sí tenía conocimiento es que habían sido emitidas por el Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos a una representación consular en su territorio, representación de cualquier país con relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Solo habían pasado unas horas de la aclaración, cuando en la redacción de este Semanario, se recibió la llamada de la cónsul de México en San Diego, Marcela Celorio Mancera. Era uno de sus colaboradores el pasajero del vehículo retratado por el lector de ZETA que portaba las placas consulares. Textual, doña Marcela escribió posteriormente para conocimiento de la ciudadanía y nuestros lectores: “Al asumir mi encargo, mencioné que pregonaría con el ejemplo, en ese sentido agradezco al Semanario ZETA haber señalado esta falta e hice el extrañamiento correspondiente al personal, para que se conduzcan con apego a la Ley”. Así, el infractor era personal del Consulado, pero no de Estados Unidos, sino de México.