A dos años de la investigación por pederastia de siete sacerdotes de la Arquidiócesis de Tijuana, bajo la protección del ex arzobispo Romo Muñoz algunos regresaron a las parroquias donde los habían suspendido, otros fueron colocados al frente de nuevas iglesias y solo uno fue removido. Para Romo, quien el 11 de agosto fue reemplazado como Arzobispo, las denuncias quedaron solo como un recuerdo “doloroso”
Hasta su último día al frente de la Arquidiócesis de Tijuana, Rafael Romo Muñoz cobijó a un grupo de siete sacerdotes investigados en el Vaticano por pederastia, llamó “falsas” las acusaciones de jóvenes que señalaron los actos de los padres, y a uno de los clérigos señalados le otorgó el privilegio de regresar a la iglesia donde fue denunciado.
Desde 2012, los padres Jeffrey Newell, Enrique Tenorio Pérez, Aurelio Castillo Aguilar, Danilo Pietro Zanini y Benigno Medrano Flores fueron denunciados por acoso sexual, pero no ante las autoridades ministeriales, sino al interior de la Iglesia católica.
La investigación inicial, realizada entre junio y julio de ese año, fue conducida por el padre Eduardo Ortiz, quien en ese entonces fungía como rector del Seminario de Tijuana. Acusaciones y testimonios de víctimas y sus familiares, así como de testigos, conformaron un expediente que fue entregado a la Nunciatura Apostólica en México y eventualmente llegó hasta el Vaticano.
En el Vaticano encontraron elementos suficientes para ordenar una investigación oficial. En octubre de 2012, a Romo Muñoz se le informó que el Arzobispo de Hermosillo, Sonora, Ulises Macías estaría al frente de la investigación.
Una vez que el sacerdote asignado viajó a Tijuana para entrevistarse con señalados y víctimas, preparó un informe que se analizaría desde el Vaticano para determinar si los párrocos son culpables o inocentes.
En junio de 2014, la Santa Sede informó que los siete sacerdotes debían ser removidos temporalmente de sus iglesias para permitir el desahogo de la investigación.
Sin embargo, desde Tijuana e incluso en Roma, Romo Muñoz defendió a sus sacerdotes. Específicamente a aquellos que se encuentran en su círculo más cercano, entre ellos al norteamericano Jeffrey Newell, quien meses después regresó a la iglesia a su cargo.
Otros párrocos no corrieron con la misma suerte. Algunos de ellos, a pesar de ser apoyados con cartas de sus feligreses, tuvieron procesos más lentos.
Tres de los sacerdotes quedaron absueltos desde el Vaticano, informó el anterior Arzobispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz. Además, una persona que colabora con la Arquidiócesis desde hace más de 20 años confío a este Semanario que en algunos casos se ignoró evidencia de acoso sexual.
No obstante, ante la falta de presencia de los denunciantes, algunos de ellos eran jóvenes seminaristas, las autoridades eclesiásticas consideraron que los padres acusados estaban libres de culpa.
Solamente un sacerdote fue expulsado de la Iglesia porque se comprobaron ciertas las acusaciones, pero no se le fincaron cargos penales. Mientras que uno más continúa bajo investigación.
Dos continúan sin una parroquia asignada, a pesar de haber sido encontrados no culpables.
Jeffrey Newell, el consentido
Uno de los sacerdotes eximidos, Jeffrey David Newell arrastra consigo un historial de acusaciones por acoso sexual. Se trata del mismo que fue restituido en la iglesia Nuestra Señora de la Encarnación en la colonia Camino Verde.
En su momento, Romo Muñoz explicó que los padres denunciados no podían regresar a las parroquias de las que habían salido porque éstas habían sido ocupadas con nuevos párrocos que llegaron a cubrirlos durante el proceso de investigación.
Pero no fue el caso del padre Newell. Dentro de la Arquidiócesis, el estadounidense es identificado como uno de los sacerdotes que integran el círculo más cercano al ex Arzobispo Rafael Romo Muñoz. Y esto le valió que éste interviniera por él ante los jerarcas católicos.
Para diciembre de 2014, seis meses después de la suspensión ordenada desde el Vaticano, el padre Newell vestía nuevamente su hábito, oficiaba misa y estaba al frente de su parroquia, donde una gran parte de la comunidad lo apoya.
Apenas el domingo 7 de agosto, encabezó los festejos por el octavo aniversario de Alianza Koinonia, una comunidad dentro de la Iglesia católica que cuenta con su propia estación de radio.
En sus 26 años como sacerdote, Newell ha enfrentado tres acusaciones, en Tijuana fue por acoso sexual. Previamente, en 1991, un año después de haber abandonado el Seminario de Los Ángeles, California, fue denunciado por abuso sexual, como muchas de las acusaciones que enfrenta la Iglesia católica, el caso concluyó con un arreglo privado antes de llegar a los tribunales.
Sin embargo, en 1993 el actual padre de la iglesia Nuestra Señora de la Encarnación fue removido como sacerdote. En parte debido a mantener “conductas sexuales indebidas con un adulto”.
Ya en 2010, quien lo denunció en la primera ocasión, entabló una demanda penal contra la Arquidiócesis de Los Ángeles por el delito de fraude, ya que había encontrado el perfil de MySpace de Newell, en el que aparecían imágenes del sacerdote con menores de edad en una iglesia.
Lo anterior porque una de las condiciones para que la víctima no prosiguiera legalmente la primera ocasión, era que la Iglesia le aseguró que Newell no estaría en una posición que le permitiera convivir con menores.
En la actualidad, Newell sigue al frente de la parroquia, en contacto con menores de edad y sigue dirigiendo la estación de radio donde también participan adolescentes y niños.
Abogando en el Vaticano
Al ser cuestionado sobre su participación en el proceso de investigación de los sacerdotes, Rafael Romo Muñoz comentó “son procesos netamente eclesiásticos, llevamos mensajes, nos piden información y la llevamos”.
De acuerdo con las tradiciones católicas, cada cinco o seis años, cada país visita, representados en sus obispos, el Vaticano. En 2014, Rafael Romo Muñoz viajó con la comitiva mexicana.
“Aproveché para ir a las congregaciones o dependencias donde se ventilan estos asuntos para que ya de palabra y verbalmente, pueda bajarse más a detalles”, dijo sobre su intervención a favor de los clérigos.
A la par de homicidios y secuestros de sacerdotes pertenecientes a la Arquidiócesis de Tijuana, Romo Muñoz considera que las acusaciones que enfrentaron por pederastia son “una situación dolorosa” durante sus 20 años como Arzobispo.
Los reacomodos
Al hablar sobre estos casos, Romo Muñoz insiste “se pudo llegar a clarificar que habían sido falsas. Sí, dos sacerdotes hubo necesidad, uno de ellos quedó fuera de circulación, no es de aquí, es de la Ciudad de México. Se hizo la investigación y la comprobación y se le destituyó. El otro todavía no se concluye”.
De los sacerdotes absueltos, explicó, “están fungiendo, repuestos en otras parroquias, se les repone porque las parroquias que tenían había que ocuparlas”.
Se trata del padre Aurelio Castillo Aguilar, quien al momento de ser denunciado fue removido de la iglesia Santiago Apóstol en la colonia Reforma y ahora en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe Reina de México en la colonia Ejido Matamoros.
También fue recolocado el sacerdote Benigno Medrano Flores en la parroquia Divino Rostro del fraccionamiento Cortez.
Mientras que al padre Enrique Tenorio Pérez, quien antes estaba al frente de la la iglesia San Martín Caballero de la colonia Las Villas, todavía no se le asigna nueva parroquia.
Por último, Danilo Pietro Zanini, quien estaba siendo investigado en 2014 mas no había sido removido de la iglesia San José de la colonia Durango, ahora se encuentra como vicario (sacerdote sustituto) en la parroquia San Antonio de Padua del fraccionamiento La Gloria.
“Yo no dejo de ser Arzobispo”
Durante su última misa de domingo en la Catedral de Tijuana, Rafael Romo Muñoz se extendió más de una hora en su sermón. El calor del mediodía entraba por los portones de la iglesia, junto con el ruido de los carros que bajan por la Calle Segunda, de los gritos de los vendedores de artículos religiosos en puestos ambulantes y los murmullos de quienes ocupaban las banquetas.
La iglesia estaba abarrotada. Decenas de personas escuchaban la misa de pie, los ventiladores no arrojaban aire y Romo Muñoz compartía anécdotas y moralejas recolectadas en sus 20 años al frente de la Arquidiócesis de Tijuana.
Una de sus favoritas, confió, es la del ex secretario de gobernación del panista Vicente Fox, Carlos Abascal, cuando frente a obispos mexicanos confió “que su razón de vivir es Cristo, imagínense el segundo hombre más importante en el país, solo debajo del presidente, nos dice que su razón de vivir es Cristo habiendo tantos que no lo quieren admitir”.
Romo Muñoz habla del fallecido el funcionario como el ejemplo a seguir. El mismo que siendo secretario de Trabajo exigió la renuncia de una profesora de tercero de secundaria por considerar “inapropiada” la lectura del libro de Carlos Fuentes, Aura, asignada a su hija en un colegio de monjas.
Al término de la misa, justo antes de la bendición, Romo Muñoz se dirigió una vez más a sus feligreses. Les avisó que el 11 de agosto arribaría el nuevo Arzobispo a la ciudad, que oraran por él, pero también por su persona. “Oren por su servidor para que pueda continuar con lo que Dios quiera”, les dijo.
Y sentenció “yo no dejo de ser Arzobispo, quedo a disposición de lo que él diga, en lo que lo pueda suplir o ayudar, lo haré”.
Y como indicación final, les pidió que al Arzobispo Francisco Moreno Barrón, lo hagan sentir feliz en Tijuana, “que sienta cariño, gratitud y obediencia”.