Con temperaturas cercanas a 30 grados centígrados, habitantes del fraccionamiento Ciudad Valle de las Palmas – construido por la inmobiliaria GEO – llevan nueve días sin agua.
Por no haber sido “entregado” al Ayuntamiento, GEO es responsable de otorgar servicios públicos a miles de pobladores, quienes pagan mil 400 pesos mensuales – vía un crédito hipotecario– para tener alumbrado público, agua potable y recolección de basura.
Desde hace tres años, la inmobiliaria dejó de suministrar el agua a través de las tomas, cambiando la modalidad a pipas que surtían el vital líquido cada dos días, sin embargo, desde hace unos meses, la entrega se retrasa entre una y dos semanas. La última vez que una pipa les llenó un tambo fue la noche del sábado 23 de julio.
Tampoco tienen alumbrado público en gran parte del fraccionamiento, y en algunas zonas hay basura desde hace un mes, provocando mal olor, que se agrega al que despide una recicladora localizada cercana a las viviendas.
La pestilencia empeora si se toma en cuenta que hay aguas negras fluyendo frente a las casas, donde los menores juegan:
“Es pura agua sucia, de drenaje del baño, pero ahí sale”, anotó uno de los denunciantes, mientras otra dijo al reportero “aquí mire cómo está también”, sustrayendo la tapadera de uno de los registros, dejando ver el líquido negro y los desperdicios sólidos: “es agua de popó y si te ensucias, ¿con qué te lavas?”, agregó.
Los olores fétidos y las bacterias que se propagan con esa fuga – que se extiende en casi todas las privadas del fraccionamiento – provocan el incremento de las enfermedades infecciosas y estomacales en los niños, principalmente en verano:
En un recorrido de ZETA en el lugar quedó de manifiesto que la inmobiliaria despliega personal especializado en destapar cañerías.
Ante la situación, una gran cantidad de vecinos ha optado por mudarse, abandonando las casas que luego son vandalizadas, generando otro problema: la inseguridad: “se meten y les vale, roban”, puntualizó una vecina.
Señalaron que pese haber intentado comunicarse vía telefónica a GEO, no han logrado hacer el contacto a pesar de la gran urgencia que tienen: “nos tienen abandonados”, lamentaron.
Denunciaron que con frecuencia tienen que “corretear” a los operadores de las pipas para tener agua para bañarse, “echarle al baño”, limpiar, entre otras actividades domésticas; dichos empleados argumentan que sólo respetan el itinerario de entregas que GEO les impone:
“Es que esos piperos le llevan agua a quienes les conviene, la verdad, a quienes les dan dinero, como nosotros no nos mochamos, pues no nos traen agua”, comentó una madre de familia a este semanario.
A la problemática se suma a la falta de unidades de transporte que llegan hasta la comunidad. Una de las pobladoras declaró que recientemente los choferes han incrementado indiscriminadamente la tarifa de 12 a 14 pesos, aprovechándose de la necesidad del servicio por la lejanía del fraccionamiento de la zona urbana de la ciudad.
Para llegar a la comunidad, hay que adentrarse 8 kilómetros desde la Carretera Libre Tijuana-Tecate; justo en el acceso la vialidad se encuentra cerrada por una supuesta obra de instalación de tubería para uso del complejo habitacional, pero está detenida, y desvía a los automovilistas por un tramo de terracería.