Al Presidente Enrique Peña este año ha resultado el peor de todos y aún le faltan dos. Perdió el PRI 7 gubernaturas en el reciente proceso electoral, su aprobación en franca picada a niveles nunca vistos y el gobierno que representa está indiferente ante la problemática que todos los días se presenta; en el argot boxístico se diría “ya tiró la toalla”.
Los estados de Oaxaca y Guerrero son un desastre, su economía de por sí lastimada ahora está por los suelos. Los pseudo maestros hacen y deshacen sin que nadie los toque y cuando el Secretario de Gobernación ordena un operativo le sale mal al grado de presentarse lamentables muertes.
La gente común y corriente de estos estados le importa muy poco si se trata de la CNTE o la SNTE quienes tienen paradas carreteras y negocios. Sus supuestas demandas solo perjudican a terceros. Lo que sí le importa a la población y con justa razón es ver cómo su ingreso se ve deteriorado, el sector turístico –el más afectado– junto con los comerciantes no saben a quién acudir, es evidente que el Gobierno no es la solución.
El Presidente Peña Nieto está pasmado, asustado, inmóvil, da la impresión que ya quiere que se acabe el sexenio. El declive gubernamental llegó más pronto de lo que nos imaginábamos.
Tratando de mandar un mensaje de aceptación sobre los escándalos de corrupción quitó al Secretario de la Función Pública Virgilio Andrade justo el día que se promulgaron las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción. En este evento el Presidente pidió perdón por el tema Casa Blanca como si así fuese a desaparecer su agravio. Lo más preocupante de todo es que el Sistema Nacional Anticorrupción servirá de muy poco desafortunadamente porque su implementación depende de los gobiernos, en pocas palabras “mucho ruido y pocas nueces”.
Para colmo y en un esfuerzo desesperado por legitimarse el Gobierno Federal, a través del Instituto Nacional de Geografía e Historia (INEGI), a escondidas y al más estilo priista cavernario decidió echar por la borda años de trabajo de especialistas y académicos que estudian el fenómeno de la pobreza para salir con la novedad que los mexicanos reciben más ingresos y como consecuencia habrá menos pobres, así de fácil y por “decreto presidencial”.
Lo anterior lo hizo el INEGI a través de una nueva metodología que contiene otro tipo de indicadores diferente a los convenidos con el organismo responsable de la medición de la pobreza en México que es el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Su titular Gonzalo Hernández Licona en un arrojo de valor ya informó sobre esta atrocidad. En lo personal tuve el gusto de conocer en mi paso por la Secretaría de Hacienda a José Antonio Meade, ahora titular de la SEDESOL, persona inteligente y sensata. Estoy seguro que detendrá este atropello que insulta a la razón.
A estos ejemplos descritos habría que sumarles otros más que nos sugieren cómo el Gobierno del Presidente Peña Nieto le importa poco arriesgar su poco capital político que aún le queda y prefiere dejar pasar los problemas hasta que el destino lo alcance, así como intentar engañar con cifras que le permitan tener algo de respiro hacia al 4to. Informe de Gobierno.
El Gobierno Federal trabajó al inicio de su mandato por ser percibido como un gobierno reformador y de la noche a la mañana mutó en un simple gobierno administrador de problemas y chapucero que solo desea que su aventura con los mexicanos se acabe al costo que sea.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal así como como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro
