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martes, octubre 1, 2024
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¿Es el final del PRI o el inicio de su transformación? (Tercera y última Parte)

El resultado todos lo sabemos, perdió el PRI en el 2000 la Presidencia de México, no desdeñó ni el trabajo de Fox ni la aspiración de la sociedad Mexicana por la alternancia en la Presidencia, pero las reformas que menciono le dieron la base para que lo demás fuera posible.

Con Fox en la Presidencia las reglas cambiaron, el Presidente ya no palomeaba los nombres de los gobernadores ni de los miembros del Congreso federal, los gobernadores priistas de aquella época y el comité nacional del PRI intentaron monopolizar para sí, esa facultades meta constitucionales del Presidente, lo que llevó al que escribe, a decir públicamente, que no cambiamos a uno (el presidente) por 21 (el número de gobernadores de aquella época), lo que me acarreó muchas críticas de las élites del partido de aquel tiempo.

Otra regla cambió, como consecuencia del gobierno del PAN, durante la primera época priista, la Secretaría de Gobernación ejercía un fuerte control político sobre los gobernadores, éstos si bien tenían un amplio margen de maniobra, se sabían vigilados por esta secretaría, lo que evitaba se extralimitaran en sus atribuciones, sobre todo que no cayeran en actos de corrupción escandalosos ni se exhibieran con mujeres o gastos excesivos. Ni Fox ni Calderón ejercieron esta atribución meta constitucional, lo que permitió el desarrollo de gobernadores corruptos, violadores de las leyes, vinculados con el narco y la criminalidad organizada. Se rompió otra regla también durante este periodo, en la primera época del PRI ningún gobernador nombraba a su sucesor, regla que evitaba las complicidades entre el que llegaba con el que salía, impedía la concentración del poder político en un solo grupo y generaba una lucha dialéctica soterrada o pública entre el que se iba y el que quedaba.

El PRI regresó al poder presidencial en 2012, sin haber cambiado ni reestructurado su ideología, aunque aún se decía revolucionario, en los hechos se movió ideológicamente a la derecha. La clase política casi era la misma del 2000, se designó a un candidato presidencial, no por sus aptitudes ni compromiso social, o por haber realizado actos a favor de la Revolución, como establecieron los estatutos de 1929. Sino por ser carismático, guapo, como decían las mujeres de entonces, apoyado por la televisión, y disponer del mayor presupuesto estatal del país, mismo que invertía en apoyo de los políticos locales, estos atributos le valieron para llegar a la Presidencia de México.
Su desconocimiento de la historia política del país, de la historia del PRI, de las reglas del sistema político y la competencia electoral que se empezó a vivir a partir de las primeras decisiones políticas del gobierno actual, auspiciaron que el Presidente cediera su atribución meta constitucional de nombrar candidatos a gobernadores y se la dejara a los gobernadores salientes, con la “encomienda y responsabilidad de que ganaran la elección”. Esta circunstancia fue creando un sistema de corrupción, complicidades, ineficiencia e impunidad, que se reflejó en la reciente elección de junio del 2016, donde el PRI perdió 8 de las doce elecciones que se desarrollaron en esa fecha.

Creo que el PRI llegó a su thermidor, su fecha de caducidad. Debe transformarse nuevamente, pero a fondo, dejar de ser un partido de derecha, servil al poder presidencial, al poder de los gobernadores o presidentes municipales en turno. Terminar con esa tontería de que quien ostenta el poder en turno, es el primer priista de su demarcación. Nuevas reglas, nuevos principios, pero también nuevo nombre. En 1993 previo a la 14a. Asamblea Nacional, se discutió mucho en los altos círculos del PRI el cambio de nombre, se puso en la mesa de discusión de entonces, incluso un nuevo nombre, el partido de la Solidaridad. Al final no se cambió el nombre, prevaleció la mercadotecnia, por la ideología, es una marca muy reconocida, como la Coca Cola, agregaron los que estaban porque se quedara el nombre. Ya el electorado lo conoce y lo acepta mayoritariamente, dejémoslo el nombre. Y el nombre se quedó.

Hoy todo ha cambiado, el PRI está desprestigiado, las encuestas nacionales muestran más del 30 del electorado en contra, millones de ciudadanos que no quieren que acceda al poder o se mantenga en él. Es tiempo de cambiar y prepararse a recobrar la confianza de muchos mexicanos que todavía creen en la acción transformadora del viejo partido de la Revolución. Es tiempo de transformarse y darle motivos de orgullo a los millones de ciudadanos que todavía creen en él, que siguen pensando que son la mejor opción de gobierno. Es tiempo de poner al día sus prácticas políticas y actualizar su ideología. Es tiempo de romper con el viejo molde de ser el partido del presidente en turno y que sus militantes asuman el control de su destino, es tiempo aún de seguir siendo el partido que siga transformando a México. La nación así lo reclama.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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