En el 2008, los perredistas integrantes de Alternativa Democrática Nacional (ADN), debatimos en mi casa de la Ciudad de México, si deberíamos aliarnos para la elección interna con los chuchos o con Encinas a quien apoyaban AMLO y Ebrard; los argumentos se multiplicaban a favor de Encinas, pero se advertía que no estaba muy interesado en nuestro apoyo y que quería también el Estado de México, cuna de ADN, por lo cual, se integró una comisión para dilucidar tal cuestión.
Para tal efecto, nos comunicamos con Marcelo pidiéndole que sirviera de garante de lo que se acordara. Nos citó en unas oficinas privadas en la colonia Roma. Héctor Bautista, líder de la expresión, el gordo Cedillo y un servidor, llegamos a la hora pactada, pero nos tocó esperar dos horas, espera agradable porque comimos tacos del Califa con el jefe de gobierno y departimos sabroso.
Cuando llegó Encinas a terminar con las sobras de los de adobada, la plática fue rápida. Ofrecimos nuestro apoyo después de unas palabras de unidad alentadoras y festivas de Marcelo. Encinas asintió, pero pregunto, ¿a cambio de qué? Lo único que pedíamos era piso parejo en la designación del candidato a gobernador del Edomex, nada de centralazos, y que él mismo se excluyera de la lista de precandidatos. Nos dijo que así no, que él quería la presidencia y luego dejarla a un interino para irse de candidato a Edomex. Aunque se creó una comisión para darle seguimiento al tema, la alianza estaba muerta.
Las consecuencias de aquella taquiza fueron funestas para la izquierda y el país: ADN decidió apoyar a los chuchos, a unos cuantos dirigentes estatales se nos autorizó apoyar a Encinas, pero el PRD de Oaxaca, Michoacán, Morelos, Guerrero, Tabasco y Edomex, bastiones de ADN, apoyó a Nueva izquierda; Encinas fue víctima de un fraude consumado en el tribunal electoral, que fue posible gracias a lo cerrado de la contienda y a la intervención del gobierno de Calderón, fue después candidato perdedor al Edomex, ahora está afuera y adentro del PRD.
ADN en aquella ocasión le aportó casi la mitad de los votos que obtuvo Jesús Ortega, hoy ha logrado desbancar a Nueva Izquierda (NI) como la corriente más poderosa internamente; ni entregó el partido al presidente de la República, firmando el Pacto por México, alquiló al PRD a los gobernadores de otros partidos de los estados donde tenía las dirigencias estatales y provocó la salida de AMLO, Cárdenas y Marcelo.
AMLO después de aquella elección interna preparó su salida, logró ser candidato perredista en el 2012 gracias a la responsabilidad de Marcelo, quien decidió declinar a favor del tabasqueño y de la unidad de la izquierda, pero la decisión de su salida ya estaba tomada, hoy tiene a Morena posicionada, y al PRD en angustias; Ebrard, vive en París exiliado por Peña quien lo acusa de filtrar los datos de la casa blanca.
La izquierda fragmentada. Todo por el Edomex, todo por la necedad y la ambición desmedida de Encinas. Hoy lo leo coqueteando con el PAN y Margarita Zavala para que en alianza con el PRD, lo postulen como candidato al gobierno de Edomex, sabe que en Morena no hay nada para él desde que prefirió la neutralidad antes que seguir a AMLO. Ah, pero es de izquierda puro, decían.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com