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viernes, septiembre 20, 2024
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Vox populi, vox Dei XII La partidocracia. Cumplir. Votar. Anular (Segunda parte)

 

Señoras y Señores:

Por sentido del deber, aunque casi devolviendo el estómago dadas las pésimas candidaturas con que nos acorralan los partidos, como ciudadanos mexicanos y bajacalifornianos mujeres y hombres pensantes y maduros, ojalá acudamos a votar. Y sin no vemos a nadie digno –no por gusto sino conscientes tras pensarlo, analizarlo y razonarlo– anular.

Como parte de lo de siempre, Ustedes en ZETA ya señalaron lo que los electores percibimos otra vez esta ocasión, el sistema electoral manejó “tanta indefinición (que) resulta que no hay manera que los ciudadanos…puedan empezar a allegarse de los elementos que les permitan hacer un análisis concienzudo, responsable y razonable de su voto”.

Primero, ya comprendimos lo que es la tendenciosa y tortuosa “partidocracia”. Una legislación electoral –Lefipe, antes Cofipe– elaborada por los mismísimos caciques de los partidos para que solo sus incondicionales monopolicen los registros.

En 2015 un panista, Raúl Felipe Luévano, “advirtió” que ¡es delito no votar por algún partido! ¡Recórcholis de despotismo orwelliano leninista-estalinista-kukluxklanista!  Pues pensemos y frenemos a los monopolio-partidos recortándoles el voto.

Deducimos, segundo, que obviamente por eso hacen tan difíciles las candidaturas ciudadanas verdaderamente independientes, surgidas de la gente. Lo entendimos desde la etapa electoral “2015”, que de 7 u 8 personas que intentaron registrarse, ninguno pudo superar las barreras legaloides que arrinconan a que caigamos al mismo barranco de PRI-PAN, etcétera.

Igual este año, las candidaturas ciudadanas reales independientes son ínfimas. Casi solo es PRD-Morena-PAN-PRI, etcétera.

Tercero, ya comprendemos que el voto duro (de los incondicionales de esos partidos) es lo que en realidad decide los resultados. Y como el PRI retiene el mayor voto duro (con sus escleróticos sindicatos “cowboy” o charros, como CTM, CROC, etcétera, con caciques fósiles tipo Fidel Velázquez) permanece enquistado por encima.

Ya razonamos, cuarto, que como además no nos permiten revocación de mandato, el dizque voto de castigo solo es sacar a los vivales de algún partido para que regresen los pillos del otro –dándose la vuelta los mismos– y caemos de todos modos redonditos como tarugos en la trampa de este juego sucio. Y se siguen carcajeando de nosotros a todo pulmón.

Quinto, así, lógico, ganen quienes ganen de sus compinches, dado este sistema que nos tiene acorralados y secuestrados a los electores, no tenemos manera de frenar abusos, robos, fraudes, peculados y lavados de dinero contra el erario, que a fin de cuentas son nuestros impuestos. Con sus sueldotes y derrochando en déficits, endeudándonos, sacando préstamos y devaluándonos, de remate aumentándonos los impuestos.

Sexto, los partidos cacarean y manipulan al abstencionismo de ser culpa misma de nosotros como ciudadanos apáticos malos e irresponsables que no votamos, sabiendo cínicamente que estamos asqueados de seguir en “partidocracia”.

Y séptimo, tras Ayotzinapa ya han quedado hasta exhibidos de narco-sátrapas, o en San Quintín como explotadores.

En resumen, ¿qué alternativas tenemos? ¿Seguir acorralados a votar tristemente por los ‘menos peores’? ¿Huir al abstencionismo? ¿Solo estar  de quejumbrosos? ¿Darnos por vencidos? Pues no –pensándolo–, para nada debemos caer en ese pesimismo que se les antoja a esos arrogante, sino al revés, acudir a votar libremente, no a lo ciego. O, anulando.

Así les restregamos en las narices, uno, que sí somos responsables y conscientes; dos, al anular nuestros votos –aunque no los cuenten y pretendan sordera– les arrancamos la falsa máscara de complacencia; tres, no les permitimos su falso pretexto de que “cada pueblo tiene lo (malo por conocido) que se merece” porque no votamos; cuatro, presionamos pacífica, consistente y serenamente para que se les recorten los fondos a los partidos (de plano se les eliminen); y, cinco, que se limpien las leyes electorales sesgadas. Y así que no nos tengan acorralados y aprisionados en contra de que participen gentes dignas y válidas. Con ánimo hay que dejarse llevar por la decepción y menos caer en la desilusión.

Continuará.

 

Amablemente.

José Luis Haupt Gómez

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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