— ¿Y cómo va tu romance con Mónica?
— Pero ¿por qué?
“Es que el otro día me preguntó: ‘¿Tú y yo qué somos?’”.
— Y qué le contestaste.
“Homo Sapiens. No me ha vuelto a llamar, la muy tonta…”.
***
Entre marido y mujer:
— ¿Qué series me recomiendas?
“Viendo tu panza, unas series de abdominales”.
— Mi amor, ¿quieres que vayamos juntos al gimnasio?
“¿¡ME ESTÁS DICIENDO GORDA!?”.
— Bueno, si no quieres, no…
“¿Me estás llamando floja?”.
— ¡Cálmate, amor!
“¿Me estás diciendo histérica?”.
— Eso no fue lo que dije…
“Ah, entonces soy mentirosa…”.
— Bueno, ¡no vayas entonces!
“A ver, a ver… ¿Por qué quieres ir solo?
***
Un domingo el marido distraído se puso la bata de su mujer para abrirle al lechero, y éste le dio un beso. El marido le dice a ella:
“Creo que la esposa del lechero debe tener una bata exactamente igual a la tuya”.
***
Llega el esposo borracho como siempre a casa, su esposa reclama:
— ¡¿Otra vez borracho?! Ya me tienes harta, cada vez que cobras tu sueldo te lo bebes todo, no te preocupas por nada en la casa, y lo más grave es que en diez años que tenemos de casados, tú nunca me has comprado un vestido.
“¡Oh!, pero es que yo no sabía que tú vendías ropa”.
***
— Cariño, llevamos ya quince años saliendo juntos, ¿por qué no nos casamos?
“¿Y quién nos va a querer?”.
***
— A ver María, ¿cuándo vas a dejar de ser así de celosa?
“Cuando me llames por mi nombre… ¡Me llamo Antonia!”.
***
En la oficina, un compañero de trabajo se dio cuenta que uno de sus amigos, que siempre había sido conservador en su comportamiento, estaba usando arracadas, y le pregunta:
— No sabía que estabas en esa onda.
“Bueno, no es gran cosa, son sólo unos aretitos”.
— ¿Y desde cuándo usas aretitos?
“¡Desde que mi mujer los encontró en mi auto!”.
Autor: Un soltero.
Nervioso
— ¿Nervioso?
“Sí, un poco”.
— ¿Es tu primera vez?
“No, ya había estado nervioso antes”.
Autor: Un relajado.
Madurez laboral
— ¿Se considera usted una persona seria y responsable?
“Chi”.
Autor: Gerente de recursos humanos.
Cibernéticos
— ¿Eres feliz?
“En Facebook, sí”.
***
— ¡Papá, mira el cielo! ¡Está lleno de botones de “favorito”!
“Estrellas, hijo. Se llaman estrellas”.
Autor: Un adicto a redes sociales.
Alrevesado
— Hola. ¿Hablo con María José?
“No, habla con José María”.
— ¡Qué bruto! Marqué al revés.
Autor: Un disléxico.
Cuando mamá le da coñac al trabajador
— Mamá, ¿te acuerdas del trabajador que ayer se desmayó, y tú le diste una copita de coñac?
“Sí, ¿qué pasa?”.
— Que hoy se ha vuelto a desmayar.
Autor: Un trabajador feliz.
Mediocre
— ¡Menos mal que nací en México!”
— Pues porque si hubiera nacido en China, ¡no habría entendido ni una palabra!
Autor: Maestro de idiomas.
La despedida
Tres borrachos llegan corriendo a la estación de tren porque ya sale. El jefe de estación les indica:
“¡Vengan, corran, que el tren está saliendo!”.
El jefe de estación sólo puede ayudar a dos a que suban al tren en marcha, y dice al otro:
“Siento mucho no haber podido ayudarlo a usted también a subir”.
A lo que el borracho responde:
“Más van a sentirlo ellos, porque vinieron a despedirme”.
Autor: El que se quedó.
Niño chismoso
En Quincy, Massachussetts, un niñito de seis años de edad llamó al número de Emergencias para reporta que ¡EN ZERIO! su papá acababa de pasarse la luz roja de un semáforo.
Padre e hijo habían salido juntos a hacer algunos mandados cuando el pequeño hizo la llamada desde el celular de su progenitor. Al parecer estaba preocupado porque en vez de manejar tu camioneta negra estaba al volante del auto nuevo de su mamá.
El operador de 911 pidió hablar con el adulto, por lo que el chamaco le pasó el teléfono a su querido papi y simplemente le dijo que querían hablar con él. Vaya sorpresa que se llevó este hombre por tener un hijo “pone dedo”.