Política Breve y de Emergencia
El Partido Revolucionario Institucional se ha convertido en todo un experto para sabotear, estropear, dinamitar y destruir su propio camino; en las contiendas a las que asiste lleva aparejado el factor “fuego amigo” como una constante fundamental de sus derrotas electorales, éste junto a la soberbia en la conducción política, son las causas primarias de sus malos resultados.
Probablemente desde la escisión de 1987 cuando la denominada Corriente Democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, se separa del PRI para formar lo que eventualmente sería el Partido de la Revolución Democrática, no volvió a haber un verdadero “cierre de filas” priista en donde la capacidad y la operación política fueran de tan genuina magnitud, que se presentara un frente sólido a los embates opositores.
La polarización de las fuerzas políticas desde finales del gobierno de Carlos Salinas, tuvo siempre su parte correspondiente en las entidades federativas, donde a partir de los apoyos de gobernadores y líderes empresariales afines, se vivió la entonces encarnizada lucha por el poder (1994, caso Colosio), pasando unos por encima de otros a la menor provocación y casi siempre con la rudeza innecesaria suficiente para dejar serias cicatrices; porque imperó el abuso del poder sobre el uso de la razón política. Y en 1989 llegaron las derrotas y se acrecentaron las divisiones y los bandos.
Por eso para algunos en el PRI no fueron 12 los años en los que no estuvieron en el poder sino 18, porque en el último sexenio de la primera época el manejo de la vida pública no se hizo con la base de una visión política, más bien con una económica y los ataques, las afrentas, los agravios (que incluían asesinatos políticos), se vieron postergados en su atención, negligentemente guardados pensando que con el tiempo serían olvidados; cuando en el 2012 llegó de nuevo el poder gracias a un endeble pero suficiente acuerdo político partidista para nominar al “mejor posicionado”, de los armarios salieron todos los esqueletos, más vivos que nunca.
Después de los resultados del 5 de junio, quedarán solo 5 entidades del país sin alternancia político electoral, Campeche, Coahuila, Colima, Hidalgo y el Estado de México; Campeche, que eligió el 2015; Colima, a principios de este 2016 (en segunda elección); Hidalgo, en este proceso pasado; y Coahuila y el Estado de México, que elegirán el año entrante. En estos estados, además de conservar el poder, el común denominador es un PRI unido, conducción política y férrea “institucionalidad”.
Explicar las 7 derrotas de gubernatura del PRI en 2016, como lo reconoció el ahora ex presidente nacional Manlio Fabio Beltrones en su discurso de renuncia, necesariamente pasa por solapar gobiernos corruptos, desatender la revanchista división interna y una muy mala coordinación entre partido y el gobierno federal.
Las campañas políticas y las elecciones básicamente se ganan con trabajo, recursos y unidad, unidad partidista en principio, pero sobre todo tratándose del PRI; unidad con sus propios gobiernos y con los grupos sociales. La del 2018 a la presidencia de la república será una elección que contará con el factor “gran elector” en las manos de Enrique Peña Nieto, la designación del candidato que eventualmente haga el presidente más convendría que sea una incorporada de condición democrática, porque de los puntales que sostenían la actuación institucional de la disciplina priista ya casi no queda nada.
Solo para no dejar fuera posibles explicaciones, ¿en el PRI hay alguien a quien benefició la derrota? Los internos comentarios de voz baja dicen que lo del 5 de junio hasta pudo ser un asunto previamente fraguado; pero en todo caso se les pasó la mano y de nuevo falló la política merced a la actitud soberbia de ejercer el poder.
Beltrones renunciando dice, puso la muestra y la voluntad manifiesta. El PRI se debe ocupar de su vida y razón interna, reencontrar las legítimas causas que los unió en torno a la política y si no, asumir que como organización sus formas ya no son útiles para conseguir sus intereses y tal vez nunca fueron, el camino para lograr Justicia Social.
Que la historia lo registre.- Las 13 diputaciones locales obtenidas por el PAN el 5 de junio, le dan la mayoría simple para conducir el Poder Legislativo. Desde la transición política en BC ningún gobernador había tenido una condición tan cómoda al cierre de su gestión.
Botón rojo.- Chris López en la dirigencia del PRI BC, a la manera de López Portillo, ¿es el orgullo de su soberbia?
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com