En dos semanas, mil migrantes extranjeros y mexicanos han llegado a Tijuana para solicitar refugio en Estados Unidos. La ciudad se ha convertido en una nueva ventana migratoria tras la saturación de fronteras en Europa por la guerra en Siria y la situación de violencia en estados como Guerrero y Chiapas. “El gran problema de México, es que ha delegado la acogida de migrantes a la sociedad civil”, opina un investigador del COLEF
Jeffson Pascal salió de Haití en 2013. Llegó a Brasil cuando este país otorgó miles de visas a la nación caribeña después del terremoto de 2010. “No había servicios, necesitaba comer”, dice con el rústico español aprendido en los últimos meses durante su paso por Latinoamérica.
“Demoré tres años trabajando, pero entró en crisis”, explica sobre su salida de Brasil. Le tomó unos tres meses llegar a Tijuana. “Caminando, pagando barco, avión, autobús, todo”, el joven de 25 años de edad cruzó las fronteras de Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Nicaragua y Guatemala.
La tarde del jueves 9 de junio salió de la Casa del Migrante de Tijuana con rumbo a la frontera de Estados Unidos para solicitar refugio. En aquel país buscará llegar a Florida, donde vive una parte de su familia.
Jeffson es uno de los 500 migrantes haitianos y africanos que han llegado a esta ciudad desde el 26 de mayo. El Instituto Nacional de Migración (INM) los ha trasladado desde albergues hasta la frontera de San Ysidro, California para que sean recibidos por personal migratorio estadounidense y así inicien el proceso para solicitar asilo.
De enero a abril de 2016, de acuerdo con cifras del INM, mil 552 extranjeros provenientes de África han sido presentados ante la autoridad migratoria en México. Esta cifra representa un considerable aumento en comparación con los 2 mil 45 que ingresaron al país, también de manera irregular, de enero a diciembre de 2015.
Brasil, el trampolín hacia México
La migración de Haití y países africanos tiene Brasil como punto de encuentro, explica el doctor Guillermo Alonso Meneses, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
“Brasil estaba atrayendo flujos de africanos y haitianos por los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, pero debido a la crisis económica actual, salieron de Brasil para ir a Estados Unidos”, detalla.
Sobre la llegada de cientos particularmente a Tijuana, el doctor Meneses encuentra varios factores. En primer lugar, Tijuana es una frontera más segura en comparación con otras ubicadas en Tamaulipas y Coahuila. En segundo, el Aeropuerto de Tijuana es más internacional que los de otras fronteras.
Y el tercer factor, es el trazado de la ruta por traficantes, quienes “orientan y asesoran” a los migrantes.
En esto coincide, Jaime Cinta, quien durante cinco años ha estudiado el paso de migrantes africanos por Tapachula, Chiapas. Es precisamente en la Estación Migratoria “Siglo XXI” de esa ciudad, donde estos extranjeros se entregan al INM.
Ya que no son reconocidos como ciudadanos en sus países de origen y por lo tanto no pueden ser retornados a ellos, el Instituto les otorga permisos temporales, de un máximo de 30 días, para que regularicen su estatus migratorio o salgan del país.
De Chiapas a Tijuana
Cinta identificó un aumento en migrantes de Etiopía en 2005. Tres años después llegaron grupos de Eritrea y Somalia, “gente huyendo de conflictos armados, religiosos y guerras”. Esta migración irregular, apunta el candidato a maestro, atraviesa Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, principalmente.
Explica que en los últimos días, el flujo migratorio se ha intensificado en volumen por el cierre de fronteras entre Panamá y Nicaragua. “Seguramente va a haber más porque se reportan hasta 9 mil migrantes varados ahí”, detalla.
Mientras tanto, Tijuana se ha convertido en uno de los principales destinos en las agencias de viajes en la Costa Sur de Chiapas. “En una sola calle, hay 15 agencias de viajes con salidas a Tijuana los martes y sábados”.
Acerca de las redes de tráfico que ayudan a los migrantes a llegar a la frontera con Estados Unidos, Cinta las describe como “muy bien estructuradas, pero sigilosas”.
Según entrevistas que ha hecho a migrantes africanos en Chiapas, éstos pagan hasta 3 mil dólares a coyotes para ser guiados por la Región del Darién, una zona boscosa entre Colombia y Panamá donde han muerto cientos de migrantes.
Si bien, Tijuana atrae migrantes internacionales, “desde hace más de 16 años, tradicionalmente el flujo de extranjeros por Tijuana es de centroamericanos”, explica en contraparte, el doctor Meneses. Lo que es inusual es ver la migración de África.
“El continente africano es el que más ha crecido en los últimos diez años con un millón 800 mil nacimientos. Eso significa que hay redes de africanos viviendo en California y Nueva York, principalmente”, destaca el investigador.
Precisamente en San Diego, California, existe una importante comunidad de migrantes eritreos que se han establecido como taxistas, refiere el académico.
Según las estadísticas más recientes del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en 2014 se admitieron 70 mil solicitudes de refugio. De éstas, 15 mil corresponden a ciudadanos de naciones africanas como Somalia, El Congo y Eritrea, un aumento de 3 mil personas en comparación de 2013.
La segunda región con mayor número de refugiados es el Este de Asia con 14 mil nacidos en Irak, Bután y Birmania. Mientras que los estados de Texas y California son los principales lugares de residencia para los refugiados. Mientras que solo 537 ciudadanos de Haití recibieron asilo.
El “efecto llamada” magnificado por las redes sociales
Cuando migrantes descubren una ventana con éxito, inmediatamente avisan a quienes siguen en su país para que sigan la ruta, explica el doctor Meneses.
“Se abren ventanas, así fue la historia de la migración mexicana en Estados Unidos y es así en todo el mundo. Es el “efecto llamada”. Si ellos logran abrir una ventana, se consolida la ruta durante semanas o meses”, por lo que el doctor prevé que estos flujos continúen.
Es en esa parte de la dinámica donde entra un nuevo factor. “Las redes sociales permiten activar y asesorarte con otros. Los migrantes están tanteando y la información está circulando. Eso es lo que va a hacer la diferencia. Si tienen éxito, será la misma vía para darles la receta de su experiencia”, explica.
Jaime Cinta, cuya tesis explora el uso de redes sociales y de apoyo en la migración, amplía esta teoría.
Detalla que los migrantes avisan a sus familiares en Estados Unidos en qué lugar se encuentran y a distancia, ellos los guían y les envían dinero. Incluso en Sudamérica, los migrantes se trasladan a través de GPS en sus celulares.
En Tijuana el Desayunador Salesiano del Padre Chava, un comedor que recibe a mil personas en situación de calle, migrantes y deportados para servirles desayuno, se ha convertido en un albergue para estos migrantes.
En diez días, han recibido a 361 hombres, africanos y haitianos en su mayoría, en un solo día llegan hasta 56 personas, asegura Margarita Andonaegui, coordinadora del lugar. En el segundo piso del inmueble, un salón está habilitado con computadoras.
Un martes por la mañana, Maverick, Esmelyn, Harico y Jhonson se conectan a través de Facebook para compartir fotografías y comunicarse con sus familias y contactos en Estados Unidos. Luego, localizan e informan a sus amigos de su viaje sobre la situación en la ciudad.
Quienes huyen de Michoacán y Guerrero, con menos posibilidad de refugio
Rodulfo Figueroa, delegado del Instituto Nacional de Migración en Baja California, explica que de los 970 migrantes que han llegado a Tijuana desde el 26 de mayo, alrededor de 60 por ciento son mexicanos.
Los primeros días, decenas de extranjeros y nacionales acamparon a metros del edificio de la frontera de San Ysidro, en espera de que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) los recibiera para procesar sus solicitudes.
Esto provocó que algunos menores contrajeran enfermedades estomacales y respiratorias. Incluso hubo dos casos de bronquitis aguda. A pesar de que el gobierno municipal, el Grupo Beta del INM y asociaciones civiles diariamente trasladan a grupos a albergues, siguen llegando a ese punto.
Por ejemplo, entre el 2 y 3 de junio llegaron 36 familias, cada una con tres o cuatro integrantes. Con cobijas esparcidas en la banqueta, maletas o bolsas de plástico con sus pertenencias, se mantenían en guardia esperando ser recibidas por el gobierno estadounidense.
En su mayoría, se trata de habitantes de Arteaga, Nueva Italia y Apatzingán, en Michoacán, quienes migraron por la situación de violencia. También hay mujeres embarazadas, parejas jóvenes y adultos mayores.
Está el caso de una madre soltera con dos hijos de siete y nueve años, quienes salieron de la localidad de La Huerta en Apatzingán. Ella se dedicaba a la pizca de limones, recibía 35 pesos por llenar una caja.
Sin embargo, “los armados”, como ella llama a los integrantes de cárteles dedicados a la extorsión, comenzaron a interrumpir las jornadas de trabajo a manera de presión para que el dueño de la parcela pagara la cuota exigida.
La situación se volvió insoportable. No solo era la violencia, ver cabezas o cuerpos desmembrados, escuchar balaceras o no salir a la calle.
“Había semanas que sacaba 200 pesos, no me alcanzaba ni para darle de comer a los niños”, comenta a pasos de la frontera con Estados Unidos, mientras su hijo se le cuelga del brazo derecho y su hija le aprieta la cadera con un abrazo.
“¿Si cuento mi historia, va a ayudar para que me den asilo?”, pregunta la madre a la reportera y muestra una carta de residencia y otros documentos que carga para mostrar a las autoridades migratorias.
Sin embargo, las estadísticas no están de su lado. En el año fiscal 2014, el gobierno de Estados Unidos concedió asilo a 467 mexicanos, según un reporte anual del Departamento de Seguridad Interna.
“Las posibilidades de éxito de una solicitud de asilo para mexicanos, son muy bajas. La mayoría de las solicitudes quedarán rechazadas”, señala el delegado del INM en Baja California.
La misma advertencia hacen los integrantes de asociaciones civiles dedicadas a la atención de migrantes. Para cada solicitud de refugio, la persona es entrevistada entre cinco y seis horas.
En esa etapa, debe demostrar que se encuentra en un alto grado de riesgo o vulnerabilidad si permanece en el país donde vive.
Las familias mexicanas son recibidas en un albergue temporal en la colonia Castillo, el edificio es propiedad del Desayunador Salesiano y está bajo operación de la Dirección de Atención al Migrante del Ayuntamiento, explicó su titular, Rosario Lozada.
Al miércoles 8 de junio, ahí permanecen 91 personas. Mientras que en la Casa del Migrante, la cual por primera ocasión recibe a mujeres y menores de edad, se encuentran otras 42 personas.
Albergues al tope
El padre Patrick Murphy, director de la Casa del Migrante, expuso que tan solo cuatro albergues en la ciudad han recibido a 500 personas en los últimos días e hizo un llamado a los tres niveles de gobierno a trabajar en un plan de atención a largo plazo.
A la Casa del Migrante han llegado personas de Cuba, Ucrania, Ghana, Haití y Etiopía. “Algunos cruzaron hasta 13 países para llegar a México”, detalla el sacerdote.
Mientras que algunas estancias temporales como el Centro Madre Assunta han llegado a alojar cuatro veces más personas de las que usualmente reciben. De 30 mujeres y niños, han tenido hasta 130. En este lugar, llegan las familias extranjeras y algunas mexicanas, explicó la Madre Salomé Limas.
Si bien, a diario el Grupo Beta del INM traslada a un grupo de entre 50 y 100 migrantes de los cuatro albergues para entregarlos a autoridades migratorias estadounidenses, también llegan más grupos cada día.
“El gobierno tiene que dar una respuesta más grande y más clara, ya pasaron las elecciones, es tiempo para actuar”, exigió el padre Murphy.
Y es que hasta el martes 7 de junio, el conjunto de asociaciones civiles que atienden a migrantes, recibieron los apoyos mensuales correspondientes a los primero cinco meses de 2016. Estas aportaciones del gobierno estatal, se entregan por conceptos de 25 mil pesos al mes y por lo menos en la Casa del Migrante, representa un 15 por ciento del gasto operativo total.
Carlos Mora, presidente del Consejo Estatal de Atención al Migrante, atribuyó el retraso de casi medio año, a trámites burocráticos. Además, dijo que el gobierno del Estado pagará los gastos adicionales que los albergues han registrado por el aumento de migrantes.
De igual forma, señaló que permanecerá en comunicación con los Consejos de Atención en el Migrante del país para advertirles de la situación y trazar planes de difusión en los estados del sur de México sobre las pocas posibilidades de recibir asilo en Estados Unidos.
Para el doctor Meneses, el gobierno mexicano debe trabajar en una una política de apoyo a las instituciones sociales que los atienden.
“El gran problema de México, sobre todo en Tijuana, es que ha delegado la acogida de migrantes a las ONGs o asociaciones pertenecientes a la Iglesia. Llevamos décadas así, se ha dejado a la improvisación”.
La situación puede tornarse más grave si Estados Unidos modifica sus políticas migratorias o reduce el número de personas que admite en asilo. “Esto es inédito para ellos, debemos estar pendientes de cómo reacciona Estados Unidos”, concluye el académico.