Hablar de Luis H. Álvarez cuando se ha dicho todo me resulta tarea difícil. Así que pretenderé dar un enfoque algo diferente para describir una persona que significó mucho para el Partido Acción Nacional y México.
A las nuevas generaciones les será complicado saber quién fue y qué representó. No soy de los que tienen muchas anécdotas para recordarlo pero sí dos de ellas que describen la personalidad y el talante de Don Luis.
La primera anécdota que quiero describir fue en el 2000 previo a la elección de Presidente de la República en la cual resultó ganador Vicente Fox Quesada. En ese entonces la posibilidad de que se presentara la alternancia en el Gobierno era tan factible como impensable.
Nos encontrábamos en una reunión en la sala de conferencias en el antiguo Comité Ejecutivo Nacional del PAN que se ubicaba en la calle de Ángel Urraza en el entonces Distrito Federal. En esa junta de trabajo se analizaban las encuestas, los números por primera vez empezaban a favorecer al candidato Fox. En mi novatez expresé que como en Baja California años atrás con Ernesto Ruffo Appel se debería empezar a preparar la defensa del voto. Presumí el primer triunfo de la oposición para gobernador como algo único. Cuando Don Luis tomó la palabra, entre otras cosas se dirigió hacia mí señalando que en Baja California por primera ocasión el voto se había respetado pero que antes en otros estados ya se había ganado, lo que hizo el PRI-Gobierno fue respetar ahora sí la voluntad ciudadana.
Al descifrar sus palabras me di cuenta del mensaje: para que se respetara el voto como en mi estado natal tuvieron que pasar un sinfín de acontecimientos en todo el país, desde muertes, huelgas de hambre, gente en prisión, amenazas, y demás.
Si en la actualidad vivimos en un país democrático con todo y sus imperfecciones es gracias a personas como Don Luis quien junto con su esposa arriesgaron la vida y apostaron todo por una sola cosa que valoramos muy poco: gozar de plenas libertades. Hoy expresamos lo que pensamos y sentimos sin mayor problema pero hace algunas décadas decir en lo que se creía era sujeto de cárcel, por decir lo menos.
La segunda anécdota tiene que ver con el partido que prácticamente fundó y del cual es un ícono: el PAN.
Don Luis H. Álvarez dio prácticamente su última batalla interna en la elección para dirigente nacional del PAN hace 2 años, ahí apoyó a Ernesto Cordero quien compitió ante Gustavo Madero. Todavía recuerdo el registro de Cordero en las nuevas instalaciones del CEN del PAN. Para llegar todos juntos nos reunimos en un Sanborns que se ubica a dos calles del lugar. Fue impresionante ver el enorme cariño que se le tenía al grado que en el recorrido a pie hacia el CEN Don Luis entonaba el himno panista con enorme júbilo.
Don Luis, ya no tenía la fuerza para luchar por un partido diferente al que fundó o más bien dicho por un partido que regresara a sus orígenes: honesto, libre, integrado por mujeres y hombres con vocación de servicio.
Desafortunadamente en sus últimos años vio a un partido fracturado, donde sus dirigentes están más preocupados en su futuro inmediato que en defender sus ideales. Un partido donde la corrupción penetró como la humedad en todos sus niveles. Un partido de “línea” donde importa muy poco lo que sus militantes opinen. Un partido de cuotas y cuates.
Se ha ido Don Luis H. Álvarez, el referente más relevante del PAN. Su paciencia, honestidad e inteligencia son valores que mucho le honraríamos si los aplicáramos a diario.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal así como como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro