Los Donez
Me considero feminista a ultranza. Siempre he pensado que las mujeres son seres humanos más capaces, más trabajadoras, más honradas y, por supuesto, más sensibles. En la Trinidad que implica la personalidad del Presidente Don John Fitzgerald Kennedy, voy a terminar esta entrega tratando de comentar exclusivamente al hombre enamorado, considerando que en las dos previas definiciones hablé del hombre en su formación y del hombre en la política.
De la casi media docena de biografías que he leído de él –y de ella– una me marcó, porque siendo prácticamente una sátira, describe plenamente la cotidianidad e inicio del verdadero amor que se tuvieron en vida, la pareja más emblemática del siglo XX; John y Jackie o Jackie y John, no importa el orden, porque francamente no me gusta la expresión “detrás de cada gran hombre, existe una gran mujer”, prefiero pensar que para ser un gran hombre, se necesita tener una gran mujer.
Con una presencia cautivadora, el entonces congresista en plena campaña para buscar un espacio en el Senado conoce a la que sería su esposa en el año de 1952, una versión indica que fueron presentados durante la cena, la otra, la de mi libro, relata que ella lo buscó con el pretexto de una entrevista, porque se sentía muy atraída por él. La verdad, me gusta pensar que fue amor a primera vista.
Concluida la campaña, el 12 de septiembre de 1953 contraerían matrimonio en una espléndida ceremonia llena de glamour, iniciando la versión norteamericana de Camelot, llevando su felicidad a las playas de Acapulco, donde pasaron su luna de miel. Durante los poco más de 10 años que duraría la unión, se convirtieron en la pareja más emblemática y poderosa del mundo, en la primera etapa Don John ascendió meteóricamente en el Senado hasta convertirse en Presidente en enero del 61, sufriendo infinidad de dolencias físicas y gozando seguramente, igualmente un incontable número de relaciones extra maritales. La proyección del mandatario como esposo galán y la postura de entregado Padre, tampoco estuvo exenta de dolor al perder a su primera bebé, Arabella, al nacer muerta, al igual que su cuarto hijo, Patrick, que perecería a los días de nacido, sobreviviendo la segunda, Caroline –a punto de cumplir 60 años– y el finado John Jr., que desaparecería en un accidente aéreo con menos de 40 años.
Don John Fitzgerald Kennedy fue asesinado por la sinrazón a las 12:30 horas del 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, dejando una estela inigualable de liderazgo a perpetuidad y a un pueblo envuelto en el luto.
Para concluir sólo me resta señalar que juntó con la Madre Teresa de Calcuta y el Dr. Martín Luther King Jr., según encuesta de Gallup, JKF encabeza la lista de las personas más admiradas del siglo XX a nivel universal.
Hasta siempre, buen fin.
Carlos Mora Álvarez, es orgullosamente tijuanense. Ha sido servidor público y dirigente empresarial. Actualmente es Presidente Ejecutivo del Consejo Estatal de Atención al Migrante. Comentarios y sugerencias: carlos.mora.alvarez@gmail.com