Gobernar bien no se reduce a hacer que la ley se cumpla. En el proceso de edificación legislativa se debe procurar aceptación de las partes afectadas por el ordenamiento, y en el proceso de implementación, operación política, sobre todo si estamos hablando del sindicato más grande de América latina. No es una labor sencilla, pero sí necesaria para que el país marche en paz y ordenadamente. No puede estar gobernando bien, aquel al que una parte de su pueblo se le levanta. ¿Acaso estamos gobernados por ineptos que no entienden esa parte elemental de la gobernanza? ¿Son descuidados? ¿Torpes? El negro fin de semana en Nochixtlán amerita una explicación:
La CNTE surgió en 1979 con el prestigio de constituirse en una alternativa valiente al sindicalismo semicharro que representaba Carlos Jongitud Barrios. Desde el principio la movilización fue lo suyo. En 1988, Salinas requería legitimarse y qué mejor que hacerlo defenestrando a quienes pesaba sobre ellos la sospecha de haber apoyado, a Cuauhtémoc Cárdenas, por eso la Quina fue a la cárcel y Jongitud, calladito y en orden, a su casa.
Tales medidas se nos presentaron a los mexicanos y a la CNTE misma, como producto de la democratización del régimen, en realidad Salinas estaba matando varios pájaros de un tiro. Por un lado cobraba venganza, por otro, tomaba poderoso aliento más allá de su sexenio, pero lo más importante, desmontaba, como indica el manual de operación de los gobiernos neoliberales, la influencia de los sindicatos más poderosos del país.
Para tales efectos contaban con los Iscariotes de siempre. En el caso del sindicato petrolero, atinó por completo en la selección del sustituto, pues Romero Deschamps, con tal de mantener sus enormes privilegios personales ha reducido al máximo las prestaciones laborales de sus agremiados. Sin embargo, a representar a los maestros, llegó un personaje con más aristas y peculiaridades de las que Salinas podía imaginar, un personaje ambicioso, temerario y harto eficaz en la operación política: Elba Esther Gordillo.
La maestra le abrió las puertas institucionales a las distintas posiciones políticas e ideológicas que conviven en el sindicato nacional de trabajadores de la educación; para no tener intermediarios con el poder, des-afilió a su poderoso sindicato de la federación de sindicatos al servicio del estado; tendió puentes secretos a la CNTE para darle sin chistar la toma de nota en sus secciones, y la acotó a ciertos estados, en los que facilitó el acuerdo de sus disidentes con los gobiernos, sacándolos del escenario nacional y poniéndolos a negociar pesos y centavos con los gobernadores; también utilizó a la CNTE presentándola ante el gobierno federal como espantosa quimera. Los locos o ella; se reconfiguró en una democratizadora con su incorporación al influyente grupo San Ángel, del que formaban parte personalidades prestigiosas del ámbito político e intelectual mexicano, quienes desde distintas trincheras políticas, buscaban la democratización del país, entre ellas personajes clave en el desarrollo de los acontecimientos políticos que han dominado la agenda política nacional en el último cuarto de siglo, como Jorge Castañeda, Vicente Fox, Santiago Creel, Enrique Gonzales Pedrero, Ortiz Pinchetti, Clara Jusidman, Manuel Camacho, Agustín Basave, Lorenzo Meyer, Carlos Fuentes, Monsiváis, Don Samuel Ruiz. Por eso cuando el PRI perdió el poder ella estaba más que preparada para aumentar el suyo.
De cómo aumentó ese poder; de las razones de su infortunio; de quién llenó el vacío que generó su ausencia; de las consecuencias que estamos pagando a partir de esta cadena de sucesos; del porqué de Nochixtlán; de lo que nos puede deparar en el futuro, escribiré en la segunda parte de esta saga.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com
