Al interior del Partido Acción Nacional en Tijuana saben que la “adhesión” de Gregorio Barreto Gaspar, hijo del fallecido Gregorio “Goyo” Barreto, al candidato del PAN Carlos Torres en el Distrito 13, donde por cierto el finado priista fue diputado local, no representa más que un hecho simbólico.
Es más, Barreto júnior ya había levantado la mano a Alejandro Monraz en 2013, es decir, no es novedad. Pero sí, que los panistas acepten a sus espaldas que la suma del ex transportista no les suma votos ni recursos, “el puro hecho de confundir”, confiesa un operador del partido.
Mediante un comunicado enviado el miércoles 11 de mayo, el comité de campaña del PAN presumió la incorporación, tanto a la campaña de Torres como a la de Juan Manuel Gastélum a la alcaldía.
Barreto, secuestrado y mutilado por el crimen organizado en 2008, empresario transportista –entonces dueño de Grupo Calfia– con la bandera del PRI, fue delegado municipal de La Presa y diputado del Congreso Local. Murió de complicaciones cardiacas en 2012.
En el documento enviado a la prensa local, se califica a “Goyo” Barreto como un “personaje legendario” para la ciudad, y se agrega, que si “el joven veinteañero” decidió sumarse a la contienda blanquiazul se debe a que entre Carlos Torres y el fallecido político “existen varias coincidencias, como la sencillez y la vocación por el trabajo”.
La estrategia mediática de los panistas sale a relucir cuando queda de manifiesto que Barreto Gaspar no tiene ningún peso dentro de la agrupación “de las calafias”, cuya dirección actualmente es compartida por Rigoberto Barreto –hermano de Goyo– y el heredero de la franquicia, Arturo “El Napo” Aguirre, candidato del PRI en el mismo Distrito Electoral, el de mayor población y uno de los más pobres de Baja California.