De los cientos de personas que arribaron en días recientes a Tijuana en calidad de refugiados, buscando asilo político en Estados Unidos, menos de una veintena permanecen en el cruce peatonal, la mayoría de ellos habiendo sido trasladados a albergues para migrantes en la ciudad.
Los pocos que quedan, provenientes de Guerrero, comentaron a ZETA estar huyendo de la violencia de su entidad natal y no haber tenido acercamiento por autoridades estadounidenses ni mexicanas, siendo que el apoyo obtenido en cuanto a alimentación y vestimenta la han proporcionado particulares, ya sea a nombre propio o en representación de organizaciones no gubernamentales.
Alberta Loyola, quien lleva junto a sus hijos, tres días en este cruce, mencionó a ZETA que autoridades migratorias de Estados Unidos se limitaron a anotar en una lista a los solicitantes de asilo, asegurándoles que serían llamados para estudiar cada uno de sus casos.
Ante el temor de que pudieran ser llamados en cualquier momento, declinaron la comodidad del albergue.
Flor, también de Guerrero y acompañada de su familia, llegó a Tijuana hace cuatro días, también comentó que las autoridades no se han prestado al dialogo.
Declaró que ella viajó únicamente con su familia y que no les ha faltado para comer durante su estancia, gracias a la caridad. Emigró de su pueblo natal debido a amenazas de muerte contra su esposo.
Congregándose en este punto no solo refugiados mexicanos, sino de diferentes nacionalidades del mismo continente americano y de África, todos huyendo de la violencia, la situación jurídica de estos aun está por determinarse.