El 31 de marzo, Martín Salvador Flores Rivas, de 26 años de edad, ingresó al área de Urgencias del Hospital Salvatierra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por un supuesto cuadro infeccioso grave. Desde un inicio se sospechó de la picadura de una araña.
Su madre, Sandra Rivas, recordó que en ningún momento los médicos tomaron en cuenta la posibilidad de un piquete ponzoñoso, aunque se lo hicieron saber al personal.
“Dijo que le dolía mucho el abdomen, ya se le habían hecho estudios, ultrasonidos, al parecer era apéndice, nomás que en las asentaderas tenía una roncha, entonces cuando yo llegué al IMSS le dije a la doctora, ‘mi hijo trae un piquete de animal en la pompi’”.
Conforme Martín era atendido en el hospital, su estado de salud se fue agravando. Los médicos atendieron cada uno de los síntomas, sin embargo, la roncha en un glúteo confundió a los profesionistas que lo trataron como un absceso, incluso “lo tuvieron que operar de apendicitis, y pues lo metieron al quirófano, nosotros tuvimos que esperar a que saliera”, aseguró la madre.
Después de la operación el paciente “fue evolucionando pero no tan favorablemente, al principio decía que se sentía mejor, pero al cuarto día de que ya estaba hospitalizado empezó a decir que tenía mucho dolor y empezó a aumentar el dolor y la fiebre siempre estuvo presente”, comentó Lizbeth Aguirre Miranda, novia de Martín.
Toda la familia creyó en los doctores, pero el absceso empeoró hasta necrosar.
Peor aún, el 5 de abril el joven tuvo que soportar el maltrato de un doctor de nombre Jaime Jáuregui Ávila.
“Esa misma noche es cuando llega el doctor Jáuregui agresivo, grosero, soberbio, y le hace ese procedimiento cuando le quiere meter la sonda, que le revienta los puntos, que le mete la mano en la herida en vivo sin anestesia en la cama y lo mete al quirófano”, señaló un familiar de la víctima.
A la semana “Martín estaba en calidad de muy grave y en terapia intensiva, porque tenía una falla multi orgánica, y apenas en ese momento nos empezaron a cuestionar de nuevo sobre la picadura de araña, a dónde habíamos ido, qué había pasado. Martín ingresó el primero (de abril), fue el día de su cirugía hasta el 7 que fue la segunda cirugía volvieron a tomar en cuenta el punto de la picadura de araña”, aseguró su pareja.
Según la madre del muchacho, hasta esa fecha al fin “iban a ponerle el antídoto, iban a tratar de cubrir los daños que estaba provocando el veneno de la araña, le hicieron muchas cosas, le hicieron diálisis, le pusieron marcapasos, le estaban cuidando el hígado, pero pues el daño ya era evidente en su cuerpo. Si me hubieran dicho ‘hay antídoto en el serpentario’, lo compramos, somos muchas hermanas, mi hijo tiene a su papá, el dinero es lo de menos”.
En el acta de defunción realizada por la doctora Elba Margarita Sánchez Guzmán, se declaró que Martín falleció por “Síndrome por Choque Tóxico por Veneno de Araña”, según el Certificado de Defunción realizado en el IMSS -con número 160031025- el 10 de abril de 2016, declarando la muerte a las 3:25 am.
Héctor Romero, coordinador de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social, defendió a la institución: “En el caso que nos comentan desgraciadamente llegó cinco días después de la agresión, entonces en ese momento se puede confundir con muchas patologías, aquí lo que tiene valor es la aplicación del anti-veneno, que en este caso ya no tiene ningún efecto”.
El experto y director del serpentario de La Paz, Víctor Velázquez, afirmó que conforme a los síntomas, “los primeros efector fuertes se sienten a las 72 horas de la mordedura de la araña”.
Martín Salvador estuvo en unas cabañas en Todos Santos el 28 de marzo, y según el expediente clínico fue ingresado al IMSS a las 9:30 am del 31 de marzo, por un supuesto cuadro de “apendicitis complicada”.
Por la zona en que se encuentra Baja California Sur, “no es necesario, es obligatorio tener un antídoto, estamos en un lugar con ocho especies de cascabel, con dos especies de las arañas más venenosas del mundo, no de México, sino del mundo. Con mayor razón en los hospitales”, subrayó el especialista, para concluir que según registros, “aproximadamente hace dos años falleció una niña en Los Planes. En Guerrero Negro se determinó otro niño, él sí fue diagnosticado con picadura de araña café y también falleció, no estamos ni a mitad de año y ya tenemos un adulto, desgraciadamente también falleció”, sin que en el IMSS se diera cuenta en tiempo y forma.