Todavía no cumplía 25 años. Trabajaba como recepcionista allá por el 95. Siempre estaba sonriente. De grandes labios retocados infaltablemente de rojo carmesí. Resaltaban sobre su blanca piel y destacaban la dentadura. Naricilla achatada, ojos negros y largo pelo negro siempre alisado. Lamentablemente su cutis no le ayudaba mucho. Vestía modestamente. Prefería pantalón livais y blusas escotadas, entalladas y más de las veces negras. Deseaba ser edecán, modelo o artista. Quería viajar por todo el mundo y darse la gran vida. ¿Casarse? “N’ombre, hasta los 35, para ‘sentar cabeza’ después de gozar la vida”. Tan no quería estar atada que trabajó como recepcionista poco tiempo. El día menos pensado avisó y dejó su tarea. Luego me llegaron informes desagradables. Se decidió a seguir como la “Aventurera” en la canción de Agustín Lara, vendiendo caro su amor.
El viernes primero de este marzo por la tarde me conmovió leer un boletín. El 41/2002 de la Procuraduría General de Justicia. Fue ahorcada. Presumiblemente la mató Víctor Uriel Pérez de 22 años. Esta fatalidad principió el 7 de febrero. Ella recibió una llamada a su celular. El joven la citó en el cuarto número 19 del motel Luna Park. Víctor debió leer uno de esos tantos anuncios en el periódico. Se decidió seguramente por el más atractivo ofreciendo masajes “con chicas de servicio completo”. Me imagino a la joven tocando la puerta en el motel. El hombre abrió y ella le saludó con una sonrisa. Naturalmente, no se conocían. Pero tenía soltura. Era tratable, de sangre liviana. Entonces “romper el hielo” no se le dificultaba. Además, con varios años en tal quehacer debía saber cómo iniciar el trato.
Según las investigaciones, ella empezó por masajear a Víctor. No lo practicaba cuando era recepcionista. O recibió un curso de frotamiento o simplemente era pretexto para llegar a la relación sexual. En este caso es infantil no pensar tres cosas: 1.- Los anuncios en periódicos ofreciendo masaje son una pantalla para terminar en hechos íntimos. 2.- Una persona que solicita masajista a domicilio u hotel, en la mayoría de las ocasiones busca llegar al acto carnal y 3.- Una mujer que se anuncia como masajista y acude a una solicitud, sabe perfectamente lo que le espera.
Total, en el caso de Víctor en el motel Luna Park y según las investigaciones, del masaje pasaron a la relación sexual. La dama cobró 120 dólares. Víctor solamente pagó 80. Me imagino que al joven le dieron la tarifa menor por teléfono y él pensó que con tal cantidad cubría “todo el servicio”. Pero la suma se elevó cuando no solamente fue masaje. La mujer se enojó y trató de cachetearlo. Encorajinado, Víctor reviró golpeándola hasta derrumbarla. Se montó sobre su pecho, llevó las manos al cuello y empezó a estrangularla. No sirvió. De la defensa a la mujer. Del esfuerzo pasó a la histeria. Por la naturaleza de su quehacer debo pensar que nunca se imaginó eso. Menos la muerte.
Por lo menos seis años antes ZETA presentó un reportaje. Visitando uno y comprobándolo, verificó cómo la mayoría de los salones de masaje en Tijuana son lugares de prostitución. Con fachadas engañosas y anuncios en los periódicos cambiaron la tradicional imagen del burdel o las llamadas “casas de cita”. La publicación de ZETA provocó urticaria y generó una denuncia penal. Los hechos verificados y escritos personalmente por dos reporteros no pudieron ser derrumbados. El juzgador desechó la acusación.
Las casas de masaje se han convertido públicamente en base de la prostitución. Los anuncios ni siquiera son sutiles ni disfrazados. En la primera plana del Aviso Clasificado de El Mexicano aparece: “Masagges (sin jota) al natural. Aplicados por hermosas y sensuales mujeres y hombres musculosos dispuestos a complacer todas tus fantasías”. Otro más: “Masagges angelicales. Angelitas traviesas de 18 años”. Se llega al descaro: “Soy una chica muy ardiente. Ven y gózame a tu antojo. Solos tú y yo dentro de un jacuzzi para satisfacer todos tus caprichos”. También: “Llámame y conóceme. Niña guapa de 18 años dispuesta a todo. No te arrepentirás”.
Consulté a un experto abogado. Explicó que al publicar esos anuncios El Mexicano promueve los delitos de lenocinio y apología de un delito. “Tiene por lo menos una clara responsabilidad social e indirecta penal”. Detalló tres fracciones del Código Penal de Baja California. Artículo 266. Título IV. Delitos contra la Moral y las Buenas Costumbres: “I. Toda persona que habitual o accidentalmente explote el cuerpo de otra por medio del comercio carnal, se mantenga de este comercio u obtenga de él un lucro cualquiera; II. Al que induzca o solicite a una persona para que con otra comercie sexualmente con su cuerpo o le facilite los medios para que se entregue a la prostitución; y III. Al que regentee, administre o sostenga directa o indirectamente prostíbulos, casas de cita o lugares de concurrencia expresamente dedicados a explotar la prostitución y obtenga cualquier beneficio con sus productos”.
El segundo ilícito al que se vinculan periódicos como El Mexicano publicando anuncios ofreciendo “masagges”, es de una manera indirecta. Lo establece el artículo 249 y se denomina Provocación de un Delito y Apología de éste o de algún vicio: “Al que provoque públicamente a cometer un delito o haga apología de éste o de algún vicio, se le aplicará prisión de tres meses a dos años y hasta cincuenta días multa, si el delito no se ejecutare. En caso contrario, se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito cometido”.
Alguna ocasión un masajista profesional me comentó cómo con estos anuncios se había desviado el sano propósito de su trabajo. Contó que en varias ocasiones recibió llamadas provocativas o de plano directas solicitando servicios sexuales. Por eso se dedica exclusivamente a una clientela muy selecta en algunos clubes respetables y familiares donde se practica deporte.
Ahora hasta los anuncios de los cines son atrevidos. Las películas más. Algunas veces nos han reprochado la publicidad sobre videos. Pero en esos casos los anunciantes no están ofreciendo el comercio carnal. ZETA decidió desde hace años no aceptar la publicidad de masajes al descubrirse el propósito. Ahora tuvieron como resultado el crimen.
Tomado de la colección Dobleplana de Jesús Blancornelas, publicado el 6 de marzo de 2002.