Carlos Ibarra, asesinado esta semana en un restaurante en la zona este de Tijuana, fue identificado como un integrante del Cártel Arellano capturado por la DEA y relacionado con la operación de un narcotúnel, que había regresado a Tijuana desde el año 2011. La PGJE no tiene avances en la investigación de su asesinato
Cuando lo asesinaron, Carlos Ibarra Castellanos estaba en el interior de la birriería y lonchería Doña Cuca ubicada en el número 20638 de plaza la Riviera en el bulevar Cucapah del fraccionamiento Buenos Aires Sur de Tijuana.
El homicida dio en el blanco tres veces, una de las balas atravesó certeramente el cuello de la víctima, quien se convirtió en la muerte violenta número 255 del año, la 51 del mes de abril.
Su ejecución hubiera pasado desapercibida en medio de la ola sangrienta que afecta a Tijuana, de no ser por dos aspectos: uno, que el cadáver fue identificado como un integrante del viejo Cártel Arellano Félix; dos, que fue acribillado después de un “extraño” período de calma, con apenas 3 asesinatos en una semana, cuando se estaban promediando de 13 a 16 cadáveres cada siete días.
El ataque en el que acabaron con la vida de Ibarra Castellano se reportó al C4 a las 12:11 horas del miércoles 27 de abril, se informó de los balazos y la existencia de dos víctimas en el interior del restaurante. A la llegada, los grupos de auxilio declararon a Ibarra muerto en el lugar, con heridas en el cuello, la cabeza y la cara, fue identificado en la escena por quien manifestó ser su pareja, Hortensia “N”. Al herido (en un brazo) lo identificaron como
Gilberto Orozco Rodríguez.
Minutos después las corporaciones informaron que la víctima acribillada era miembro del viejo CAF “ligado a los narcotúneles”, para corroborar ZETA preguntó a autoridades en Estados Unidos y confirmaron la coincidencia de datos.
En abril del año 2003 Carlos Ibarra Castellanos estaba en compañía de Juan Salas Burgos, en el interior del estacionamiento Seven Dollar Parking Lot, dentro de una camioneta estacionada aproximadamente a 4 metros de la franja fronteriza en San Ysidro, ambos fumaban mariguana cuando fueron sorprendidos por un operativo conjunto realizado por elementos de la DEA (Fuerza Antidrogas de Estado Unidos, por sus siglas en inglés) y el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos).
Los agentes sabían lo que buscaban. En la camioneta de carga y localizaron un fondo falso que contenía poco más de una tonelada de mariguana, y al mover el camión encontraron la salida de un túnel el cual iniciaba del lado mexicano en un a casa localizada en la Colonia Federal de Tijuana.
En aquel momento las autoridades estadounidenses informaron que el pasadizo subterráneo era usado por los traficantes del Cártel Arellano Félix (CAF) para cruzar droga, pero a la cabeza de este grupo criminal mencionaron a Ismael “El Mayo” Zambada.
Fue en julio de 2004 cuando la corte de California declaró culpable a Ibarra y lo sentenciaron a 10 años de prisión, que se cumplían en 2013, sin embargo, los documentos de los juzgados indican que obtuvo su libertad de manera anticipada el 19 de diciembre del año 2011.
Después, el nombre de este sujeto salió a relucir en la prensa de nuevo en mayo de 2012 –ya liberado– cuando algunos medios de comunicación retomaron los reportes de alertas y Hot Line abierto por la DEA contra el integrante del CAF; en él referían que María de la Luz Burgos Escárcega, primera esposa de Ibarra Castellanos, estaba en la página de la Fuerza Antidrogas estadounidense, como uno de “los más buscados” por su participación en el tráfico de enervantes.
Antes, en el año 2008 el nombre de esta mujer quedó en los registros policiacos porque siendo residente del fraccionamiento Altabrisa, participó en un choque, en el incidente ella manejaba un auto a nombre de José Carlos Uriarte Burgos.
Al momento de su asesinato, Ibarra tenía registradas cuatro residencias, una en Loma Dorada, otra en el fraccionamiento Guaycura, una más en la colonia Buena Vista y otra en el fraccionamiento Buenos Aires, donde fue abatido. Además de la posesión de 11 camionetas, cuatro hechas 1997, dos puestas a la venta en el año 2003, y cinco más, de los años 1990, 1993, 1994, 2002 y 2004. Y Hortensia “N”, la mujer que identificó su cuerpo, era su contacto de emergencia.
Tras su regreso a Tijuana, el único incidente de Carlos Ibarra con la autoridad había sido por manejar en estado de ebriedad.
Consultada la PGE informó no tener avances respecto a este expediente.
Los otros muertos
En contraste con la tercera semana de abril que registró 16 asesinatos violentos, del jueves 21 de abril al día 28, se contabilizaron 8. Dos se cometieron el viernes 22; sábado, domingo y lunes nada; uno homicidio el martes, Ibarra el miércoles, otros dos por la noche del mismo 27 de abril, y dos el jueves.
Con esto, el número de ejecuciones en Tijuana durante 2016 llegó a 259, de las cuales 55 se cometieron entre el 1 y el 28 de abril.