Durante su discurso de aceptación del Premio Cervantes 2015, leído el 23 de abril de 2016 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, en Madrid, Fernando del Paso fue contundente al alzar su voz desde la tribuna del “Nobel español” contra la cruenta realidad que vive México.
Para empezar, el autor de “José Trigo”, “Palinuro de México” y “Noticias del imperio”, evocó su discurso que leyó al recibir el Premio Excelencia Literaria que le concedió la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) de 2015, disertación que elaboró a manera de carta dirigida a su amigo José Emilio Pacheco, donde lamentó la trágica realidad del país:
“En marzo del año pasado, cuando tuve el honor de recibir en la ciudad mexicana de Mérida el Premio ‘José Emilio Pacheco’ a la Excelencia Literaria, hice un discurso que causó cierto revuelo. Sé muy bien que esas palabras despertaron una gran expectativa en lo que se refiere a las palabras que hoy pronuncio en España. Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo”, inició así su disertación Fernando del Paso.
El punto álgido de su discurso llegó cuando denunció “el principio de un Estado totalitario” al referirse a la recién aprobada “Ley Atenco” en el Estado de México, promovida por el gobernador priista Eruviel Ávila, entidad y partido político de donde emanó el Presidente Enrique Peña Nieto, cuya ley local faculta a las policías a disparar cuando consideren “ilegal” alguna manifestación o protesta:
“Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho este foro internacional para denunciar a los cuatro vientos la aprobación en el Estado de México de la bautizada como ‘Ley Atenco’, una ley opresora que habilita a la Policía a apresar e incluso a disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida y los bienes, tanto públicos como de las personas. Subrayo: es a criterio de la autoridad, no necesariamente presente, que se permite tal medida extrema”.
Lapidó Del Paso: “Esto pareciera tan solo el principio de un Estado totalitario que no podemos permitir. No denunciarlo, eso sí que me daría aún más vergüenza”.