En cátedra ante 2 mil universitarios en Guadalajara, la codirectora de ZETA habló de los riesgos que existen para los periodistas de investigación en un México dominado por la guerra de las drogas. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto 21 comunicadores han sido ejecutados y se han registrado más de mil agresiones a periodistas y medios
Los periodistas mexicanos ejercen su labor entre dos fuegos: la violencia de la amenaza y ataque del narcotráfico, por un lado; la indiferencia y la presión por parte del Gobierno de la República, por el otro.
Así lo expresó Adela Navarro Bello, codirectora de Semanario ZETA, al participar en la Cátedra Elena Poniatowska, organizada por la Universidad de Guadalajara, en el marco del Noveno Congreso Estatal de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).
En su ponencia titulada “El Silencio en el Caos”, la periodista galardonada internacionalmente afirmó que, en México, en estos momentos, “el periodismo de investigación está en peligro. Su ejercicio está bajo amenaza, es objeto de hostigamiento, persecución, atentados, muerte”.
Ante aproximadamente unos 2 mil estudiantes que fungen como delegados o representantes de aproximadamente 260 mil de sus compañeros de la universidad pública en Jalisco, la experimentada editora en jefe de ZETA recordó que en la administración de Enrique Peña Nieto han sido asesinados 21 periodistas, el último de ellos en Veracruz.
“Existen compañeros que son censurados, otros que son llevados a partir de presiones, de violencia institucional, a la autocensura. Al silencio en el caos”, dijo Navarro Bello, al tiempo que aseveró que el país vive una de las peores épocas en materia de inseguridad y violencia.
LAS CRUCES DE ZETA
La periodista reconoció que “de la mano de la corrupción institucional que provee impunidad, los cárteles de las drogas han crecido su poderío, se han diversificado y se han convertido en el crimen verdaderamente organizado”.
Adela Navarro hizo una remembranza de los tragos amargos que, en 36 años de historia, ha vivido el semanario que dirige. Desde amenazas, el secuestro de ejemplares del periódico, atentados armados contra las instalaciones y los periodistas de ZETA, y la muerte de sus maestros y compañeros.
“Hemos sobrevivido a varias muertes. Hemos salvado la vida y defendido el proyecto de libertad de expresión que nos heredó Jesús Blancornelas. Hemos llorado a nuestros muertos. Muchas cruces para un periódico, diría en razón de nuestro 30 aniversario, el maestro y periodista Miguel Ángel Granados Chapa”, señaló la ponente a los jóvenes que la escuchaban con interés.
Así hizo un recuento de los golpes al Semanario y sus trabajadores, unos planeados por criminales, otros dirigidos desde el poder gubernamental: en 1988 fue asesinado el codirector fundador de la publicación, Héctor Félix Miranda “El Gato”; luego, en 1997 el atentado al también codirector Jesús Blancornelas, quien sobrevivió, pero su escolta Luis Valero Elizalde fue victimado. En 2004 también fue ejecutado el editor Francisco Ortiz Franco delante de sus hijos.
En diversas fechas, entrelazadas a los crímenes, hubo de todo. Desde balaceras a la fachada del periódico, el retiro de ediciones completas, crisis económica, auditorías hacendarias, y muy nutridas amenazas.
Por ello, Adela Navarro Bello enfatizó que “el silencio en el caos no es una opción”, porque cuando un periodista es silenciado, la sociedad pierde, y es cuando la liga entre periodistas y ciudadanos debe ser estrecha y sólida. Es cuando se debe “demostrar que ante gobiernos con tintes de autoritarismo, no están solos”.
FORMAS DE SILENCIAR
Además de los 21 periodistas que han sido ejecutados en lo que va del sexenio, en los primeros tres años de administración se documentaron mil 142 agresiones a periodistas y medios de comunicación, según datos de Artículo 19. A final de cuentas suman 94 reporteros asesinados en los últimos 16 años en México.
La expositora abundó sobre los dos frentes de los que proviene la amenaza permanente contra la libre expresión: el narcotráfico y el gobierno. “Si el primero tiene como objetivo silenciar para mantener la impunidad, el segundo censura, presiona, para desinformar”, señaló.
“Los mecanismos de presión del gobierno contra los periodistas de investigación son tan variados como efectivos. Resistirlos requiere más que voluntad, inteligencia, solidaridad gremial y apoyo social. Un medio no sobrevive sin el apoyo de una sociedad ávida de información”, puntualizó Navarro Bello.
Dentro del amplio catálogo de formas de presión gubernamentales contra el ejercicio periodístico, Adela mencionó las siguientes: persecución fiscal, indiferencia oficial, negativa a los presupuestos de publicidad, hermetismo informativo, opaca transparencia, bloqueo en el acceso a la información y violencia institucional. Además, ataques digitales, ataques a la vida íntima, difamación, “que hoy en día corresponde al asesinato de la moral periodística, en un intento por acabar con la credibilidad del medio”.
Periodistas como Jesús Blancornelas y Julio Scherer García lo vivieron en carne propia. “Padecieron el espionaje, el ataque físico, la censura, el despido, la difamación, la indiferencia gubernamental, y fueron origen de aquella represora frase de ‘No pago para que me peguen’, que simboliza el autoritarismo y el abuso del presupuesto para intereses personales, por encima del ejercicio del gobierno para el bien común”, subrayó la directora del medio fronterizo.
Adela Navarro dijo a los jóvenes que con cada suceso que hoy pueden palpar en el continuo ataque a la libertad de expresión, pueden confirmar que el oscuro pasado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) no fue una exageración. “Ahora el gobierno de nuevo le apuesta a el silencio en el caos, pero nosotros, los periodistas, no”.